Playa, playa y playa. La orografía tapiega ha hecho de esta costa un muestrario donde cada uno encuentra su costa ideal, que en verano vive su máximo esplendor turístico. Deportes de aventura, piscinas marinas, una típica villa marinera, gastronomía de fresquísimos pescados y mariscos, e incluso rutas de senderismo que no quieren perder de vista la orilla.
Parece que en Tapia, de una forma u otra, todo tiene que ver con el mar. En un concejo que es pura costa, el paisaje da para encontrar playas a la carta, bien sean arenales extensos o calas escondidas entre acantilados de roca escarpada. Sin embargo, más allá del turismo familiar de baño y sombrilla -que aquí se practica intensamente- en la zona se lleva un poco más allá el concepto de turismo activo, permitiendo una tremenda variedad de deportes acuáticos con el surf como exponente máximo. «Las playas de Tapia de Casariego no sólo son bellísimas, sino que al tener diferentes orientaciones, siempre hay olas buenas en algún sitio. Por ejemplo, si sopla viento de Sur, la playa de Tapia está estupenda; si hay Nordés no tanto, pero entonces puedes ir a Peñarronda, o a la parte izquierda de La Paloma, que también es muy frecuentada; Serantes tiene una ola muy potente cuando el mar viene vivo…». Adela Bas se conoce las playas tapiegas al dedillo, no en vano es una de las fundadoras del Gulley Brothers Surf Club. «Y no olvidemos que las playas tienen una arena muy fina, cosa que no tiene estrictamente que ver con el surf, pero lo hace muchísimo más agradable; además de las puestas de sol, que aquí son maravillosas, así que estar surfeando cuando cae la tarde es una sensación mágica».
Tapia es un lugar mítico para los surferos por un doble motivo: geográfico (obviamente) e histórico. Como buen deporte de aventura, los anales del surf se reconstruyen a base de mitos y leyendas, de gestas históricas y hazañas imposibles. Así que -lo esperable en estos casos- el origen de esta práctica en España es objeto de furibundas polémicas en los foros especializados. En Asturias surge el nombre de Félix Cueto como pionero tanto en la práctica como en la fabricación de tablas autóctonas; de él existe una foto sobre las olas de la playa de Salinas, fechada en el año 63. Un poco más tarde llega el surf a Tapia, por una vía completamente diferente: en el verano de 1968 los hermanos Peter y Robert Gulley aparcan aquí su furgoneta. Son australianos -y por tanto, locos del surf- y están de vacaciones. Su idea es recorrer Europa de ola en ola, pero cuando conocen Tapia se enamoran perdidamente de la zona y al final se quedan todo el verano. Los lugareños alucinan con estos extranjeros y sus tablas, pero pronto se hacen amigos y los más deportistas empiezan a asimilar los fundamentos de este nuevo deporte.
El Open Internacional atrae deportistas de alto nivel y el Memorial Peter Gulley es una cita entrañable y muy arraigada.
La relación de los australianos con el concejo se ha mantenido a lo largo de los años. Peter Gulley falleció en el 91, dejando instrucciones para que sus cenizas fueran arrojadas a la playa de Tapia, Robert Gulley tiene hijo y nieto asturianos, y sigue visitando el concejo siempre que puede. En honor a ambos se celebra desde hace ya veintitrés años el Memorial Peter Gulley, una competición que ha ido cambiando de forma, pero nunca ha faltado a su cita en Semana Santa.
El Memorial llegó a ser un Campeonato del Mundo de Longboard. Estos dos últimos años se ha hecho un Abierto Internacional, que aunque no puntúa en el circuito internacional sí atrae a deportistas de alto nivel. El problema es el de siempre: económico. Los patrocinadores reducen presupuestos, y sin la colaboración del Principado de Asturias y el Ayuntamiento de Tapia no se hubieran podido organizar las dos últimas competiciones. Esperando mejores tiempos que permitan retomar el Campeonato Mundial, los esfuerzos se centran en mantener el evento, que este año ha contado con cinco categorías: Open Internacional masculino, sub 21 y sub 14 (ambas en masculino y femenino). De este modo se abren posibilidades para que la gente que está empezando, o no tiene un nivel altísimo, pueda también vivir la experiencia de una competición internacional, además de que es una manera de fomentar el deporte de base. El Memorial es uno de los primeros campeonatos del calendario estatal, y al coincidir con los días festivos de Semana Santa es siempre un éxito de participación y público.
La piscina marina: capricho de arquitectura
Con la cantidad de litoral que hay en la península Ibérica -que para eso es península- sorprende la escasez de piscinas marinas, que aprovechen el potencial del agua salada para el ocio y el turismo. Esa carencia se convierte en virtud en Tapia, que presume de unas peculiares instalaciones que, aunque muy concurridas por los lugareños y veraneantes habituales, no parecen haber llegado a su límite de popularidad. El referente más cercano es San Esteban de Pravia, donde la estructura es de piscina tradicional, con la particularidad de que se nutre de agua salada. Por eso quizá la mayor semejanza en el norte peninsular hay que ir a buscarla a Matosinhos (a un paso de la ciudad portuguesa de Oporto) y sus famosas Piscinas das Marés, que comparten el aprovechamiento de las rocas costeras para dar forma a la zona de baño, a medio camino entre la tierra y el mar abierto.
Mucho más cerca, la piscina tapiega se esconde en los acantilados con cierta timidez, aprovechando las instalaciones de una antigua cetárea, que a su vez sacaba partido de las rocas y salientes naturales. La rehabilitación como piscina, inaugurada en 2010, tenía como premisa el respeto al entorno y optó por una intervención mínima a través de unas sobrias pasarelas de madera, que permiten salvar los desniveles del terreno a la vez que proporcionan una amplia zona de solarium. Es decir, que hay sitio de sobra para extender la toalla y disfrutar de la playa sin la incomodidad de la arena. Un alto muro de hormigón separa la zona de baño y, más que aislar, protege de un Cantábrico que a veces se pone intratable. Así los bañistas pueden hacer honor a su nombre sin ningún peligro, salpicados a veces por la espuma de unas olas casi domesticadas, y con unas mareas que se mantienen a raya gracias a una compuerta que regula el caudal de agua.
La experiencia es por tanto única y recomendable a muchos niveles: para apreciar su planteamiento arquitectónico, o simplemente para disfrutar del mar tranquila y cómodamente, que no es poco. Sea como sea, hay que tener en cuenta un último detalle, nada desdeñable: por increíble que parezca en estos tiempos, la entrada es gratuita.
Ganas de asfalto
El impresionante entorno natural, y relativamente poco explotado, hace que uno desconecte del ritmo urbano hasta el extremo que más le apetezca. Pero de vez en cuando hace falta un poco de civilización: dar un paseo por calles con carácter, sentarse en la mesa de un buen restaurante, aprender los secretos de la historia del lugar. Para ello, Tapia ejerce de capital administrativa y de servicios, aglutinando gran parte (que no toda) de la oferta comercial. De esto saben mucho en ACISET, la Asociación de Comerciantes, Industria y Servicios, donde se enmarca la gran mayoría de negocios locales, aproximadamente cincuenta socios.
Beatriz Núñez es la secretaria de la Asociación, que lleva ya catorce años funcionando y buscando iniciativas para dinamizar la actividad en el concejo: «durante todo el año llevamos a cabo diferentes campañas, como el reciente Sorteo de Primavera, que celebramos siempre coincidiendo con la verbena de San Pedro. Con la compra regalamos papeletas, y el premio consiste en disfrutar de productos o servicios que ofrecen los asociados. Es la actividad con más arraigo de la asociación, junto con el tradicional Sorteo de Navidad». Además de las campañas fijas, siempre se deja un margen para la improvisación, en función de las necesidades puntuales o de ideas que vayan surgiendo entre los asociados. Lo siguiente es una campaña de cartelería bajo el eslogan «¿Por qué es bueno comprar en tu pueblo?» destacando la importancia del comercio de proximidad.
El Museo de Cámaras Fotográficas, en el Instituto Marqués de Casariego, cuenta con más de un centenar de máquinas a modo de pequeño recorrido por la historia de la fotografía.
«Tapia es un pueblo muy turístico, con muy poca población fija, así que necesitamos visibilizar el comercio, nunca sobra recordarle a la gente que estamos aquí», explica Beatriz. Desde ACISET insisten en que Tapia ofrece un comercio de calidad, con todos los valores del trato personal y los buenos productos. Es lo que tiene comprar en un sitio pequeño que, aunque duplica o triplica población en verano, se trata en su mayor parte de veraneantes con segunda residencia.»También hay turistas de paso, por supuesto, pero lo cierto es que para nosotros el verano tiene mucho de reencuentro, de volver a juntarte con gente a la que no has visto en meses. Se genera un ambiente casi familiar, que por supuesto también se nota en el comercio».
Ya sea para comprar o para disfrutar de la hostelería local, el ambiente veraniego invita a pasear y al terraceo. El puerto, además de abastecer la gastronomía típica, ejerce de centro de atracción, con las casas pintorescas típicas de barrio de pescadores; así como el conjunto alrededor de El Parque, como se conoce a la Plaza de la Constitución. En la planta baja de la Casa de Cultura está el Museo de Puerta de Entrada del Parque Histórico de Navia, dedicado a Los Señores de las Casas Palacio. Además de ser un museo temático, sirve de punto de bienvenida e información turística de la comarca. Y, como curiosidad, se puede visitar un pequeño museo de cámaras fotográficas donadas por Everardo Fernández Cadenas. Por último, nada como un pequeño paseo hasta el faro Isla de Tapia para ver el atardecer y, cómo no, disfrutar de las vistas que ofrece el Cantábrico, que ha marcado no sólo la historia y la geografía, sino los ritmos vitales de un concejo que sólo se entiende bajo la influencia de este mar.
Tierra adentro
Con el Camino de Santiago por bandera, el concejo está plagado de rutas de senderismo para todos los públicos. El escaso desnivel del terreno permite que la dificultad venga marcada por la distancia, ya que determinados recorridos pasan de veinte kilómetros si se quieren hacer completos. Rutas como la del Maíz, la Senda Encantada o la de los Lagos de Silva son muy transitadas, aunque probablemente la palma se la lleve la conocida como Senda Costera, que parte del estuario del río Porcía y finaliza en la playa de Penarronda.
En la oficina de turismo de Tapia informan de las posibilidades turísticas y deportivas de la zona, que van por cierto más allá del omnipresente surf y abarcan el fútbol, el karting, el golf, el ciclismo o la hípica, entre otros. Pero si de caminar se trata, nada como preguntarle a alguien con experiencia: El CDB Marqués de Casariego cumple este año su 25 aniversario. «¡Y es para celebrarlo!», exclama Eva María Fernández, la tesorera de la Asociación. «Además, y a pesar de la última crisis, todos los años han sido de crecimiento, siempre hemos tenido más altas que bajas».
El CDB Marqués de Casariego cumple este año su 25 aniversario.
Una forma de ir ampliando esta lista de asociados es prestar atención a los más pequeños. El fin de semana dedicado a actividades infantiles de este año (celebrado en junio en Cabárceno) ha desbordado las previsiones. Las plazas disponibles no sólo se cubrieron, sino que hubo lista de espera. «Y tampoco es que hagamos una publicidad especial, pero el boca a boca funciona. Tenemos multiaventura, canoas, rafting… Los niños se lo pasan bien y lo cuentan», explica Eva. Otra de las actividades que triunfa entre los niños (y los mayores) son las Jornadas Micológicas de otoño. «Hacemos una salida para buscar setas, donde los niños disfrutan mucho. Y luego vamos todos juntos a limpiar lo que hemos encontrado, así que la experiencia es completa». Además de un concurso de dibujo para los más pequeños, las Jornadas incluyen salidas a la naturaleza, charlas, degustaciones, magosto, y una cena micológica en un restaurante de Tapia.
Como no hay cosa mejor que preguntarle a quien sabe, Eva Ferrnández no duda mucho a la hora de recomendar una ruta por el concejo: «La ruta por excelencia es la de la costa, pero yo recomendaría hacerla por los senderos de pescadores. Nosotros este año organizamos el III Encuentro senderista de grupos astur-galaicos, y para ello escogimos ese recorrido. Salimos desde la Roda hasta Pico Faro, que es donde tenemos nuestro belén de cumbres, bajamos hasta Porcía y de ahí a Tapia. Es un camino precioso, muy sencillo, y con la ventaja de que hay una pista que se puede hacer en coche muy cerca de la ruta; así que el que no quiera hacerla entera (son 21 kilómetros) puede quedarse con un tramo. Esa zona es una maravilla, y aún es relativamente desconocida».