Va a ser un día especial para ellos y no solo por darse el sí quiero. El último domingo de julio, la treviense Ana Belén Ardura y el portugués João Pedro da Silva se casarán por el rito vaqueiro ante toda Asturias. Su hijo de cinco años, Carlos da Silva Ardura, será el encargado de llevar las arras.
Ana Belén reconoce que casarse por este rito siempre fue un sueño para ella. Cuando era pequeña acudía a La Vaqueirada y se imaginaba a ella misma siendo la protagonista de ese día.
-¿Por qué decidisteis casaros de esta manera?
-Siempre me gustó. Hasta los diez años acudí a la fiesta y siempre me despertó curiosidad. Mi pareja es de Portugal y le gusta todo lo que tiene que ver con Asturias, lo queríamos haber hecho hace dos o tres años pero estábamos un poco indecisos, él más que yo, pero al final cedió porque a mí me hacía ilusión. Las bodas tradicionales de casarte de blanco en la iglesia, con todo lo que esto supone no me gustan nada. Siempre dije que era de pueblo, de prao, soy humilde y no busco grandes cosas. Este año tenían otras dos parejas pero nos eligieron a nosotros porque yo era la única que tenía descendencia vaqueira.
-¿Cuáles son tus orígenes vaqueiros? ¿Hasta dónde se remontan?
-Por parte de mi abuelo y abuela paternos es de donde me viene mi origen vaqueiro. Mi abuelo nació en Busindre, era hijo de madre soltera pero ella falleció cuando él nació, así que fue criado por una tía que se llamaba Carmen Ardura que es muy conocida porque era una de las que cantaban en La Vaqueirada. Mi abuelo empezó tocando la gaita y luego el acordeón. La tradición de la música ha continuado a través de mis hermanos, mis primos por parte de padre y creo que mi hijo también va a salir gaitero porque le encanta.
«Soy treviense hasta la médula y de aquí me gusta todo»
-¿Estás vinculada a algún grupo folclórico, tradicional o similar?
-No, pero por razones de tiempo. Me encanta todo lo que tiene que ver con lo asturiano, con las romerías, las fiestas y el folclore. Soy de pueblo y no de bares de ciudad ni discotecas.
-¿Qué es lo que más te gusta de tu pueblo, Trevías?
-Soy treviense hasta la médula y de aquí me gusta todo. Cuando conocí a mi pareja él estaba trabajando en Bélgica y la cuestión era irme con él o quedarnos cada uno en lugares diferentes. Yo le dije que de Trevías no marchaba y nos vinimos para acá, abrimos un bar que duró tres años y él ahora mismo está trabajando fuera, en Azores, porque aquí no tenía trabajo. Me resulta difícil explicarlo, pero yo soy muy de aquí, es un sentimiento.
-¿Qué significa para vosotros que vuestro hijo de cinco años lleve las arras el día de vuestra boda?
-Antes de tener a mi hijo siempre pensé que, si algún día me casaba, me gustaría que mi hijo fuese quien llevase las arras, que fuera consciente de la situación. Cuando le comenté que papá y mamá se iban a casar, él dijo que también se quería casar con nosotros. Va a ir vestido como su padre y va a ser muy bonito, me lo imagino y ya me emociono.
-Sin duda, el próximo 29 de julio va a ser un día muy especial para ti.
-Lo bonito de algo es cuando alguien lo hace por sentimiento, por emoción y porque lo vive. Tengo muchos amigos que se casan por la iglesia y no van a misa ni un solo día porque no tienen fe y a mí eso no me parece muy correcto. Yo lo hago porque de verdad lo vivo. Cuando despertó en mí la necesidad de casarme y vi que tenía la oportunidad de hacerlo en La Vaqueirada, ir a caballo, hacerlo al aire libre, en la montaña en un entorno natural como Asturias me pareció lo mejor. ¿Qué más puedo pedir?