Nunca me gustó eso de etiquetar como el mejor atleta de todos los tiempos, o la mejor, porque cada tiempo tiene su afán, sus métodos y sus avances tecnológicos y además por ser un poco “inmemorial” con los demás, con los deportistas que se partieron los lomos entrenando cuando podían o les dejaba el trabajo o la familia, etc., etc., y ahora –tal vez– con más medios hacen registros más llamativos o mejores.
Nuestra protagonista es la mujer que subió en menos tiempo a la cima, la más rápida, del Angliru desde hace diecinueve años (2003), una marca que permanece y es dos años más antigua que el récord masculino (2005). Remedios Alonso se pateó los trece kilómetros en poco más de 1 hora y 18 minutos, con cinco de ventaja sobre la segunda, la madrileña Mirian Díaz y diez sobre la también madrileña Ruth Gómez. Habían participado treinta y seis mujeres sobre un total de cuatrocientos ochenta y ocho atletas llegados a meta. Pues bien, nuestra campeona sigue en la brecha del atletismo, pero un poco más “tirando al monte”, en las carreras “de moda” en forma de trail.
Al igual que la mayoría de la gente del atletismo, comenzó a correr de manera oficial en la década de los ochenta -en Cantabria- y rodeada de mujeres que marcaron el atletismo a España, con Merche Palacios (otra gran vencedora –cuatro veces– en nuestra Subida), las hermanas Fuentes Pila y un sin fin de buenas atletas.
Personalmente –y esto es muy relativo– me parece, o comparo, su forma de correr con la que tenía Rocío Ríos. Una parecida técnica a la que atesora otra de las más grandes del Maratón: Ana Isabel Alonso.
Remedios se pateó los trece kilómetros de la subida al Angliru en poco más de 1 hora y 18 minutos, con cinco de ventaja sobre la segunda, la madrileña Mirian Díaz y diez sobre la también madrileña Ruth Gómez.
Remedios acuñó una época del atletismo cántabro con victorias tan sonadas como ser la vencedora en la primera edición de los prestigiosos 10 km de Laredo, varias veces en la Panes Potes, la Ruta de la Reconquista de Cangas de Onís, el Maratón de San Sebastián, la Castro – la Granja o la Media del Bajo Pas. Poseyó el récord (también) de Cantabria de maratón, conseguido en Berlín: 2h 44min y 59 seg. Se siente muy orgullosa de haber puesto una buena palada de arena –no solo un grano– por el deporte del atletismo y no solo en Cantabria.
Participa y gana en varias maratones: San Sebastián, Laredo, primera española en Berlín, primera española en el prestigioso maratón de Róterdam, vencedora en el de Bilbao, etc., una distancia –la de maratón– que tiene que abandonar por una fibrosis muscular producida tras una lesión “mal curada”. Así de ingrato es también el atletismo, que te da y te quita con la misma facilidad; aunque para “dar”, si no tienes cualidades, poco aporta.
Al igual que la mayoría de la gente del atletismo, comenzó a correr de manera oficial en la década de los ochenta -en Cantabria- y rodeada de mujeres que marcaron el atletismo a España.
La lesión, y posteriormente su maternidad, hacen que desaparezca del mundo de las carreras durante una temporada, tras la media maratón de Gijón, para luego asomar en el trail y obtener victorias y muy buenas actuaciones en carreras míticas como los 10.000 del Soplao, Ecoparque o Herrerías – Cabezón. Un amor a primera vista –las carreras de montaña– que la lesión impide entrenar como se debiera, con escasas series y poco trabajo de fuerza.
Tiene un recuerdo para sus entrenadores: José Manuel Corro y Javier Fernández con el que lleva diecinueve años y le da consejos, desde nutrición al entrenamiento en cuestas para hacerle frente al Angliru; entrenos en progresivos o en terreno ondulado y en distancias variables (esto es fundamental para todos los corredores del Infierno) en el Parque de Liencres o mucho mejor aún, en las subidas de Peña Cabarga que tienen su gracia.
Su idea de siempre fue volver a “su” carrera, pero primero la fibrosis que le impidió entrenar como ella quisiera, luego el Desafío Cantabria y más tarde la pandemia, y ahora una operación de cadera, no le permitieron su vuelta, un retorno que todos añoramos y deseamos que en el 2023 se haga realidad.