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miércoles 4, diciembre 2024

Buscando la felicidad

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Según un estudio publicado por Idealo.es la demanda de libros de autoayuda ha aumentado en nuestro país un 512% por la pandemia. Los picos en el aumento del interés por estos libros coinciden, por lo visto, con las olas del Covid y el aumento de las restricciones que tuvieron lugar en aquellos tiempos. La incertidumbre vivida hizo que la sociedad se acercara un poco más a la psicología como herramienta para poder adaptarse a esa nueva realidad. La cosa es que la tendencia por el interés de los libros de autoayuda se ha mantenido a pesar de la estabilización del Covid y hasta es posible -según este mismo estudio- que continúe al alza en los próximos años.

Si vas a la sección de libros de autoayuda de una librería cualquiera, verás decenas de títulos en colores llamativos que hablan de felicidad, de la inteligencia emocional, de la buena suerte, de las claves del éxito, del mindfulness, del poder interior… A veces pienso cuántas personas que compran estos libros creen que sólo con leerlos les va a cambiar la vida.

El consumo de psicofármacos como antidepresivos o ansiolíticos en Asturias se ha incrementado un 11% durante la pandemia. Afecta particularmente a jóvenes de entre 15 y 29 años y a cuatro de cada diez mujeres frente a dos de cada diez hombres. A los más jóvenes se les prometió que si estudiaban y se preparaban podría alcanzar sus metas, o por lo menos ese trabajo digno que les permitiera ganarse la vida. La realidad es que tenemos a una generación altamente preparada que no tiene trabajo o si lo consigue es fuera de nuestras fronteras; otros sencillamente se han quedado en casa de sus padres porque no pueden emanciparse.

En el caso de las mujeres siguen soportando en gran medida el peso de la familia y otras cargas que a duras penas le permiten conciliar y llevar una vida con cierto bienestar y eso tiene sus consecuencias.

Las mayores tasas de uso de psicofármacos se registran en las cuencas mineras del Caudal y del Nalón y las más bajas en Oviedo y centro de la región. Con todo ello, nos hemos convertido en la comunidad española donde más psicofármacos se consumen.

Por un lado, es como si necesitásemos encontrar la felicidad a toda costa, también eliminar la ansiedad -el mal del siglo XXI- que nos produce precisamente el perseguir esa zanahoria que parece que nunca llegamos a alcanzar y luego si echamos mano a uno de estos ‘manuales’ y no obtenemos el resultado que esperábamos, resulta que al final uno acaba más frustrado, más insatisfecho y desesperado de lo que estaba al principio.

Recientes investigaciones sobre la felicidad dicen que no es una suma y resta donde lo malo contrarresta lo bueno, sino más bien una compleja ecuación que debe encontrar el equilibrio perfecto y somos nosotros -en un alto grado- precisamente los amos de nuestra satisfacción personal. Ni la vida es una desgracia, ni la vida es color de rosa si no que tiene diferentes momentos por los que hay que transitar y gestionar de la mejor manera. Algo que creo que nos deberían de enseñar desde la escuela.

Finlandia lleva seis años consecutivos siendo el país más feliz del mundo, según el informe que realiza anualmente Naciones Unidas sobre el bienestar en países de todo el mundo. ¿Cuál es su secreto? Los propios finlandeses creen que la clave de su felicidad se encuentra en cinco elementos: La educación, el país ha hecho del desarrollo de la persona la finalidad fundamental de la educación y a estas políticas educativas se han sumado políticas sociales para que esto fuera posible; la naturaleza, con la que tienen una profunda conexión: el 90% de su territorio está cubierto de bosques y agua; su sencillo modo de vida, una alimentación saludable basada en productos frescos, naturales y de temporada; y una apuesta por la sostenibilidad con la que todos los ciudadanos están comprometidos. Además de todo esto, los finlandeses suman otras dos palabras que marcan su carácter, sisu que significa fuerza, perseverancia para esos momentos donde te parece que es imposible sacar algo adelante y lo acabas consiguiendo. “Sisu” va más allá de la fortaleza física, emocional y psicológica, es una fuerza extra que te sale de dentro ante las dificultades o retos. La otra palabra es talkoo que significa trabajar juntos, de forma colectiva, en pro de un objetivo común específico. Dicen que ese espíritu lo heredaron de sus antepasados. Cuando no era fácil sobrevivir en invierno, la gente tenía que luchar en grupo y eso se ha transmitido en los genes a las generaciones actuales. Se podría decir que el secreto de los finlandeses se resume en saber cuándo tienen suficiente, ser agradecidos con lo que ya poseen, no quejarse en exceso y actuar cuando hay dificultades para salir del bache. A los finlandeses les está yendo bien porque en definitiva tienen una mentalidad diferente acerca del éxito, una que se basa en la equidad y en la comunidad, en la cooperación: Todos juntos por igual.

Estos son los resultados de un trabajo que se viene realizando en aquel país desde hace mucho tiempo, especialmente en el terreno de la educación. Un interesante modelo para seguir.

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