En solo unas semanas llegan las vacaciones de Semana Santa, un respiro que viene muy bien mientras llega el esperado verano. Si bien esto ocurre todos los años, no podemos negar que este va a ser peculiar. El escenario político de nuestro país está un tanto convulso mientras se prepara para dibujarse enteramente el próximo 28 de abril. Con el juicio del procés en marcha; la ultraderecha llamando a las puertas del Congreso y los diferentes candidatos a presidir el Gobierno, defendiendo que gobernarán en solitario cuando saben que tendrán que pactar porque los números no cuadran.
Apenas un mes después, el 26 de mayo, elegiremos a nuestros alcaldes o alcaldesas en más de ocho mil municipios, además de los presidentes autonómicos y europarlamentarios. Esto ocurrirá posiblemente en medio de las negociaciones para formar Gobierno. ¿Se repetirán las alianzas si es que ya se han realizado? Nadie se atreve a hacer predicciones. Por ahora, todas las opciones están abiertas.
Lo que sí es cierto, a juzgar por las declaraciones de los candidatos, es que para atraer votantes todos, -en mayor o menor medida- van a apelar al miedo hacia el otro o al voto útil. Viviremos un bombardeo continuo durante casi un mes que durarán las campañas, así que hay que mantener el tipo a pesar de que muchos piensen que con dos votaciones tan seguidas, el cansancio pueda hacer mella y provoque un aumento de la abstención. Llega el momento del ciudadano. Toca armarse de paciencia pero también de espíritu crítico y de herramientas suficientes para no dejarse engañar por la desinformación, los bulos o seductores mensajes electoralistas. Tenemos el poder del voto.