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sábado 20, abril 2024

Lloviu

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En el pueblo de Peón, en Villaviciosa, se encuentra la Cueva del Lloviu, una Reserva Natural Parcial que protege a la mayor cavidad en calizas del Jurásico de toda Asturias. Además de su importante interés geológico y biológico (conservación de especies), esta cueva despierta desde hace algunos años un creciente interés científico: el virus Lloviu.

Allá por 2002 encuentran en esta cueva hasta quinientos murciélagos muertos que despiertan cierta preocupación. Más tarde numerosos cadáveres aparecen en otra cueva en Cantabria y meses después en otra del sur de España y en Portugal. Pero no es hasta 2011 cuando descubren que todos estos murciélagos muertos tienen en común importantes cargas virales de un filovirus desconocido hasta el momento que les afectaba principalmente a los pulmones hasta producirles la muerte. El virus en cuestión resultó ser primo hermano del Ébola y de Marburgo con la diferencia de que estos se habían producido de forma natural en el África Subsahariana y este, al que denominaron virus Lloviu -por el lugar donde fue encontrado-, aparecía en varias cuevas de Europa. Se trataba de un cuevavirus.

Las investigaciones realizadas por los autores del descubrimiento -los microbiólogos Juan Echevarría y Ana Isabel Negredo del Instituto de Salud Carlos III-, en colaboración con varias universidades europeas, ponen de manifiesto que es necesario ampliar estudios para conocer más sobre la distribución de este virus y evaluar riesgos si los hubiera.

El virus hasta ahora se ha encontrado en murciélagos muertos, pero también en vivos que no mostraban síntomas. También se ha detectado en parásitos que tienen los murciélagos como la garrapata o las denominadas moscas de los murciélagos. ¿Es el filovirus Lloviu potencialmente transmisible para los seres humanos? Los investigadores dicen que desde 2002 ninguna de las personas que estuvieron en contacto con los cadáveres de los murciélagos ha presentado síntomas de enfermedad o infección. Y hasta ahí nos pueden contar.

El tema ha vuelto a ser noticia recientemente porque en Hungría han podido aislar en cultivo este virus -a partir de la sangre de murciélagos infectados- encontrados en otra cueva. Y en ‘grandes concentraciones’ vieron que podía ser capaz de infectar células de otros mamíferos, incluidas las de origen humano.

¿Hay motivos para la alarma social? Echevarría insiste en que afirmar que este virus tiene potencial emergente o pandémico es totalmente especulativo en este momento y cree que no se debería usar esta hipótesis para generar alarma social.

Estamos de acuerdo con lo de no generar alarma social, pero pensamos que cuando algo se encuentra en fase de estudio, no se puede descartar ninguna hipótesis. Muchos científicos que participan en este estudio han sugerido desde el principio -también coinciden en ello biólogos asturianos- que se impida el acceso de las colonias de murciélagos a las cuevas para así poder prevenir posibles infecciones. A día de hoy, a pesar de que la entrada a la Cueva de Lloviu está prohibida por motivos de seguridad ante posibles derrumbes y por su importancia ecológica, los vecinos comentan que sigue abierta, ‘como siempre’ y que es habitual ver a excursionistas por la zona.

El virus Lloviu tiene potencial de infectar células humanas y de replicarse. Eso se ha comprobado en el laboratorio. Pero hasta el momento, y mientras no avancen los estudios, hay un importante vacío de conocimientos sobre su patogenicidad, sus huéspedes y su transmisión. Mientras, precaución. Los virus siguen siendo unos grandes desconocidos para nosotros. De algo nos tiene que servir la experiencia vivida con el Covid-19.

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