Encontró en el graffiti una forma de vida, y su determinación le ha llevado a superar todo tipo de barreras. Tras conquistar paredes nacionales e internacionales el joven de Siero sigue hacia adelante, cubriendo etapas hacia nuevos retos, en suma, hacia sí mismo.
Que de niño era bueno con el pincel lo sabían todos sus allegados, pero la confirmación llegó cuando con doce años ganó un concurso a nivel nacional. Por aquel entonces aprendía de la mano del pintor alicantino afincado en Pola de Siero, Carlos Sempere, un maestro en el hiperrealismo. Cuando el graffiti llegó a su vida, empezó una andadura en la que no ha dejado de crecer. Creó su propia empresa, trabajando la pintural mural por encargo, decorando establecimientos e interviniendo también en espacios públicos. Tras cosechar un gran reconocimiento, nada se le resiste a este joven artista que ahora apuesta por una obra creativa en libertad. Actualmente inicia otra etapa que sin duda le conducirá a nuevos horizontes.
-He leído que con pocos años ya hacías creaciones interesantes, y que en cuestión de graffitis el garaje de tu casa fue tu primera víctima, aunque a tus padres no les pareció buena idea. ¿Qué otras cosas recuerdas de tu infancia?
-Recuerdo pocas cosas ya de la infancia. Buenas notas, siempre dibujando, gusto por los libros; era un poco bicho raro que leía libros de animales y memorizaba la geografía y especies de cada zona.
Crecí en los 90 en Pola de Siero, recuerdo la tranquilidad y los veranos en bici o skate. Iba mucho al monte con mis padres y creo que eso me hizo desarrollar un amor especial por la naturaleza y los animales. En 2003 nos mudamos a Oviedo, allí descubrí un graffiti bien formado y empecé a imitarlo. El primer gesto de emprendimiento fue sacar mi firma adelante con trece añitos en un mundillo con leyes no escritas.
-Tu primer maestro fue Carlos Sempere, el mismo que ha dicho que “Para pintar nieve hay que sentir el frío no solo bajo los pies sino en todo el cuerpo. Para pintar la nieve convive con ella, cómela, muérdela, deshazla con tu boca, acaríciala con tus manos, déjala caer por tu cuerpo y hazla tuya, sé tú parte de ella, que no note que has estado, que no sienta que te has ido”. Tal y como habla, para pintar algo hay que sentirlo previamente. Si esto es así, ¿cómo puede alguien tan joven como tú plasmar imágenes con tanta fuerza y contenido?
-Pienso que cuando se trabaja con libertad las imágenes muestran a la persona creadora al desnudo y que la edad se lleva en gran medida por dentro. Hay personas que por su personalidad, o por las situaciones en las que les ha puesto la vida, desarrollan muy jóvenes ese ojo de la verdad que tanto nos quema, que detecta la verdad detrás del artificio. En una sociedad artificial, a veces la expresión gráfica o musical es la única vía en la que poder soltarlo “tal y como lo piensas”.
“En una sociedad artificial, a veces la expresión gráfica o musical es la única vía en la que poder soltar las cosas ‘tal y como lo piensas”
En mi caso, la curiosidad me ha llevado por muchos senderos diferentes llenos de vivencias y he perdido años en los que no me dedicaba a lo que realmente amaba. Supongo que el ansia por recuperar el tiempo perdido y contarle al mundo lo que he aprendido hace que todo sea explosivo. El colorido es una huida constante de la negatividad y la oscuridad, y la fuerza algo positivo de lo que empaparse al contemplar la pintura.
-Tu trayectoria es una constante evolución recorriendo diferentes escenarios: pintura, graffitis, escuela de arte, emprendimiento, incluso estudios de derecho… ¿Cómo es esa voz interior que te impide parar y apoltronarte?
-La filosofía del graffiti es una búsqueda constante de libertad, independencia y autodeterminación, de mejorar y alcanzar nuevos objetivos, y aprendiendo en esa escuela ya es difícil saber quedarse quieto.
Esa voz lleva ahí desde que siendo un niño de once años hacía guiones y cómics manga de jóvenes combatiendo monstruos destructivos. Para algunos acaba convirtiéndose en un foco para toda nuestra creatividad o una autopista de escape a los demonios internos, aunque hay que saber hacerla callar cuando a uno le apetezca o lo necesite.
-Con pocos años te marchaste fuera de España, demostraste mucha valentía y también confianza en ti mismo, ¿son herramientas indispensables para triunfar?
-Al menos son importantes, tanto en el plano intelectual como en el práctico, el lema es: “lo que no hagas por ti mismo no lo hará nadie”. Aquí se nota mucho, ya que es tu nombre el que recibe la llamada, va a valorar el espacio, consigue adaptar un diseño que convenza al cliente, se va a por material, ejecuta el trabajo al completo, le hace un reportaje fotográfico y lo publica en Internet. Defender tus ideas, tu modo de trabajo, que respeten tu tiempo y dedicación, requiere seguridad y dominio de la asertividad.
-Tus imágenes tienen mucha fuerza cuando no estás sujeto a un acuerdo comercial. ¿Qué contenidos son los que necesitas expresar? ¿El arte es una especie de compromiso con la vida?
-Los contenidos suelen variar con el tiempo, pero sí que siento la necesidad de expresar ideas que, o bien transmitan mucha energía, o nos den un motivo para pensar. A veces se juntan ambas y perfecto. Para mí lo que hago es más sencillo que un compromiso con la vida, es un estilo de vida. Trato de transmitir mi frecuencia y que el resultado sea visualmente atractivo, dejar una huella con la que estar feliz, más que orgulloso.
La línea común de todos mis trabajos es que son personajes que miran de frente, directamente a los ojos, y cada uno nos muestra su enseñanza, cómo librarse de ataduras para dejar volar el amor propio, defender la naturaleza, la iniciativa propia, el cambiar las cosas para bien o la simple diversión y alegría.
-¿Qué cosas deberían decirse alto y claro con el arte?
-Pienso que con el arte nada se “debería“, todo es una cuestión de voluntad y querer, o incluso necesitar, hacer. Para quien lo ve desde fuera, recordar que nuestra preparación hasta llegar a la capacidad para resolver trabajos con gran impacto visual es muy exigente. Está el tiempo y esfuerzo dedicado durante años a nuestro “entrenamiento”, el ojo que desarrolla una sensibilidad para valorar, el esfuerzo mental de hacer que todo encaje, más lo más duro: la ejecución.
“El colorido es una huida constante de la negatividad y la oscuridad, y la fuerza algo positivo de lo que empaparse al contemplar la pintura”
-¿En qué momento profesional te encuentras?
-Ahora mismo me encuentro en un momento clave, ya que después de años he decidido dedicarme en exclusiva a obra personal, y los espacios se intervendrán exclusivamente si hay total libertad creativa. Se necesita la valentía de la que hablabas para defender tu obra, hay que saber perder ciertos trabajos muy comerciales para poder dedicar tiempo al progreso de tu trayectoria. Todo encargo que no implique una libertad total a la hora de plasmar la obra y su mensaje lo haré en tatuaje y no en pintura. El centro Hathor Nails & Tattoo lo inauguró mi pareja hace dos meses, ella se encarga de la parte estética y yo de los encargos de tatuaje, ya que es una profesión bien instaurada, valorada y pagada.
-A pesar de que el reconocimiento del graffiti como arte urbano ha ido creciendo en los últimos años, todavía hay sectores que lo relacionan con vandalismo antes que con arte. ¿Qué se les puede decir para erradicar esa imagen?
-En el muralismo y arte urbano aún persiste en muchas mentes la idea de que quien te cede el espacio te está haciendo un favor, y el trabajo debe valorarse.
Se necesita una lección básica que es concebir el graffiti como un movimiento amplio y variopinto, no como un saco de gente. Una cosa es un spray, otra una persona con un spray, otra una persona con un spray pintando algo ilegalmente y otra una persona con un spray pintando algo con un valor artístico. Solo hay que saber diferenciar.
Una de sus obras con las que se siente más identificado…
“Hay una en Barcelona, en Montcada-i-Reixac; es una pintura de un niño en un árbol y su mirada tiene algo de autorretrato. Aunque el niño no tiene nada que ver físicamente, sí que diría que me veo reflejado en esos ojos firmes entre desconfiados e inocentes. Me pasa también un poco con las aves, porque van muy a su aire y son exploradoras”
Mural en el Festival Internacional de arte urbano MiraMir, Barcelona.