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viernes 24, octubre 2025

Remeros del Navia, el club que quiere ser olímpico

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Como todos los clubes asturianos de larga trayectoria, Remeros del Navia sabe lo que es lidiar con los momentos difíciles, pero también disfrutar las mieles del éxito deportivo. Ahora, en un momento dulce, la agrupación naviega valora, por encima de todo, la pertenencia a una gran familia que gira en torno al remo.

Hace ya 74 años que el Club dio sus primeros pasos. Entonces, Javier Fernández Pérez -actual presidente- no había nacido todavía, pero sabe de buena tinta que ya en los años 60 el Club se ganó una buena reputación. «Fueron años buenos. Navia participaba en el Campeonato de España de Yolas, donde quedó campeona en una ocasión, y también en Trainerillas, en otras dos. Luego el Club dejó de funcionar y no se recuperó hasta el 76. Yo entré en el año 80; la persona que lo llevaba tuvo un problema con los críos, lo dejó y me llamaron a mí que fui junto con otros dos amigos. Empecé como remero, pero en un par de años estaba de entrenador, teníamos tantos chavales que había que elegir entre remar o entrenarlos. Luego hubo épocas en las que estuve yo solo con todo esto, no tenía directiva ni nada, era entrenador, secretario, presidente…».

Remeros del Navia.
Jóvenes entrenando en la Ría de Navia.

A día de hoy, aunque el equipo está completo, la aportación de Javier sigue siendo fundamental en la trayectoria del Club. Las tardes que toca entrenamiento se encarga de que todo vaya sobre ruedas en las instalaciones que Remeros del Navia tiene en el puerto de Navia. Cuenta con la ayuda inestimable del remero y directivo Juan Pablo Unibaso y los entrenadores Juan Fernández y Anabel Grisolia. «Somos un club diferente –explica el presidente–, en realidad somos como una familia y el objetivo principal no es ser campeones. Si llegamos a serlo, pues muy bien, pero para nosotros tan importante es el que queda de último como el que llega primero; siempre y cuando el último se esfuerce como el primero. A veces lo importante es el camino, no la meta».

Una parte importantísima de este colectivo la componen también los familiares de los remeros más jóvenes. «La familia del remo también incluye a padres, hermanos… siempre están ahí para ayudar cuando los necesitamos. De hecho, hace poco organizamos unas jornadas para recaudar fondos y gracias a ellos pudimos estar veinte personas trabajando sin parar».

La parte económica es una de las que han de cuidar al detalle, ya que –a diferencia de otros deportes de agua, como el piragüismo– las embarcaciones de remo tienen un coste elevado. «En este deporte todo es muy caro, también la logística –añade Javier–. Una pareja de remos de lo más básico cuesta alrededor de 250 euros y una embarcación no baja de los 15.000. Además, este año, tuvimos un problema y perdimos nuestra furgoneta y claro, un gasto así te descontrola el presupuesto, por eso iniciamos una campaña para recoger fondos y organizamos las jornadas».   

Afortunadamente, el esfuerzo que realizan se traduce en buenos resultados y es fácil encontrar a componentes del Club conquistando podios dentro y fuera de la comunidad. Recientemente, en una prueba de la Liga Nacional de Remo de Mar consiguieron la plata en pareja mixta de veteranos, y a nivel regional han conseguido varios campeonatos en diferentes categorías. «También hemos conseguido ganar en la Copa Primavera, una prueba nacional de nivel que es la antesala al Campeonato de España –explica el presidente–. Estamos en uno de nuestros mejores momentos, y eso que no dejamos de ser un club de una población pequeña, nada que ver con otras como Avilés».

De izda. a dcha.: Juan Pablo Unibaso, remero y directivo del Club, Raúl Fernández, remero y deportista paralímpico y Javier Fernández, actual presidente del Club
De izda. a dcha.: Juan Pablo Unibaso, directivo del Club, Raúl Fernández, remero paralímpico y Javier Fernández, presidente de Remeros del Navia / Foto: Fusión Asturias

Mientras hablamos, un grupo de jóvenes de entre 8 y 16 años está realizando ejercicios de calentamiento previos a salir a remar a la Ría de Navia. Otros transportan las embarcaciones hasta el muelle, al aviso de: ¡cuidado que vamos! El ambiente es inmejorable. El club tiene remeros en todas las categorías, un total de 76 fichas, una cifra alta para una localidad como Navia que congrega a muchos otros clubes y asociaciones deportivas. Javier reconoce que «entre los chavales siempre hay algunos que están más motivados para entrenar, pero lo bueno es que unos tiran de los otros. Hoy, si el viento lo permite, saldrán todos al agua porque en unos días tenemos competición y participarán todos, así que toca entrenar».  

Desde la organización están apurando los últimos días previos al cambio de hora: «después, como los días son más pequeños, saldremos al agua solo los fines de semana y festivos. Antiguamente salíamos incluso de noche, teníamos juveniles y absolutos, pero ahora hay menos veteranos y lo que más tenemos son infantiles y cadetes, así que ya no salen de noche».

Mientras me muestran las instalaciones que utilizan en el muelle, dos mujeres entrenan sin descanso en los remoergómetros. En este club las diferencias de género sólo se tienen en cuenta para competir en las diferentes categorías, pero en el día a día todos participan por igual. «Tenemos remeras muy buenas, son medallistas de España. Si llegaran a tener diez centímetros más de estatura, ya no les tosía nadie –explica claramente orgulloso Javier–. En el remo cuenta tanto la técnica como la fuerza, pero es verdad que cuanta más envergadura tengas, mayor es el arco de circunferencia que describe la pala en el agua. Aun así, aunque no son muy altas, ellas lo compensan siendo muy buenas». 

Los chavales empiezan ya de pequeños. Con 8, 9 o 10 años ya están entrenando los sábados y los domingos por la mañana, incluso los días helados de invierno. Javier añade jocoso que «eso no es fácil, aunque quienes lo llevan peor son los padres».

Bromas aparte, Juan Pablo Unibaso, natural de Puerto de Vega, confiesa que «una vez que pasas la línea del portón y entras en las instalaciones del Club quedas abducido por la secta que tenemos. Solo que aquí no hay túnicas, lo que hay son remos y una familia en la que aprendes cosas que van más allá del deporte porque, cuando hace falta, todos nos echamos una mano y esos valores intentamos inculcarlos».

Una cantera de primera

David Rozas y Sara Méndez con Juan Fernández, entrenador, tras conseguir el subcampeonato de España de Remo Olímpico en Castrelo e Miño
David Rozas y Sara Méndez con Juan Fernández, entrenador, tras conseguir el subcampeonato de España de Remo Olímpico en Castrelo e Miño / Foto: Remeros del Navia

Sara Méndez es una de las remeras que en categoría infantil sabe lo que es colgarse una medalla. Junto a su compañero David Rozas, en la categoría Scull infantil mixto, se proclamó campeona de Asturias de Remo Olímpico en el mes de junio. En esa jornada, el club naviego ejerció de anfitrión en la Ría de Navia y regaló a los asistentes una gran actuación colectiva en la que tres de las seis medallas que consiguió fueron a parar a las categorías de benjamines e infantiles, toda una demostración de la buena salud que tiene la cantera del Club. 

A pesar de su corta edad, algunos de los remeros más jóvenes llevan años en el Club. Es el caso de Sara que comenzó en el 2018 y confiesa que no tiene intención de dejarlo. «Disfrutar de este deporte y el compañerismo que se respira entre nosotros» es lo que destaca esta joven de 14 años, que ganó la plata en el Campeonato de España de Remo Olímpico en Castrelo de Miño, el pasado mes de julio. «Ese día tuve muchos nervios al acabar, y también mucha felicidad y satisfacción al saber que todos los entrenos sirvieron de mucho». Su compañero en el Doble Scull Infantil mixto, David, también estaba muy nervioso ese día, pero el resultado fue bueno demostrando que ambos se compenetran bien en la embarcación.

David lleva dos años en el Club, empezó medio obligado por sus padres porque querían que hiciese algún deporte, pero luego le atrajo el ambiente y se quedó. «Lo que más me gusta es salir a la Ría –explica el joven remero de Navia–, porque el ergómetro es bastante aburrido». En este punto coincide con muchos de sus compañeros, «uf, lo odiamos –apostilla Sara–. Encima, en la pantalla ves cómo salen todos los datos, el tiempo, las paladas, el parcial… es durísimo». La camaradería que hay entre todos los jóvenes ayuda a sobrellevar mejor esos momentos, y cuando termina el entreno, salen todos juntos como cualquier otro grupo de amigos.   

Lo que tampoco les gusta demasiado es tener que madrugar para participar en algunas de las competiciones. «El otro día, para ir a la Regata de los Callos de Corvera, salimos a las 7 y media de la mañana –explica Sara–. Era casi una hora de viaje y luego al llegar había que montar los botes y todo lo demás».  Pero no están solos en este tipo de experiencias, la labor de los padres es fundamental en este sentido, acompañándolos a todas las competiciones. En el caso de David, ocurre que en alguna ocasión incluso comparte competición con su madre. «Ella rema con el Club, participó también en el Campeonato de Asturias que se celebró en Navia –explica–. Mi padre también rema, aunque él viene menos».

Club Remeros del Navia
Foto: Jóvenes del Club tras su participación en el Campeonato de Asturias de remoergómetro, Juegos Deportivos del Principado de Asturias, el pasado mes de junio, en Vegadeo.

Sara y David son un ejemplo del trabajo que está desarrollando Remeros del Navia, pero son muchos los jóvenes de categorías inferiores que están superándose día a día en este club. En el Campeonato Nacional de Remo Olímpico, el Cuatro Scull Infantil Mixto compuesto por Paula, Pelayo, Inés y Nahuel logró también un meritorio cuarto puesto. En la Copa Primavera del mes de mayo, también en Castrelo de Miño, además de los dos oros conseguidos por los equipos Cadete Femeninos de Ainhoa y Carmen (en doble) y de Carolina, Irene, Carmen y Ainhoa (en cuatro), el doble Scull Infantil Masculino integrado por Pelayo y David consiguió un cuarto puesto.

En el Campeonato de Asturias de Remo Olímpico también dejaron muy buenas sensaciones con un oro de Uriel y Ainhoa en el doble Scull infantil mixto, mientras que Alberto, Lorenzo, Martín y Emilio lo lograron en el cuatro Scull infantil.

De lo que no hay duda es que hay futuro para el club naviego con tantas jóvenes promesas en sus filas. Ya lo están demostrando en cada una de las pruebas.

El reto de Los Ángeles 2028

Raúl Fernández Arrizabalaga, remero del Club Remeros del Navia
Raúl Fernández Arrizabalaga tras conseguir el bronce en el campeonato de España de Remoergómetro y el oro en el Open / Foto: Remeros del Navia

¿Por qué no soñar a lo grande? Todo sueño cumplido parte de una aspiración, y eso es lo que desde el Club alimentan cada día con entrenamientos y disciplina. El objetivo: lograr que Raúl Fernández Arrizabalaga, remero del Club Remeros del Navia pueda participar en los próximos Juegos Paralímpicos. Y no sería la primera vez que pisaría suelo olímpico, ya que el valdesano participó en las Paralimpiadas de Atlanta 1996 en la categoría de ciclismo y en Atenas 2004 en la de judo. Si lo lograra, tendría un récord sin igualar por ningún deportista paralímpico: participar en tres olimpiadas en tres modalidades diferentes.

La historia de Raúl con el colectivo naviego comenzó hace menos de dos años, cuando el de Trevías, que es invidente total, llamó a las puertas del Club para poder empezar en el remo. «Les llamé por teléfono –explica– y les dije que tenía una limitación física pero que en realidad no era una limitación, que pensaba que podría remar». La respuesta fue clara y acorde con la filosofía de la organización náutica que determina que todo el mundo tiene cabida en este deporte y, a los pocos días, estaba entrenando en el remoergómetro del Club y enganchado a esta práctica.

La primera vez que salió a remar a la Ría fue todavía mejor de lo esperado. Él tenía cierta experiencia porque cuando todavía tenía algo de visión salía en kayak, pero pronto descubrió que esto era otra cosa. La ayuda de los compañeros y las sensaciones que tuvo en esa experiencia fueron “maravillosas” y le afianzaron en la idea de continuar con el remo. «Antes tenía una pequeña referencia, –explica el paralímpico– porque, aunque fuera poco, tenía un resto visual, pero ahora como ciego total me voy orientando por los sonidos que escucho desde la embarcación. Al principio, en cuanto dábamos dos vueltas en la Ría ya no sabía dónde estaba».

«Desde el primer momento, Raúl nos enseñó que él era uno más y que no había por qué tratarlo de manera diferente porque fuese invidente. Lo hizo muy fácil –comenta Javier–.  En realidad, el complejo lo teníamos nosotros que nunca nos habíamos encontrado en una situación como está, pero él nos enseñó enseguida». La entrada de Raúl a Remeros del Navia supuso un enriquecimiento en lo deportivo y en lo personal. «Los chavales tienen un ejemplo en el que mirarse –añade Javier– porque él es una persona disciplinada, que absorbe bien lo que le explicas, se entrega, es compañero de sus compañeros y puede compartir una vivencia deportiva que no tienen otros».

Por su parte, él se ha tomado muy en serio su preparación para conseguir las cotas más altas. Vivir en otro municipio no es impedimento para Raúl, aunque al principio pasaba mucho tiempo en el ALSA para llegar a los entrenamientos diarios. «Ahora mismo, tengo la suerte de que gracias al ergómetro puedo entrenar sin depender de otra persona y si las condiciones de la Ría no están para salir al agua, no tengo que desplazarme hasta Navia. A diferencia del judo o del ciclismo, en el que necesitaba a otra persona debido a la limitación visual, en este caso la tecnología me ayuda».

Raúl Fdez. Arrizabalaga en la embarcación.
Raúl con otros compañeros en la Ría de Navia / Foto: Remeros del Navia

De hecho, ya ha conseguido medallas en el Campeonato de España. Su entrenador personal, Juan Pablo Unibaso, vio muy pronto su potencial y es la persona que le marca el camino. «Yo le mando un entreno y luego él me lo devuelve en forma de datos: pulsaciones, las paladas que se le indican, la fuerza que tiene que aplicar… en este caso la máquina se lo facilita gracias a la Inteligencia Artificial, aunque yo siempre le digo –añade sonriente su entrenador– que está bien toda esa información, pero que luego ya le digo yo la realidad. Para nosotros, más que un sueño, Los Ángeles 2028 es un reto. Y creo que (aunque muy difícil) está al alcance de su mano. Para conseguirlo, hay que ir poco a poco, con calma; lo primero es llegar hasta el equipo nacional, que tampoco es fácil, pero tiene la capacidad física y los resultados nos están acompañando».   

La trayectoria del valdesano habla por sí sola de todo lo que puede llegar a conseguir si se lo propone. Pocas cosas pueden frenarlo, a excepción de lesiones o problemas serios como los que tuvo después de competir en Atenas. «Tengo una estenosis de canal y varios discos desplazados, así que, cuando empecé a tener más molestias en la espalda, los médicos me desaconsejaron que siguiese preparándome para las Olimpiadas de Pekín, porque con una caída haciendo judo existía la posibilidad de que me quedase en silla de ruedas. El riesgo no merecía la pena. Sin embargo, el remo es un deporte muy poco lesivo. Si consigo llegar a Los Ángeles, lo haré con 56 años, una edad muy avanzada, pero para mí es un reto. Es verdad que con los años pierdes esa explosividad que te da la juventud, pero te vuelves más disciplinado y sabes mejor lo que quieres. Antes era muy joven y un poco alocado, ahora miro mucho más los descansos, la alimentación y todo lo necesario».

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