Desde hace décadas vive el movimiento vecinal como una vocación y lo defiende a capa y espada como un agente social más, al que se le debe reconocer un lugar entre partidos, sindicatos y asociaciones.
Tiene una trayectoria extensa marcada por el activismo político y social. «Pertenezco al Partido Comunista desde el año 55», explica, para pasar a relatar seguidamente episodios de represión vividos con intensidad en las Cuencas mineras, especialmente duros con motivo de las huelgas del 62. Mantuvo una intensa actividad política hasta que en el 92, año de olimpiadas, abandona la primera línea para dedicarse por entero a su vocación: el movimiento vecinal. En esos años crea la Asociación Torre de los Reyes; luego la Federación vecinal en Langreo y finalmente la Confederación Cavastur, que preside desde hace once años y que es la espina dorsal del movimiento vecinal en Asturias, imprescindible para coordinar actividades «y no quedarse en territorialismos».
-¿Con qué está comprometido Vicente Gutiérrez?
-Con la sociedad en su conjunto. Comencé a participar en todo lo que surgió en Asturias a partir de los años 50, una década en la que nacía una gran actividad tanto de clubes culturales como de movimientos sociales y vecinales.
-La izquierda en general, y en concreto el PC, fue fundamental a la hora de crear desde cero una red de movimientos vecinales en Asturias, ya durante la dictadura.
-Eso no lo puede poner nadie en duda. En aquel momento había muchas necesidades que cubrir, principalmente cuestiones básicas como saneamiento, aguas, carreteras… Ahí empezamos a tejer la red vecinal, superando los problemas que nos ponía la dictadura. Pero teníamos muy buenos maestros y ellos nos enseñaron cómo trabajar y qué relación tan estrecha existía entre las organizaciones políticas y el movimiento vecinal.
«Hoy la gente va a las manifestaciones, pero aún no hay el interés suficiente por involucrarse en los movimientos sociales. No se puede vivir este momento desde el sofá»
-¿Y cómo resulta esa relación entre política y movimiento vecinal?
-Pues ya en los años 80 comenzó una decadencia que luego continuó en la siguiente década. Debo decir que fue culpa de los partidos de izquierda, PSOE e IU, porque pensaron que en el momento en que se lograron las libertades de la Transición democrática ya estaba todo resuelto. Por supuesto no fue así. Los partidos ficharon a los dirigentes de las asociaciones vecinales porque estaban a la cabeza de las reivindicaciones de los ciudadanos y los metieron en sus listas para sumar votos, creyendo –y ahí me incluyo- que era un avance. Pero eso falló. Muestra de ello son los problemas que estamos teniendo hoy en día para comunicarnos con los partidos, tanto a nivel local como regional, que no acaban de comprender que en democracia son imprescindibles los movimientos sociales.
-¿Cómo valora el movimiento ciudadano que se está produciendo en España en los últimos años, a raíz de la crisis económica?
-Pues con preocupación. Estuve en las tres grandes manifestaciones de Madrid y sé que se intenta hacer un esfuerzo por convocar al máximo número de personas, pero la gente no participa tanto como debería. Yo viví directamente la huelga del 62, y en el 63 ya estaba deportado. Algunos hemos arriesgado mucho por traer la democracia y las libertades a nuestro país. Me refiero a persecuciones, cárceles, visitas a los cuarteles de la Guardia Civil, palizas, estados de excepción. De eso hablamos. Hoy la gente va a las manifestaciones, pero aún no hay el interés suficiente por involucrarse en los movimientos sociales. No se puede vivir este momento desde el sofá.
-¿Cuál es la fórmula?
-Simplemente no quedarse de brazos cruzados esperando que un político nos resuelva el problema, porque no lo va a hacer. Un concejal de ayuntamiento no conoce tan bien los problemas como una asociación de vecinos, eso me consta. Y todos sabemos que después de las elecciones los políticos tienden a olvidarse de la gente y aplican políticas partidistas. Tenemos que reivindicar, participar y proponer alternativas.
«Si antes íbamos contra la dictadura de Franco, hoy luchamos contra la dictadura de los banqueros y el mercado»
-¿Cuál es el papel de los partidos políticos en este momento de descontento generalizado?
-Los partidos corren un gran riesgo si no se ponen a la altura de las circunstancias. Lo que valió en la Transición fue bueno, pero ahora los partidos no pueden tener la mentalidad de aquel tiempo. Tienen que tomar contacto con la realidad y no lo están haciendo. Tienen que atender a los ciudadanos, porque la gente exige y propone, especialmente después del 15M (que yo sinceramente pensé que iba a tener aún más relevancia). Los partidos tienen que recibir a las personas, sentarse a debatir y discutir, aceptar propuestas, buscar soluciones. Lo que fue posible ayer ya no es posible hoy, así que como no anden listos no sé lo que va a pasar.
-Si comparamos la lucha antes y ahora, ¿qué es lo primero que echa en falta?
-Indudablemente la solidaridad, que es uno de los valores más importantes. Antes había mucha solidaridad, especialmente en las Cuencas. La minería además de ser la vanguardia de la lucha de la clase trabajadora, siempre tuvo una solidaridad que hoy en día está resquebrajada. Nos inculcaron a través de los medios el factor individualista: que cada uno se las arregle y el que venga después que se apañe. Esto es lo que tiene desconcertada a la gente.
-Lleva años diciendo que el movimiento vecinal no tiene el reconocimiento que merece.
-El movimiento vecinal hizo mucho para lograr las libertades de este país, la hemeroteca está ahí para quien quiera comprobarlo. Sin embargo, no nos reconocieron igual que a las ONGs, organizaciones políticas, sindicales, de consumidores, etc. Ninguno de los gobiernos de la democracia ha hecho nada por reconocer institucionalmente el papel de los movimientos vecinales. Nuestra reivindicación permanente es que debemos ser reconocidos como un agente social más en la democracia de este país.
«Los partidos corren un gran riesgo si no se ponen a la altura de las circunstancias. No pueden seguir manteniendo una mentalidad de la Transición. Tienen que tomar contacto con la realidad y no lo están haciendo»
-¿Y cuál es el estado de esa democracia ahora mismo?
-Estamos perdiendo derechos y libertades, y algo que nos costó mucho sacrificio y mucha lucha, que era un bienestar social. Estamos perdiendo servicios que habíamos ganado. La gente tiene que darse cuenta de esto y no inclinar la rodilla. Nos dicen que eso es lo que tiene que ser. No. Eso es lo que quieren los banqueros, la UE y el Gobierno, que es muy diferente.
-Entonces, ¿hacia dónde dirigir la lucha?
-Si antes íbamos contra la dictadura de Franco, hoy está claro que luchamos contra la dictadura de los banqueros y el mercado, que son los que nos están marcando por donde tenemos que ir. En las últimas elecciones se votó a Rajoy, pero desde luego que no es él quien dirige el país ni quien dicta lo que hay que hacer. Se presentaron a las elecciones con un programa y ahora están aplicando otro, por eso la Cumbre Social pide un referéndum, para que la gente decida. Desgraciadamente el neoliberalismo es quien gobierna en Europa. Si no damos respuesta no sé lo que va a suceder en este país. No sé si la gente será capaz de aguantar todo esto: cada vez más pobres, cada vez más excluidos, cada vez más hogares con grandes dificultades.
-Por último, y por si alguien todavía piensa que el movimiento vecinal es celebrar una reunión de escalera: ¿qué es ser un buen vecino?
-El buen vecino es el que se ocupa y preocupa de los problemas que le rodean en el barrio, en el pueblo y en la ciudad. Es el que participa en la solución de los problemas de todo tipo: sanidad, educación, etc. Nosotros estamos aquí para colaborar con la administración y no para quitarle el sillón a nadie, pero queremos que la administración nos atienda, cosa que es muy difícil todavía en algunos ayuntamientos de Asturias.