Se dieron a conocer hace unos meses, cuando montaron su propia versión de los Premios Príncipe, el mismo fin de semana que el Campoamor se llenaba de personalidades. Se les puede seguir en su web y en Facebook, donde acumulan un número ascendente de seguidores, que a día de hoy va por los seis mil. Esta pandilla de «fundidores» invita a pensar mientras se ríen de todo y de todos. Van a su aire, pero a nadie le amarga un dulce: acaban de ganar el Premio 20Blogs al mejor blog de humor, probablemente el más prestigioso de este país para estos asuntos.
Si hay algo que marque la vida del artista Toño Velasco, es la risa. «Hay que reírse. Si no, mal asunto». Precisamente, y a título personal, tiene en danza la exposición-proyecto
«Ensayo sobre la burla», que ha estrenado recientemente en el Museo Barjola de Gijón. Allí, entre otras cosas, se ha podido ver un enorme primer plano de Angela Merkel sacando la lengua, o a un Urdangarín que quiere salirse del cuadro bajo la mirada desaprobadora del rey.
Pero no estamos aquí para hablar de eso, sino de otro de sus proyectos, que comparte con varios compañeros de profesión: dibujantes, escritores, periodistas… Entre todos han creado la Fundición Príncipe de Astucias, una revista digital donde, con muy mala baba y muy buena onda, analizan la actualidad en clave de humor.
-¿Por qué os lanzáis a crear una revista como ésta?
-La referencia fue La Codorniz, aunque eso fue una pequeña chifladura. En realidad nos dimos cuenta de que en Asturias no había ningún medio que diese la leña que había que dar, según como está la situación actual. Lo teníamos muy claro: queríamos despertar el sentido crítico a través del humor.
«Si no fuéramos optimistas, no lucharíamos, y en realidad nosotros estamos en un proceso de lucha. Hemos creado esta revista porque pasaban una serie de cosas en este país, y pensamos que podíamos aportar algo»
-Empezasteis un once de septiembre, y casi al momento os bloquean el dominio fundicionprincipedeastucias.es por incompatibilidades con la Casa Real. Y se dio ese efecto «rebote» con el que la gente reacciona ante la censura en internet: la información se compartió mucho más rápido.
-Y nos han tenido que devolver el dominio. Parece que fue simplemente un exceso de celo de un funcionario del organismo encargado de estas cosas, y lo cierto es que fue una publicidad estupenda: salió en un montón de medios y fue un boom de tweets, de rebotes en Facebook, porque en realidad era censura contra una nueva revista de humor. Y en estos casos, cuanto más se haga por censurar, más fuerte va a ser el rebote.
-También entregáis los Premios Príncipe de Astucias, que coinciden en el tiempo con los de Asturias, pero son bastante más ácidos.
-Era evidente que con este nombre teníamos que hacer unos premios, y que debía votarlos la gente; aunque no fue totalmente democrático, porque nosotros proponíamos a los candidatos. Fue una parodia de los Premios Príncipe de Asturias, pero con personajes políticos que, según nuestra humilde opinión, están destrozando el país. El uso del zorro como símbolo, el «Príncipe de Astucias», es una pequeña broma en la que decimos que nosotros somos muy astutos, pero también es una forma de poner de relevancia que esos zorros a los que nosotros premiamos son los que nos están timando constantemente, y queremos sacarles los colores.
-Vuestra web se actualiza diariamente con un poco de todo: humor gráfico, textos de opinión, imágenes… ¿Cómo planteáis el trabajo?
-Aunque parezca otra cosa, tenemos una línea editorial muy clara. Y creo que la innovación real de la Fundición es nuestra forma de trabajar: tenemos un grupo cerrado en Facebook, al que llamamos «La Oficina», en el que solamente podemos entrar nosotros, y en el que se da una tormenta de ideas. A veces un escritor tira una frase para ver si alguien le puede dibujar algo; o a veces un ilustrador manda una imagen para que alguien le ponga texto, a veces va solamente una frase… Todo eso se va volcando en «La Oficina», y tiene que tener determinado número de «Me gusta» para ser publicable. Es decir, que tiene que pasar el visto bueno de una serie de compañeros.
-¿Qué tipo de contenidos manejáis?
-Hay dos tipos de contenidos. Nosotros lo primero que hacemos todos los días es mirar las noticias, y eso ya condiciona mucho; y luego hay otra gente que hacemos chistes a lo mejor más blancos, menos personales. También hay fotomontajes, que en las redes sociales vuelan, humor gráfico ilustrado, y las frases, que es de lo que más se rebota. Yo por ejemplo tuve una: «Si el Estado te golpea, ¿es un golpe de Estado?», que recorrió las redes sociales de forma exagerada. Y en otra línea están los textos, que son quizá el hormigón de la Fundición, artículos mucho más elaborados donde el humor quizá ya no es tan importante y sí la crítica. De alguna manera usamos el humor para que la gente lea estos contenidos más serios y más sólidos.
-Hay una frase tuya que pertenece a un artículo llamado «De pandereta»: «somos todos muy guays porque nos cagamos en todo por Facebook». ¿Quedarse en la protesta virtual es el peligro de las redes sociales?
-Claramente, las redes sociales tienen un lado oscuro tremendo. Está esa dualidad de que te permiten recibir la información muy rápido, y expresarte muy libremente, pero por otro lado son unos y ceros, y no hacen nada si no los apoyas con acción en la calle. Y con esto no me refiero a salir a manifestarte, que también, sino a empezar a vivir como tú consideras que deben vivir las personas. A ser ejemplar.
Concretamente en este artículo estaba culpándonos a todos de lo que pasa, porque todos somos corruptos: todos tenemos un amigo al que hemos metido a currar porque conocemos a alguien, etc. Esa corrupción es más grave en los estamentos políticos, pero es algo que hay que cambiar. Y tenemos que empezar desde abajo, porque si algo tenemos claro en la Fundición es que los de arriba no van a hacer nada por nosotros. Tenemos que ser nosotros los que nos movamos y nos organicemos, y ahí todo el mundo puede hacer cosas. Y no significa que tengas que salir con un cóctel molotov a la calle, sino empezar a organizar tu vida, y a ser coherente, y a consumir productos éticos, y a hacer pequeñas cositas que pueden convertir este mundo en algo mejor.
«Los textos son quizá el hormigón de la Fundición, artículos mucho más elaborados donde el humor quizá ya no es tan importante y sí la crítica. De alguna manera usamos el humor para que la gente lea estos contenidos más serios y más sólidos»
-Tengo que preguntar, claro, por la Casa Real, fuente de inspiración inagotable.
-Hay una cosa que está dentro de las pautas de la Fundición, y es que somos republicanos. Y esto es así porque no creemos en cuentos de príncipes y princesas, y es una tomadura de pelo que haya un señor, o una familia entera, que esté viviendo de lujo a costa de los españoles, y que encima no lo ha votado nadie. Esto es algo tan básico, tan de EGB… Hoy por hoy, la iglesia y la monarquía son quizás las dos anclas del pasado que nos están limitando mucho el crecimiento.
-La Casa Real era prácticamente intocable hace unos pocos años. ¿Se ha abierto la veda?
-La han abierto ellos. Hace años que la gente decía: «yo es que soy republicano, pero este rey ye tan bueno…» Eso se acabó, cualquiera que tenga dos dedos de frente en este país es consciente de eso, independientemente de que haya gente que tenga miedo de lo que pueda venir después. Pero esto no puede ser, es medieval, no podemos avanzar teniendo ese lastre del pasado.
-¿Hay algún tema que no se toque en la Fundición?
-Si lo hay es porque no se nos ha ocurrido. Yo creo que nos hemos metido con todo el mundo, pero sobre todo con el poder, con lo ridículo y grotesco que es. Ahora estamos un poco preocupados, y lo digo de verdad, porque estamos viendo cosas tan ridículas que casi no hace falta una revista de sátira. Las propias noticias de El País o El Mundo son tan grotescas que muchas veces es copiar y pegar. El otro día con el Mundial de Balomnano sólo tuvimos que coger la portada del Marca: «España, también campeona con la mano», es ponerle un sobre y ya está hecho.
-El enfoque es combativo, pero también es esperanzado. ¿Realmente creéis que «no todo está fundido»?
-Hay una cosa que tenemos todos clara: el día que nos quiten la sonrisa se acabó la revolución. Y el humor es la mejor herramienta para llegar a todo el mundo. Si no fuéramos optimistas, no lucharíamos, y en realidad nosotros estamos en un proceso de lucha. Hemos creado esta revista porque pasaban una serie de cosas en este país, y pensamos que podíamos aportar algo haciendo lo que sabemos hacer.