La Agencia Estatal de Meteorología inauguró recientemente una nueva delegación en Asturias, situada en el Observatorio ovetense de El Cristo. En ella se centralizan las mediciones y todo el trabajo de campo, y se busca una mayor cercanía con el ciudadano. Al frente de esta delegación de AEMET se encuentra Iñigo Caballero.
Con sólo 39 años, el currículum de este físico y meteorólogo es impresionante. En la nueva delegación Caballero trabaja con un equipo multidisciplinar: biólogos, geógrafos, agrónomos, maestros e incluso historiadores, que se unen a una legión de colaboradores repartidos por toda la Comunidad. La AEMET de Asturias viene con vocación de servicio y con proyectos que prometen: acuerdos con la Universidad, divulgación, relaciones públicas… De este modo, el tradicional vínculo de los asturianos con el tiempo será un poco más cercano.
-¿Qué va a cambiar la apertura de esta delegación en Asturias?
-En primer lugar va a corregir una disfunción. El antiguo Instituto Nacional de Meteorología se había organizado por cuencas hidrográficas, por lo que aquí en el norte dependíamos de Cantabria para todo. En febrero del año pasado se creó mediante Real Decreto la Agencia Estatal de Meteorología, que implicó la puesta en marcha seguidamente de Delegaciones Territoriales en cada una de las comunidades autónomas. Se trataba entre otras cosas de tener una persona determinada que ejerciese como cabeza, especialmente en el caso de fenómenos adversos. Antes no sucedía así porque el personal estaba a turnos. El hecho de que exista una sede en la comunidad también permite una mayor cercanía a los problemas de la zona, porque podemos conocer mejor las necesidades: si se necesita una estación de medida, si se puede establecer un convenio de colaboración con la Universidad, etc. Todo eso se puede pensar dentro de unos criterios de eficacia y eficiencia, para dar mejor respuesta al ciudadano y gestionar mejor el dinero público.
-¿Cuáles son los proyectos más inmediatos?
-Estamos trabajando en distintas líneas. A corto plazo, vamos a asumir la gestión de usuarios, es decir, poder facilitar un certificado o un informe de datos meteorológicos cuando una persona lo pida. Un certificado sirve por ejemplo en los casos en los que ha habido inundaciones, o se caen las tejas de una casa o un árbol encima de un coche, y la compañía de seguros pide saber cuánto viento ha habido para pagar la indemnización. Eso nosotros podemos saberlo porque tenemos una estación cercana, tenemos personal en Oviedo, Gijón y en el aeropuerto, y tenemos también setenta y ocho colaboradores que a diario miden la precipitación y en muchos casos la temperatura. Si una persona pide el dato le damos un certificado válido para la agencia de seguros. Si no hay datos se calcula según informaciones de las estaciones cercanas; en ese caso lo que hacemos es un informe.
A medio plazo, nuestra intención es establecer convenios. Para ello estamos ya en conversaciones con el Principado de Asturias y con la Universidad de Oviedo. Otra línea de trabajo es hacer una mayor difusión meteorológica, con visitas de centros escolares, colaborando en campañas de medio ambiente de ayuntamientos, etc. También queremos rejuvenecer la red de colaboradores. Algunos de ellos llevan trabajando con nosotros desde los años 60, y aunque hacen una labor encomiable, por ley de vida hay que buscar un relevo.
“No hay muchos servicios meteorológicos en el mundo que tengan un nivel como el nuestro”
-¿En qué medida se va a contar con la Universidad de Oviedo?
-Estamos en conversaciones para un convenio de colaboración con ellos, lo que quiere decir que se intercambiarían datos entre una y otra institución, al fin y al cabo todos somos organismos públicos. Un primer paso sería un intercambio libre de información. Un segundo paso sería la posibilidad, como ocurre en otros lugares de España, de que personas, preferentemente de la Facultad de Ciencias, vinieran a hacer trabajos de investigación con nosotros, bien becados, en proyectos de fin de carrera o prácticas en la asignatura. La sintonía es buena, pero aún estamos en las fases preliminares.
-¿Cuenta la AEMET con el equipamiento necesario?
-El equipo tecnológico de la AEMET cuenta con una red de radares, somos socios de EUMESAT, el Consorcio Europeo de Satélite, con lo cual tenemos derecho a recibir los datos del satélite en tiempo real. Además somos socios fundadores del Centro Europeo de Predicción a Medio Plazo, representando a España. Éste está considerado como el mejor modelo del mundo. A veces hay concursos de modelos meteorológicos, se escoge una región del mundo, con una situación pasada, a ser posible un poco complicada, se dan las condiciones iniciales, con los datos antes de que se produjera el fenómeno y a ver, a medida que va evolucionando, cuál de todos los modelos se acerca más a lo ocurrido. En todos los escenarios posibles –tropical, subtropical, ecuador, polar- el que mejor acierta es el Centro Europeo.
Además en España somos miembros del consorcio Hirlam y tenemos acceso a todos sus datos. Hirlam permite, con los datos que da el Centro Europeo, que es un modelo global, poner un zoom, trabajar con una resolución mucho mayor. Nosotros usamos tanto un modelo como otro: Hirlam para corto plazo, para hoy, mañana y pasado; y el Centro Europeo para medio plazo.
-Dada la especial orografía asturiana ¿es complejo hacer una predicción en este territorio?
-El detalle es complicado, pero la Agencia está haciendo un esfuerzo. Se ha duplicado el número de estaciones automáticas para tener más información de retorno, y ahora mismo tenemos veintitrés. Antes los avisos se hacían para toda la comunidad autónoma, ahora Asturias está dividida en cinco comarcas: la zona suroccidental, la zona central, los dos litorales y la zona de montaña y Picos de Europa. El equipo humano de predictores hace un informe general para la comunidad autónoma, y también hay una predicción especial marítima. En la página web externa hay también predicción para playas, indicando mañana y tarde, así como para montaña, que abarca la altitud superior a mil metros en Picos de Europa, tanto de nuestro lado como del de Castilla y León.
“ El hecho de que exista una sede en la comunidad también permite una mayor cercanía a los problemas de la zona, porque podemos conocer mejor las necesidades”
-Los asturianos tienen una percepción muy inestable del tiempo.
-Estamos en la zona de choque entre las masas de origen templadas o cálidas, que pueden ser el anticiclón de las Azores, más allá del origen subtropical, y las masas que nos invaden del norte de Europa, sean con origen en el Atlántico norte o incluso Groenlandia, sean las que vienen en chorro de Noruega o del Este de Europa. Todo eso lidera un frente, y aquí estamos justo en la frontera de ese frente: el anticiclón se desplaza hacia el norte en verano y se retira en invierno; pero también se puede poner en bloqueo. Por eso podemos tener tener las cuatro estaciones en un día: despejado o con nieblas de mañana, lluvia al mediodía, tarde con sol y frío por la noche. Así es nuestro clima, por la situación, latitud y geografía que tenemos.
Por cierto, los frentes son una idea meteorológica que se desarrolló en Noruega, en 1914, cuando acababa de estallar la Primera Guerra Mundial. Se llaman “frentes” porque realmente ese choque de masas de aire daba muchísima impresión.
-En los pueblos es habitual encontrar a gente que predice el tiempo observando las nubes o los animales. ¿Cuánto hay de intuición para hacer una predicción acertada?
-Ése es un conocimiento empírico basado en la experiencia y el saber oral, que se ha pasado de padres a hijos e incluso de abuelos a nietos. Tiene todo nuestro respeto y cariño, porque es un conocimiento de siglos y puede ser muy certero, pero sólo para un pueblo: si lo extrapolas al de al lado ya no vale. Con el tiempo se ha visto que muchas de esas creencias no tienen base científica, pero otras sí la tienen y han sido precursoras. Cuando se decía que los halos en la luna indicaban lluvias en veinticuatro horas, efectivamente: en la parte superior del frente hace tanto frío que el agua se congela, cuando llega la luz se dispersa en todas las direcciones y puede formar un halo; el frente va entrando en altura y luego llegan las precipitaciones en superficie. Es decir, que el saber popular se ha corroborado gracias a los medios que existen, la teoría y el aparato físico-matemático.
-¿Confía usted en los telediarios cuando prepara un viaje o elabora su propia predicción?
-Confío en la calidad de las predicciones realizadas por AEMET. Tenemos once grupos de predicción y vigilancia que analizan continuamente la atmósfera, veinticuatro horas al día, trescientos sesenta y cinco días al año. No hay muchos servicios meteorológicos en el mundo que tengan un nivel como el nuestro. Además, tenemos la página web, en la que se actualizan continuamente tanto las predicciones como los avisos. En nuestra página está la predicción automática para ocho mil ciento doce municipios, así como los avisos de riesgo; pero yo recomiendo también mirar la predicción específica de montaña que se hace para Asturias y la predicción para la comunidad, porque ésas están hechas por personal humano y no por máquinas.
Más información: www.aemet.es