Para desempeñar bien una labor como ésta no hay más secreto que «trabajar con ganas, día a día». Así lo afirma José Perals, que ha hecho de la lucha contra la droga en la región su mayor objetivo. Desde la prevención en colegios e institutos hasta la investigación contra las grandes redes organizadas, esta guerra tiene varios frentes.
«Hace falta una reforma de fondo en materia legislativa»
José Perals Calleja es el fiscal antidroga de Asturias desde 2004, y el pasado octubre recibió la medalla al mérito policial por su trabajo: «Es un honor, pero sobre todo me reafirma en que la forma en la que trabajamos la fiscalía antidroga y las fuerzas y cuerpos de seguridad es el camino a seguir. Desde mi punto de vista ya lo era, y este reconocimiento me lo demuestra».
-¿Cuál es la situación de la lucha antidroga en Asturias?
-Aunque, siempre hacen falta más medios policiales, lo cierto es que en estos dos últimos años se está incrementando la plantilla, por lo que habrá más efectivos y más especialistas en la lucha contra el narcotráfico. Lo que si hace falta es una reforma de fondo en cuanto a materia legislativa. Más que medios materiales personales, es necesario reformar las estructuras: hace falta un cambio en la normativa, sobre todo procesal, y hace falta una especialización de los órganos judiciales.
«La delincuencia organizada es una realidad que quizá no existía hace treinta años, pero hoy sí existe, y la estructura judicial tiene que cambiar para luchar contra ello»
-Una de las cosas que produce más protestas es la lentitud de la justicia, más en estos casos que precisan de un gran esfuerzo previo.
-Se pide más inmediatez, pero hay que pensar que el juzgado que está investigando una red de narcotráfico, a lo mejor ese mismo día está celebrando juicios de faltas porque ha habido una pelea entre dos vecinos, y además está decidiendo sobre la pensión que tiene que pagar un marido o una mujer en separación… en definitiva, los jueces de primera instancia e instrucción de los pueblos o las ciudades pequeñas no están preparados, estructuralmente, para una investigación que requiere estar muy al día, requiere a veces numerosas intervenciones telefónicas, etc. Eso tiene que cambiar, lógicamente.
-Muchas veces vemos que el narcotraficante queda en libertad tras pagar una cantidad de dinero, y luego sigue con sus negocios. ¿La ley no puede hacer más?
-Sobre todo el problema es que consiguen numerosos medios económicos, y lógicamente los tienen ocultos, así que hay que incidir en las fuentes de financiación, en la lucha contra el blanqueo de capitales. Afortunadamente la legislación está avanzando mucho gracias a los convenios internacionales, pero hacen falta órganos para aplicarlos. Insisto, si el juez está resolviendo una riña de vecinos y tiene diez juicios más de ese tipo, le cuesta mucho ponerse a estudiar las fuentes de financiación de unos narcotraficantes que además lo hacen a través de tapaderas, sociedades fantasma que acaban en algún paraíso fiscal. Es necesaria una especialización, no solamente de los policías, que ya existe, sino también de los órganos judiciales.
«Las campañas de prevención están funcionando. Hay mucha gente que no se mete en las drogas porque está informada de todos los efectos perjudiciales que produce»
-Parece que últimamente ha aumentado el número de detenciones por temas de droga. ¿La labor policial está siendo más efectiva o simplemente hay más tráfico?
-Es cierto que hay más tráfico, pero también hay mayor eficiencia policial, hay más medios, y eso se ve en la calle. Las investigaciones del narcotráfico duran muchos meses, días y noches de estar pendiente de los movimientos de determinadas personas, todo para que en un momento muy concreto, a lo mejor cuando el narcotraficante tiene la droga en su poder, sea detenido. Y eso a veces es cuestión de minutos. Son investigaciones muy complejas y muy sacrificadas desde el punto de vista personal de los agentes que intervienen en ellas. Lógicamente, hacen falta más medios para recompensar a estas personas que tienen el olfato y la experiencia necesaria.
-A pesar de las numerosas campañas contra la droga, las tasas de consumo son alarmantes. ¿De qué forma combatirlas?
-Yo creo que las campañas de prevención sí están produciendo algo, de hecho la última encuesta del Ministerio de Sanidad del Plan Nacional de Drogas indica que ha aumentado la percepción de riesgo por parte de los jóvenes. Que ellos sepan que las drogas son peligrosas es un paso importante, porque supone que habrá un descenso en el consumo. Claro que yo tiendo a ver la botella medio llena, pero es cierto que hay mucha gente que no se mete en las drogas porque está informada de todos los efectos perjudiciales que produce.
«Cuando voy a dar charlas a institutos les cuento lo que les puede pasar si trafican con hachís. Se asombran cuando se les cuenta las penas de cárcel que pueden conllevar»
-Usted colabora personalmente con varias campañas de prevención para jóvenes. ¿Cómo se lo plantea?
-Cuando yo voy a dar charlas a institutos no les cuento lo mala que es la droga, o cómo el consumo de éxtasis le puede producir esquizofrenia a quien la tiene latente, porque yo eso médicamente no lo sé. Pero sí les cuento lo que puede pasar si trafican con hachís en el instituto, o si conducen una motocicleta medio «ciegos» después de unas rayas de cocaína. Esas cosas tienen que saberlas, y de hecho se asombran cuando se les cuenta las penas de cárcel que pueden conllevar.