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domingo 24, noviembre 2024

Pedro Fandos, geólogo. ‘En el litoral asturiano hay cuevas que no son fruto de la erosión del mar sino de la mano del hombre. Un hombre anterior al que conocemos’

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Estudia geología en la Universidad de Oviedo y durante veinticinco años trabaja en los pozos de Hunosa, extrayendo información de las entrañas de la tierra. Una vez jubilado sigue con su gran pasión, que le lleva a recorrer las cuevas del litoral asturiano. Once años de estudio geológico y trabajo de campo le llevan a elaborar la teoría de las caverminas. Una revolucionaria hipótesis.

«Históricamente arqueólogos e historiadores académicos han desprestigiado cualquier descubrimiento que pusiera en duda las teorías tradicionales, lo que defendía la escuela ortodoxa de pensamiento, recuerda el geólogo Pedro Fandos. Si Galileo fue enjuiciado y tuvo que sufrir humillaciones por su teoría heliocéntrica yo no espero -salvando las distancias- que mi teoría de las caverminas sea aceptada por los que hoy se creen en posesión de la verdad. A ellos les invito a venir conmigo al campo y mirar por el ‘telescopio de Galileo’ sin prejuicios».

-Explíquenos qué son las caverminas.
-La mayor parte de las cuevas que se encuentran en el litoral cantábrico no son producto de la erosión del mar sino de una actividad humana hace miles de años, antes incluso que el Hombre de Neandertal. He recorrido toda la costa, he inspeccionado la mayor parte de los pedreros y he visto un patrón que se repite. Se trata de un sistema de galerías diseñado por una inteligencia impresionante, siguiendo los estratos, de la misma forma que se hace en las explotaciones mineras. Son esas cuevas de las que hablaba Plinio El Viejo en sus escritos, diciendo que eran ‘obras de gigantes’. Creo que no se refería a gigantes sino a obras gigantescas. En esas cuevas se ve claramente la mano del hombre, además eran diestros.
-¿Cómo es ese diseño inteligente que le llama tanto la atención?
-Están excavadas en las cuarcitas de los acantilados siguiendo niveles estratigráficos. Tienen dos aperturas, mina y contramina y se ve claramente cómo siguen las vetas, por ejemplo de hierro. El ascenso del nivel del mar hace que entre el agua en estas cuevas y comience un proceso de erosión. En la actualidad se puede ver cómo la parte inferior está como una lija fruto de la acción del mar pero la parte de arriba está rota, astillada, consecuencia de la mano del hombre. Desde las alturas dejaban caer grandes moles de piedra y agua, también utilizaban el fuego en combinación con el agua para romper la roca como si fuera una barrena para luego avanzar en las galerías. Eso deja señales como superficies abovedadas o rocas torrefactadas.

«No hay que olvidar que el hombre ha sido minero desde los albores de la humanidad (…).Me pregunto cómo tendrían ese conocimiento tan avanzado en aquella época o quién se lo proporcionó. Yo me hago muchas preguntas y las respuestas a veces me estremecen»

-¿Qué explotaban?
-De todo, aunque principalmente hierro. No hay que olvidar que el hombre ha sido minero desde los albores de la humanidad. Plinio explica que reducían una montaña entera a piedras de tamaño de un guisante, luego lo pasaban al molino y lo reducían a arena. A partir de ahí empezaba el proceso metalúrgico para obtener lo que fuera: oro, plomo, cobre. Me pregunto cómo tendrían ese conocimiento tan avanzado en aquella época o quién se lo proporcionó. Yo me hago muchas preguntas y las respuestas a veces me estremecen.
-Comenta que esos mineros primitivos serían anteriores al Hombre de Neandertal. ¿Cómo llega a esa conclusión?
-Porque en esas mismas cuevas he encontrado pinturas y grabados que son de esa época, del Magdaleniense (Homo sapiens) y están realizados sobre superficies que fueron preparadas antes. Es decir, el arte prehistórico es posterior a estas explotaciones mineras. Eso nos sitúa como mínimo quinientos mil años hacia atrás, antes que el Hombre de Neandertal. Un dato que rompe con todo lo establecido hasta ahora sobre el origen del ser humano.
Eran como nosotros, por lo menos físicamente pero con una tecnología que nada tiene que ver con una piedra y un asta para realizar excavaciones. Hoy gracias a las fotos de satélite pueden verse claramente perímetros que marcan zonas de estudio del terreno para posteriormente realizar canales de agua. Llegaron incluso a desviar los cursos de ríos para tal fin. Se ven que son geolíneas hechas de manera artificial. Un diseño topográfico perfecto.

«No espero que mi teoría de las caverminas sea aceptada por los que hoy se creen en posesión de la verdad. A ellos les invito a venir conmigo al campo y mirar por el ‘telescopio de Galileo’ sin prejuicios»

-También encuentra otra explicación a las pinturas encontradas…
-A mi entender, en algunas pinturas aparecen como órdenes laborales, se apunta hacia grietas concretas y ves cómo detrás, en efecto, hay otra galería. Siguen un trazado. Luego, por alguna extraña circunstancia, estas cuevas cesaron su actividad, quedaron silenciadas y se borraron de la memoria. Como decía Yahvé en la Biblia, «borraré por completo la memoria de todo lo anterior». ¿Qué memoria quería borrar? ¿Qué tenía que resetear? ¿Por qué nadie se pregunta eso? Creo que los investigadores de Atapuerca han visto cosas que no les han encajado con lo conocido hasta el momento. Me refiero sobre todo al tiempo geológico que manejamos. En el siglo XIX se hablaba de obras realizadas por la mano del hombre en el Terciario, una teoría muy debatida que la comunidad científica pronto desechó porque al hombre se le sitúa en el Cuaternario. Creo que el hombre del Terciario está llamando a la puerta y eso va a obligar a revisar todo drásticamente.
-Dice que existen caverminas a lo largo de todo el litoral asturiano. ¿Hay algún lugar donde sean más abundantes?
-Donde más huellas se encuentran es en los terrenos duros, en la cuarcita, mineral abundante en la zona del occidente. En Cabo Blanco por ejemplo, ¿vemos fosos defensivos o zanjas mineras? Además allí curiosamente al pie de los acantilados hay cuevas. En mi opinión, es un trazado de una explotación minera. En la playa de Barayo, entre Luarca y Navia, hay una de las cuevas más bonitas. Cuando baja la marea llama la atención la gran estalactita que pende del techo de una de ellas y estudiando el entorno se puede ver cómo fue esculpida por un fuego muy intenso, hay señales en distintos puntos y luego la enfriaban rápidamente con agua que dejaban caer. Así se fracturaba la roca y podían extraer el mineral.

Muestra caverminas
Foto cedida por Pedro Fandos (*)


-¿Qué dicen de sus teorías los geólogos académicos?

-Insisten en que este tipo de cosas las hace el mar, que todo es debido a la erosión marina. He presentado más de treinta ponencias en congresos y allí donde voy, me ridiculizan, argumentan que no soy riguroso en mis planteamientos; en ocasiones incluso se han negado a publicar mi trabajo en las actas. Pero a estas alturas de mi vida, eso me da igual. Estoy jubilado y tengo para comer. Creo humildemente que si aceptasen mi teoría, los descubrimientos que iban a derivarse de ello serían explosivos. He conseguido reunir un cuerpo de doctrina muy coherente que además cumple los requisitos de un método científico, avalado con miles de documentos gráficos.
Esto no es obra del Cantábrico, el mar causa destrozos caóticos y lo que tenemos ante nosotros son erosiones ordenadas con un diseño clarisimo. Hay pilares excavados en la roca que un ingeniero a día de hoy, volvería a ponerlos ahí. Eso un geólogo lo ve.

(*) Véase que el mar no solo hubiera tenido que erosionar las minas a contrapelo y perfectamente alineadas, sino que desaprovecha los niveles de debilidad geomecánica que supondrían las tres fallas señaladas en amarillo.

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