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miércoles 1, octubre 2025

Bicicletas sin bombas

Teobaldo Antuña
Teobaldo Antuña
Lector impenitente, escribidor ocasional, Teobaldo Antuña mira con lupa la sociedad para ponerse del lado de quienes la construyen, ni obispos ni banqueros ni generales, sino las personas que viven de su trabajo.

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Las apariencias engañan

Me pillan por Levante las transmisiones televisivas de La Vuelta; me paro a verlas siempre que puedo, me encanta ver el paisaje asturiano desde los helicópteros. Precisamente se ha recordado por la prensa alicantina el fallecimiento de uno de los mitos del ciclismo de los tiempos heroicos; Bernardo Ruiz, natural de Orihuela, con cien años cumplidos.

En los tiempos que se seguían sus hazañas por la radio fue el primer español en ocupar un puesto en el podio del Tour (1952). Antes había vencido en La Vuelta del 48 y posteriormente, en el 55, ganaría una etapa de aquel Giro con figuras de la talla de Magni, Coppi o Geminiani.

Bernardo Ruiz
Bernardo Ruiz

No eran entonces ni las condiciones de la competición ni los equipamientos como los actuales, basta ver la evolución de las bicicletas, pesados instrumentos antaño, ligeros cuadros de carbono hoy. Como no había una larga caravana de coches de asistencia, cargaba el ciclista alguna vitualla a la par que, por los más que probables pinchazos, con un tubular a las espaldas, la caja de parches y una bomba.

Las bombas de aire ya no son necesarias, cuánto nos gustaría que tampoco se usaran las bélicas. La presencia de un equipo de propaganda sionista ha sacado a la calle a algunos miles de personas que exigen el fin de la masacre en Gaza.

Esta situación alteró el desarrollo de las etapas; los comentaristas de TVE, Carlos de Andrés y Perico Delgado, se vieron ante una situación no prevista en el guion, que añadió complicaciones a su desempeño habitual.

Son normales las meteduras de pata en una transmisión de más de cinco horas en directo y en estas páginas sonreímos con benevolencia cuando Delgado se empeñó, en las dos primeras ascensiones, en hablarnos del Anglirú, con un acento agudo que nadie sabe de dónde procede. O cuando De Andrés, ante el encuadre de la iglesia de San Juan de Mieres, la convirtió sin permiso papal en la ovetense catedral de El Salvador (unas líneas más abajo retomaremos este tema).

Ambos están preparados para las cuestiones deportivas por sus respectivas experiencias; hablan con conocimiento de piñones, catalinas, bielas o manillares; distinguen a los protagonistas hasta por el estilo de pedaleo. Es su oficio. No tienen, sin embargo, que ser peritos en Historia del Arte; el Principado podría echarles una mano poniendo a su lado alguna persona experta para dar a conocer los parajes que nos regala la transmisión.

Y en cuestiones sociales deberían ser prudentes. Lo fue Carlos de Andrés, en líneas generales; fue imprudentísimo, sin embargo, el exciclista segoviano, que cayó en la campaña de desenfoque de las protestas. Los responsables de La Vuelta quisieron separar deporte y política, como si no estuvieran mezclados de toda la vida; hubo que recordarles que en su momento se echó de las competiciones internacionales a Rusia o Sudáfrica.

Terminó Delgado sus muy desafortunados comentarios con una gracieta: “Tiene buen negocio el que les ha vendido las banderas”. Banalizar la tragedia de dos millones y medio de personas demuestra una escasa sensibilidad humana, al mismo desgraciado nivel que el inefable arzobispo Sanz calificando de “rifirrafe” a una insoportable y muy planificada operación de exterminio.

Ciertos directores deportivos hablaron de defender el pan de sus equipos, ¿tiene más importancia que el insoportable goteo de más de 65.000 vidas? Curiosamente, los principales afectados, los corredores, fueron en general comprensivos con las manifestaciones. El propio líder de la carrera, cuyo triunfo apareció descafeinado, declaraba que la gente “tenía razones para las protestas” y pedía que se escuchara a los ciclistas.

Algunas personas escribimos a la Defensora de la Audiencia de TVE por lo inapropiado de las opiniones emitidas. La respuesta fue inmediata, pasada la queja a Deportes responde el departamento: Desde RTVE no compartimos las opiniones expresadas por nuestro colaborador, quien lamenta profundamente haber generado este tipo de reacciones, todas ellas muy comprensibles, por una forma de expresarse desacertada.Es desafortunado cualquier comentario que no entienda la gravedad de la situación que ha provocado las protestas. Por eso, más allá de las opiniones diversas, nunca pueden alejarse de la seriedad que embarga a la situación.La línea editorial de RTVE y sus profesionales está y estará siempre del lado de los derechos humanos y en contra de quienes los vulneran.”

En la siguiente etapa no hubo comentarios impropios, pero en la llegada a Madrid, esa de la que decía Ayuso que fue Sarajevo, volvió a posicionarse donde solía. Por lo que se ve no lamentaba tan profundamente sus expresiones desacertadas.

Mientras tanto, en Alicante, la ciudad donde me encontraba, hubo un sábado concentración en la Explanada contra la invasión hebrea; al siguiente, los barrios organizaron una “Revuelta por la Paz”, centenares de bicicletas, con muchos niños, contra la masacre.

Son los días finales de septiembre usados por los gobiernos europeos para fomentar el uso de medios limpios en las ciudades, limitar el número de automóviles, fomentar el transporte público y de los carriles-bici; iniciativas no siempre bien comprendidas y en ocasiones mal ejecutadas.

Carril Bici

El error de la foto se debe a falta de concentración. Similar a los que cometen en los reportajes de La Vuelta (retomamos la promesa hecha en líneas anteriores). Pasa el pelotón por el embalse de Bárcena (Ponferrada) y dice el locutor: “Embalse de Compostilla, en la Cuenca del Sil, con una capacidad de 341 hectolitros”.

Poca cosa, me pareció; no hace mucho que, en día soleado como el de esa etapa, pude contemplar las magníficas vistas desde el Mirador de la Peña. El charco tiene un volumen algo mayor, el dato de la tele sería equivalente a poco más de lo que lleva un camión grande de la leche. Voy a los datos oficiales y dice la Confederación que el volumen máximo son 342 hectómetros cúbicos. Ya me parece una cantidad más adecuada para los usos que daba Endesa.

Transcurre luego La Vuelta por el muy recomendable Valle del Silencio berciano sin que nadie cuente su interesante historia en los primeros pasos del Reino de Asturias. Casi mejor, porque el día anterior, recorriendo esta parte nuestra, algo más conocida, en el curso medio del Nalón oímos nombrar el Palacio de Priorrío.

Los vecinos del entorno de Priorio (Oviedo) se sonrieron y perdonaron, porque al menos lo colocó en su nicho histórico, el reinado de Alfonso II; sin embargo, cuando el helicóptero sobrevuela San Pedro de Nora (Las Regueras), ejemplo del arte asturiano, Patrimonio Mundial de la Unesco, nos enteramos de que era obra debida a Alfonso XII.

La verdad, no me suena.

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