Ha aumentado el consumo de crucigramas y otros pasatiempos similares. Admiro a quienes son capaces de construirlos, -particularmente los para mí crípticos sudokus-, si bien en ocasiones les cuesta ajustar las definiciones. Así, pregunta uno “¿estrategia?”; su respuesta dice “táctica”, la misma equivocación con que nos castigan cada día los futboleros, que llaman jugadas de estrategia a sacar de esquina, por ejemplo. Pues no, en puro lenguaje militar la estrategia es la planificación general de una guerra, la táctica el desarrollo puntual para una batalla.
Otro crucigramero pregunta en su 12 vertical “Isla española de las Islas Baleares”. Tal cuál, repetición incluida. Me informo acerca de si los ingleses han vuelto a conquistar Menorca, ¡hace cuatro años que no viajo al archipiélago! Resulta que no, todas las islas siguen bajo bandera nacional (aunque en Palma se hable mucho alemán).
Igual de original es otro que solicita el nombre de una ciudad de Noruega y apunta como solución Reikiavik. Es como si se hubiera congelado la Historia, asunto nada difícil en Islandia. Hubo otros pobladores en la isla del hielo, pero del primero que se tiene noticia cierta es un tal Ingólfur Amarson (849-910), un vikingo noruego que no sé qué buscaba con semejante clima; igual fue a tomar las aguas termales. Sin embargo, la corona noruega quedó subsumida en la danesa, y de Dinamarca se independizaron las gentes islandesas el siglo pasado.
Me gustan más los crucigramas blancos, que aumentan el desafío porque tiene uno que adivinar el emplazamiento de los cuadros negros. Su dificultad crece si el autor no es cuidadoso, así me encuentro con que debo definir “Gustave… pintor francés” ¿Tiene usted idea de quién se trata? Pues resulta que la respuesta es ¡Flaubert, el autor de “Madame Bovary”! Se ve que, en opinión del autor del crucigrama, da una visión tan realista como una pintura. ¿Impresionista, tal vez?
Tomamos estas pequeñas faltas con deportividad, -dan más interés a la tarea de cubrir los cuadros-, y con benevolencia, porque nadie está libre de erratas. Mismamente en esta columna salía la otra semana una frase absolutamente incomprensible: “En una tienda de Allende, la mar salada, se vende una clase de huevos desconocidos para mí”, que sería legible si se suprime una mayúscula y dos comas que no estaban en el original: “En una tienda de allende la mar salada se vende una clase de huevos desconocidos para mí”. El Diañu Burlón en persona trastornando páginas; nada nuevo.
Suele jugar peores pasadas a los comerciantes chinos. Por cierto, que no sé a cuento de qué mantenemos la frase de “engañar como a un chino”, cuando cada día nos demuestran una inteligencia y una capacidad de trabajo dignas de admiración. Sus resultados mejorarían considerablemente si acertaran con los traductores; no es la primera vez, ni será la última que aparecerán en estas páginas sus involuntarias patadas a los diccionarios de castellano y de inglés.
Recibo esta foto de una proveedora habitual, Eloísa Morales, que la ha captado en una céntrica tienda de Gijón. En estos tiempos de enclaustramiento doméstico, de aglomeración familiar en las casas, es bueno tener un método que prevenga los incestos. Véase, escrito por partida doble, para mayor claridad. Desconocemos su nivel de eficiencia.