Antes de terminar el año, las peores predicciones se cumplieron. Los Presupuestos elaborados por el Gobierno del Principado en minoría parlamentaria, fueron rechazados por los cuatro grupos de la oposición. Automáticamente los Presupuestos Generales de 2013 quedaron prorrogados para 2014. Javier Suárez Pandiello, catedrático de Hacienda Pública de la Universidad de Oviedo, explica de forma sencilla lo que muchos asturianos se preguntan en este momento: a qué nos enfrentamos y qué pasará a partir de ahora.
¿Qué es una prórroga presupuestaria?
Un presupuesto es fundamentalmente el plan de organización política y de prioridades de un gobierno desde el punto de vista de la gestión económica.
Cada año se determina cuánto se va a gastar y en qué, teniendo en cuenta el techo de gasto y el máximo de déficit; también se hace una previsión de los ingresos necesarios para financiarlo. Ahí se definen las distintas líneas políticas: unos invierten más en infraestructuras, otros en gasto social, otros en estímulo a la empresa, etc
Esta planificación se lleva al Parlamento, y si no es aprobada se prorrogan las cuentas del año anterior. Una prórroga presupuestaria surge como consecuencia de la incapacidad de un ejecutivo de llevar adelante su plan de gobierno.
¿Cuánto se va a gastar?
Con la prórroga de presupuestos, el Gobierno va a tener un techo de gasto y unas estimaciones de ingresos en función de la evolución de una serie de variables macroeconómicas. Si va todo bien -las empresas tienen beneficios, se contrata a más gente, se pagan más salarios, los salarios tributan, el consumo aumenta, etc.- se ingresará más. Si las cosas van mal -hay despidos, la gente ahorra lo poco que tiene, no se pagan impuestos indirectos, etc.- se ingresará menos. Lo que el Gobierno no podrá hacer es cambiar el ámbito normativo, como incluir nuevos impuestos o variar alguno de los actuales, sino que deberá ajustarse a lo aprobado el año anterior. Si, como dicen, empieza la recuperación económica, es posible que a pesar de la prórroga el Principado pueda recaudar más dinero; lo que no podrá hacer es gastar más.
¿Se puede negociar?
Se mantienen las partidas de personal y gastos corrientes. Será menor el gasto de inversión, porque los proyectos que se realizaron el año anterior -por ejemplo una carretera- conllevaron una inversión que no se vuelve a repetir. El gasto social sin embargo será el mismo: si había un dinero destinado a salarios sociales, se dispondrá de él, pero no se podrá ampliar la cobertura de un determinado servicio, como por ejemplo la Ley de Dependencia. Quedan cancelados los nuevos proyectos.
¿Cómo afectará al Gobierno?
Si el Gobierno quiere sacar adelante alguna nueva ley o partida extraordinaria deberá negociar: tiene que elaborar un proyecto de ley pidiendo ampliación de crédito para una partida concreta y negociar con los distintos grupos para que se lo aprueben. Eso debe hacerlo partida a partida. Es una manera complicada de gobernar que acaba desgastando políticamente.
Dos prórrogas en tres años
Javier Suárez Pandiello. Catedrático de Hacienda Pública de la Universidad de Oviedo
Si bien no es insalvable, no hay duda de que una prórroga presupuestaria -no digamos dos- complica bastante la situación en un momento en el que lo último que se necesita es poner piedras en el camino. Gobernar sin un presupuesto aprobado es una dura prueba política para el gobierno en cuestión, y es además un jarro de agua fría para los ciudadanos, a los que hay que aclarar muy bien por qué su Parlamento no alcanza un acuerdo y cuáles son las consecuencias. Así lo explica el profesor Suárez Pandiello.
-¿Cree que es posible una moción de censura?
-Aunque no dispongo de información detallada, como ciudadano de a pie lo considero una opción poco probable. Para hacer eso deberían ponerse de acuerdo PP y Foro, cosa bastante difícil. Tampoco creo que IU se prestara a tirar abajo a un gobierno socialista y poner en su lugar a uno de derechas. No es lo mismo apoyar unos presupuestos en el Ayuntamiento de Oviedo que ‘tumbar’ a un Gobierno Autonómico. Tampoco me imagino unas elecciones ahora, serían las terceras en tres años y durarían apenas un año, ya que el próximo son las elecciones generales y autonómicas.
-¿Cuál es la situación en los ayuntamientos?
-En una región de un millón de habitantes, hasta hace muy poco, ochocientas mil personas de la zona centro se encontraban en ayuntamientos sin presupuestos; finalmente el Ayuntamiento de Oviedo pudo sacar adelante sus cuentas gracias al apoyo de IU. De cualquier forma los ayuntamientos que prorroguen sus presupuestos cuentan con una ventaja gracias a la última reforma local: pueden estar un año en esta situación y al siguiente aprobar sus cuentas, de modo que no haya dos ejercicios con prórroga. De esta forma se evitará que los ciudadanos puedan salir perjudicados por la falta repetida de presupuestos.
-¿Qué dice esto sobre nuestras instituciones?
-Es necesario que sobre todo por parte de los partidos mayoritarios haya un poco de responsabilidad institucional para que esto salga adelante. Los grandes partidos se quejan de la desafección entre los ciudadanos, pero ¿qué hacen para cambiar esto? Mientras en Alemania Angela Merkel pactó con el principal partido de la oposición para establecer acuerdos en lo importante, aquí se prefiere dividir a sumar. Ocurre también por ejemplo en Italia, donde progresivamente pierden fuerza los partidos mayoritarios y surgen pequeños partidos, hasta el punto de llegar a formar gobiernos pentapartitos.
-Dos prórrogas en tres años parece que normalizan lo que debería ser un caso excepcional. ¿Cuáles pueden ser las consecuencias de esta forma de hacer política?
-Cabe recordar que la historia se repite, y que históricamente todos los fascismos empezaron con una crisis económica brutal y una clase política desprestigiada. Es entonces cuando surge un populista que asegura que va a cambiar todo y la gente va tras él, basta mirar el ejemplo de Francia. Creo que las consecuencias de todo esto las vamos a comprobar en las próximas elecciones europeas. Como castigo, la gente puede votar con las vísceras y no con la cabeza.
Desde el Principado
Javier Fernández. Presidente del Principado de Asturias
«Los efectos económicos y sociales que afectarán a los ciudadanos son negativos. La gente debe entender que una prórroga no le beneficia, al contrario, le perjudica»
El presidente del Principado, Javier Fernández, admitió con honestidad que «en cualquier sistema democrático, cuando un Parlamento rechaza los presupuestos es una derrota del Gobierno. Este Gobierno y su presidente lo reconoce y lo asume». No obstante recordó también que «el Gobierno cuenta con el apoyo de 17 diputados en un Parlamento de 45, y en un momento tan difícil con la crisis que estamos viviendo, el rechazo a las cuentas es una responsabilidad compartida».
Para Fernández la prórroga presupuestaria tiene dos consecuencias inmediatas: la minoración de ingresos y una gestión menos ágil de los recursos.
«Los efectos económicos y sociales que afectarán a los ciudadanos son negativos. La gente debe entender que una prórroga no le beneficia, al contrario, le perjudica». Ante esta situación, el Gobierno tendrá que «compensar de la mejor manera posible ese fracaso y gestionar la prórroga con agilidad». Para ello, pide al resto de los grupos una «grandeza de miras que todos deberíamos de tener para dejar al margen intereses partidistas, grupales e intereses electorales cuando las elecciones están todavía tan lejos».
Por último, el jefe del Ejecutivo reitera que seguirá gobernando pese a la prórroga «porque no se puede llevar a Asturias a unas terceras elecciones en la misma legislatura», y más sabiendo que en 2015 se celebrarán otras. «No voy a embarcar en estas aventuras a los asturianos y hacer pagar a la comunidad el daño de cuatro escrutinios en cuatro años. Que no cuenten conmigo para eso».
La nueva situación presupuestaria exigirá un mayor esfuerzo al Ejecutivo «para gestionar lo mejor posible y aminorar los efectos que pueda tener este hecho sobre la economía, el empleo y los servicios públicos».