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viernes 29, marzo 2024

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Llevo un tiempo viendo que no hay cambio, que no existe evolución. Llevo un tiempo descontento y para nada estoy a gusto.

No sé muy bien si este texto dará en el clavo o sencillamente me buscaré múltiples enemigos en muchos sectores…

A raíz de los incendios, claramente provocados, padecidos durante las últimas semanas en Asturias, y sus posteriores rebrotes, me encuentro en una situación en la que mi cerebro está a punto de implosionar.

Desconozco el origen de los mismos, quienes son los artífices, quienes tienen algún tipo de interés ni cuáles son sus objetivos. Solo tengo determinadas certezas (internas, mías, que para nada son garantes de realidad), las cuales trataré de exponer durante las siguientes líneas, sirviendo a su vez como terapia para despejar este malestar. Pero la primera es firme y simple: todos salimos perdiendo.

Informes de especialistas muestran como causante principal de los incendios provocados durante los últimos años a la búsqueda de aumento de pasto, señalando a los ganaderos como foco casi único de estas destrucciones.

Informes de especialistas muestran como causante principal de los incendios provocados durante los últimos años a la búsqueda de aumento de pasto, señalando a los ganaderos como foco casi único de estas destrucciones. En este sentido, llevo unos cuantos días tratando de hacer comprender a terceros la complejidad de la situación de los ganaderos, de lo que supone vivir del campo y que son dos o tres los que realizan estas malas prácticas sin control ninguno. Ojo, que cafres hay muchos y en este sector también, como en el resto. Así mismo, me veo en la necesidad de hacer comprender a los acusados que el desconocimiento de las dinámicas rurales y la desinformación provoca malentendidos. La tónica general de pensamiento hacia los ganaderos es que son unos aprovechados que viven a costa de subvenciones, lo cual resulta especialmente llamativo, porque cada vez hay menos ganadería en Asturias, si fuera un chollo lo mismo habría más gente con vacas… no sé, se me ocurre…

Además de ser animalín de pueblu, también soy guía de naturaleza y educador ambiental por lo que conozco ambos mundos de primera mano. Me veo en medio y no hay cristo que se haga entender, o mejor dicho, no hay cristo que quiera comprender: la ignorancia y el desconocimiento produce hartazgo en los obtusos que viven embobados por sus problemáticas particulares con independencia de si son ganaderos o ecologistas (o cualquier otro).

Asumiendo (de manera transitoria y entre comillas) que la ganadería es la principal causa de destrucción por fuego en Asturias, resulta curioso recordar cómo diferentes queserías me comentaron hace apenas unos meses su incapacidad de producir más de un número limitado de quesos debido a la indisponibilidad de materia prima, es decir, que no hay leche… Como tampoco hay excesiva carne, de esa con el sello de vaca feliz, ya que ¡oh, sorpresa! resulta que los supermercados no quieren esperar a la temporalidad de los productos, quieren abastecimiento continuado con independencia de cuando se reproduce el ganado, lo que provoca que en su mayoría subsistan a duras penas. Sin contar lo absurdamente elevado que resultaría el precio de venta si atendiéramos sólo a la producción local. Entender que toda esta sociedad, y me refiero a la Asturiana, es un enmarañamiento de factores, circunstancias y decadencia maquillada bajo un manido y descolorido lema turístico, es comprender que somos mucho más de lo que nosotros mismos nos creemos, porque queridos míos (y queridas) seguimos teniendo un complejo de inferioridad tan grande que cualquier cosa nos ofende.

La ignorancia y el desconocimiento produce hartazgo en los obtusos que viven embobados por sus problemáticas particulares con independencia de si son ganaderos o ecologistas.

No nos olvidemos de los clásicos:
Los montañeros protestan porque los de los pueblos les cierran los caminos, los de los pueblos porque los montañeros lo dejan todo lleno de basura y ambos protestan si viene el turismo, porque se dedican a caminar la ruta del Cares en chanclas o suben los coches por pistas forestales.

Los ecologistas protestan por el eucalipto y los propietarios de las plantaciones quieren obtener rendimiento económico de una propiedad (algo totalmente lícito ya que la legislación lo permite), los madereros (o quien sea) quieren pagar poco por la madera por lo que, se comenta, la prefieren quemada.

Los especuladores quieren construir en fincas pegadas a los acantilados o en la montaña con las mejores vistas, o sencillamente alguien tiene un terreno y desea vivir en él, que también tiene derecho. Pero los del pueblo no quieren nuevos vecinos por que “vete tú a saber quién son”, “no socializan con nadie”, “estos madrileños” (aunque sean de Algeciras…). Los que van al pueblo no entienden que las zonas limítrofes tienen propietarios, que no son públicas, y que las que sí lo son hay que mantenerlas entre todos. Que los perros no pueden ir sin correa por les caleyes y mucho menos meterse en fincas ajenas y un sin fin de cosas más, muchas más.

Se nos llena la boca, nos empapizamos cuando hablamos de la gastronomía asturiana, pero resulta que, cuando Asturias arde, una abrumadora parte de la hostelería y gastrónomos no se pronuncian ni protestan.

Se nos llena la boca, nos empapizamos cuando hablamos de la gastronomía asturiana, pero resulta que, cuando Asturias arde, una abrumadora parte de la hostelería y gastrónomos no se pronuncian ni protestan. “El km0, el producto de proximidad” (así, a papu llenu)… la realidad es que, en su mayoría (no sería justo hablar de totalidad) se refieren a lo próximo que está el SuperCash o el Makro. Durante la huelga de transporte sí que hubo preocupación.

Por otro lado, está el “todo el mundo sabe quién son” los que provocan estas quemas descontroladas, pero resulta que nadie denuncia, nadie protesta, porque les da lo mismo, es solo un vacile, una soberbia manifestación del “yo se algo prohibido y tú no”. Si de verdad eres conocedor/a, haz como otros y denúncialo y si no te atreves por miedo, hay formas de hacerlo con sutileza. A veces, parece que no les jode que les quemen la casa o las fincas… no entiendo nada…

Evidentemente los “ecologistas” no se quedan atrás y arrastran igual o mayores tonterías y desinformaciones. O lo que es peor, son conocedores de primera mano de determinadas prácticas y, sin embargo, prefieren callar no vaya a ser que se les desmonte algún chollo o pierdan una nómina durante unos pocos meses. Ni que decir tiene que es mucho más agradable practicar la protesta fácil e indiscriminada frente a asumir la responsabilidad propia, coger el toro por los cuernos (que no creo sea maltrato animal) y sentarse a analizar las múltiples problemáticas que acontecen en la actualidad, practicar la escucha activa, la asertividad y la empatía hacia quienes pretenden sobrevivir, exactamente igual que ellos, ni más ni menos. Obviamente, al igual que en el resto, en este sector no todos son (somos) así.

¡Oh, sorpresa! Falsedad documental. ¿Será quizá que ocurre en todos los ámbitos o no lo vemos ya que no queremos creer en otras posibles facetas de la realidad? (Los de nuestro equipo son los mejores, ¡no harían algo así!)

No olvidemos que maldad hay en todos lados. No porque sean de “los nuestros” nunca rompen un plato. Un ejemplo es, según parece, que se está dando con cierta frecuencia la modificación de los conteos de fauna en algunas de las localidades asturianas sobre las que se elaboran estudios para la viabilidad de “plantar molinos” de energía eólica. Los mismos que realizan estos conteos son grandes amantes y defensores de la naturaleza y, a su vez, perfectos conocedores de los informes finales que llegan a las autoridades competentes en materia de autorización. Informes manipulados, amañados…

¡Oh, sorpresa! Falsedad documental. ¿Será quizá que ocurre en todos los ámbitos o no lo vemos ya que no queremos creer en otras posibles facetas de la realidad? (Los de nuestro equipo son los mejores, ¡no harían algo así!)

¿Por qué no se denuncia? La respuesta: “se juega el puesto de trabajo”. Ojo, un puesto de trabajo que terminará en breve ya que sólo está cubriendo expediente, lo justo y necesario hasta que X consiga la licencia de turno. Y es entonces cuando me vuelvo mal pensado y me dejo llevar por la tónica general que empapa cerebros últimamente: “¿No será que en realidad le da igual el futuro de la zona mientras tenga una nómina? Es fácil dejarse llevar por la situación disfrutando del monte desde un todoterreno. Porque, claro, no siempre vamos a pensar mal sólo para fuera asumiendo que son santos aquellos que tienen una línea de pensamiento similar a la nuestra. Si realmente te duele y preocupa el medio ambiente y el futuro de tu entorno y descendientes haces lo imposible (hay muchas maneras) por hacer llegar a la calle la realidad que estás viviendo. Es muy triste formar parte directa y cómplice de una estafa social y económica que se supone va en contra de tus principios proteccionistas.

Estas canciones las vengo escuchando desde que soy un crio, cambia la profesión, cambia el sector y las causas, pero el fondo es el mismo.

Curiosamente, estos son los mismos que echan porquería sobre los ganaderos, aquellos que pusieron a disposición su seguridad, sus cubas y su combustible en la ayuda para hacer frente al fuego en repetidas ocasiones. Por otro lado, también hubo los que aprovecharon la coyuntura para prender nuevos focos. No sé qué gana alguien de pueblo pudiendo poner en peligro a su familia y propiedades. ¿Será, quizá, más fácil dejarse llevar por un argumentario facilón en vez de buscar soluciones? Criticar siempre fue más divertido que solucionar, lo tengo muy asumido desde hace mucho.

…nos estamos yendo al carajo pese a quien crea que con turismo se sobrevive (¡ja!).

Como no, otros muchos ganaderos y agricultores no comprenden que ciertos ecologistas, entre los que me incluyo, queramos seguir viviendo aquí, desarrollar nuestra vida en la tierrina pero a la vez vemos la necesidad de proteger, de mantener y mejorar el entorno natural como parte de un todo. Que queremos equilibrar y perpetuar el bienestar propio y ajeno durante las siguientes siete o diez generaciones, no salir del paso como se pueda, que de eso ya está todo el mundo cansado. Pero no, se nos identifica como unos desgraciados sin conocimiento alguno, que pretendemos dictaminar qué, cómo y cuándo se han de hacer las cosas en el rural. Pijos de ciudad que buscan no más que dominar a quienes consideran inferiores… (Tiene cojones que me digan esto a mí mientras me meten en el mismo saco).

Siempre se protesta contra los despachos, desde todas las opiniones: ganaderos, agricultores, ecologistas, aficionados y cualquier otro sector o rama de la sociedad. Dejémonos de tanta estupidez supina, por parte de todos, y destinemos tiempo y recursos para generar un espacio de conversación, de búsqueda de soluciones comunes, de conocer y comprender las realidades ajenas para generar ideas a largo plazo que promuevan la estabilidad socio-económica y ecológica de Asturias, que, dicho sea de paso, nos estamos yendo al carajo pese a quien crea que con turismo se sobrevive (¡ja!). Pero sobre todo, con el fin de dar por el culo a todos aquellos que operan desde los sillones, que son bastante más listos que nosotros: se echan a un lado mientras los demás nos arrancamos las pelucas.

…al día siguiente de una fallida e insulsa manifestación de apenas 20 min, los ecologistas se metían zarpazos entre ellos a través de redes sociales: unos, despechados por que los otros se agarran a “un matu ardiendo” para salir en la foto, otros porque les gusta la protesta fácil y sólo comprenden el radicalismo considerando enemigo a cualquiera de dos patas, y otros por que merecemos un meteorito.

Y para terminar, que se me está haciendo bola ya tanta palabrería, al día siguiente de una fallida e insulsa manifestación de apenas 20 min, los ecologistas se metían zarpazos entre ellos a través de redes sociales: unos, despechados porque los otros se agarran a “un matu ardiendo” para salir en la foto, otros porque les gusta la protesta fácil y sólo comprenden el radicalismo considerando enemigo a cualquiera de dos patas, y otros por que merecemos un meteorito. Por su parte los agricultores y ganaderos se cagaban en todo por los mismos medios sobre los ecologistas por manifestarse contra los incendios aprovechando a meter cizaña a todo aquel que quiere escucharles. Y “cuatro” pelagatos que fuimos allí con la esperanza de que la gente manifestara su hartazgo por la destrucción de lo propio, más allá de dar al botón “compartir” de Facebook, Instagram o Twitter. Que guapo ye “protestar” desde el salón de casa con alguna serie de Netflix de fondo. Todo un auténtico despropósito, todo junto gloria (por no decir mierda).

Abandonemos al ego y mandémoslo al carajo junto a las envidias, perdamos el miedo a hablar, que esto parece la dinámica de un matrimonio acabado.

El discurso deriva, alejándose rápidamente del problema original, hacia lo que parece ser la versión (más aún) paleta de Sálvame, eso sí, el “De lujo”, que aquí no somos menos.

Después de toda esta mierda, de tratar de empatizar con todo, de buscar un punto medio, de aportar soluciones y de ser asertivo llegó el momento de darse un tiempo para recapacitar antes de dar por finalizada de manera prematura esta relación y es que, queridos y queridas, esta vez “No soy yo, eres tú”.

Por cierto ¿ya nadie se acuerda de los incendios? ¡Ah! No, es verdad, que ya no es tendencia en redes.

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