Sus imágenes cuentan historias, a veces de lugares cálidos y entrañables y otras de mundos desconocidos llenos de misterio, fantasía e inquietud. Todas ellas son parte de Gala Valdés, una artista que está dándose a conocer estos días con su primera exposición en solitario: Numen.
Para conocer el trabajo de esta ilustradora maliaya sólo hay que acercarse a la librería ovetense Matadero Uno, en la Plaza del Riego, porque hasta el 11 de febrero sus imágenes acompañan a este nuevo espacio literario. La autora propone un viaje fantástico a través de la simbología e invita a descubrir aspectos de la cultura asturiana desde una mirada diferente.
-¿Desde cuándo tienes interés por el dibujo y la ilustración?
-Creo que desde siempre. Mi madre siempre contaba que cuando yo iba a Parvulitos un día la profesora la llamó porque quería enseñarle lo que dibujaba en clase.
Después estudié Bellas Artes en Pontevedra y luego, en esa misma facultad, hice el máster en Libro ilustrado y animación. Pasado un tiempo, quise seguir formándome y fui a la Escuela de Arte de Oviedo; quería hacer Ilustración, pero no pude y entré en Edición, que ahora me está encantando.
“Trabajar de ilustradora y que sea rentable cien por cien es superdifícil, así que cualquier experiencia que puedas tener es poca”
-Actualmente, ¿combinas los estudios con algunos de tus trabajos?
-Sí, hago sobre todo encargos para particulares, también algo de cartelería; suelo hacer el cartel de las Fiestas de San Juan de Amandi y el de la Fiesta de la Sidra. Ilustré alguna novelina, algún libro, alguna portada… pero ahora, mientras estudio, estoy más centrada en encargos particulares.
-¿Tienes claro qué es lo que te gustaría hacer?
-Todo el mundo tiene una idea en la cabeza, pero a día de hoy no rechazo nada que me permita aprender o tener más experiencia. Trabajar de ilustradora y que sea rentable cien por cien es superdifícil, así que cualquier experiencia que puedas tener es poca.
“Es la primera vez que expongo sola y en un espacio emergente cultural como es la librería Matadero Uno. Fue un poco una casualidad y tengo que agradecérselo a mi profesor de Lengua del año pasado, Carlos Iglesias Díez”
-¿Qué supone para ti tu primera exposición en solitario?
-Estoy muy contenta, porque es la primera vez que expongo sola y en un espacio emergente cultural. Fue un poco una casualidad y tengo que agradecérselo a mi profesor de Lengua del año pasado, Carlos Iglesias Díez. La librería Matadero Uno estaba buscando gente para exponer, y como a él siempre le gustaron mis proyectos de clase me propuso a mí, y a la gente de Matadero les encantó mi trabajo.
-Háblanos de la exposición. ¿Qué es lo que muestras en ella?
-La exposición se llama Numen, una palabra que tiene tres acepciones. La primera es ‘entidad sobrenatural dotada de poderes superiores a los del hombre, en especial las de las religiones politeístas’. La segunda dice que es ‘fuente de inspiración artística o literaria, antropomorfa o no’, y la tercera es ‘rasgo distintivo, particular manera de ser de un artista o sabio’. Yo aprendí lo que eran los númenes cuando estudiaba Historia de la filosofía en el Bachillerato y es algo que me fascinó. Quise explorar esto desde la simbología asturiana y también intentando volver a paganizar lo que antes había sido pagano, porque antaño había una convivencia con la cultura celta, pero al llegar el cristianismo se apropió de los símbolos celtas e hizo que lo que antes eran dioses fuesen considerados demonios. De alguna manera y siempre desde el respeto, quise hacer algo invertido y paganizar el cristianismo.
“Aprendí lo que eran los númenes cuando estudiaba Historia de la filosofía en el Bachillerato y es algo que me fascinó”
-La imagen con la que presentas la exposición recuerda a la iglesia de Santa Cruz de Cangas de Onís, pero enmarcada en un ambiente sobrenatural, una imagen que, aunque resulta familiar, también sorprende. ¿Qué comentarios te han llegado en este sentido?
-La gente es muy curiosa, sobre todo en lo que tiene que ver con los paisajes. Me preguntan mucho si es un lugar real o no, y yo digo que la base es real, pero en realidad la imagen no lo es, solo lo es hasta cierto punto.
-¿El mundo mágico es una fuente de inspiración para ti?
-Para mí, la realidad en sí misma es un poco sosa. Siempre fui muy fantasiosa e imaginativa y como esto, al final, también lo utilizo para expresarme yo, de alguna manera es una forma de proyectar lo que tengo dentro, me ayuda a sacarlo fuera.
De cría vivía en una aldea e imaginaba cosas, como cuando se hacía de noche e imaginaba que no estaba sola y que había algo más fantástico que me acompañaba, y es un poco lo que se refleja en la exposición.
“Soy una persona que siempre me he sentido un poco ajena, un poco extraña, tímida y que no encuentro mi lugar, y todo lo que es el mundo imaginario me permite entrar en donde yo quiero y como yo quiero”
-¿Te ayuda a crear el que en un mundo imaginario no haya reglas preestablecidas?
-Sí, totalmente porque además soy una persona que siempre me he sentido un poco ajena, un poco extraña, tímida y que no encuentro mi lugar, y a mí esto me permite entrar en donde yo quiero y como yo quiero.
-Decías en un post de tu IG que querías emplearte en lo que te llena a ti y no en lo que esperan los demás. ¿Dejamos de ser nosotros por los demás?
-Sí, yo muchas veces me he sentido así. Siempre he sido una persona que me he dejado ir para hacer feliz a alguien o para ayudar a alguien y ahora esto que hago me reafirma, el poder decir: yo soy así. Y habrá mucha gente a la que no le pueda gustar lo que hago, que piensa que es oscuro, que es chungo, pero es que es como yo soy.
-Aun así, la oscuridad de algunas de tus ilustraciones no resulta en realidad tan oscura.
-A veces no logro expresar del todo la crudeza de lo que yo quisiera expresar. No soy capaz, siento que suavizo mucho las cosas y es un poco frustrante, pero pienso que insistiendo llegaré al punto que me gusta. Tengo camino por desarrollar hasta el fin de los días. Siempre, siempre hay camino para desarrollar.
“A veces no logro expresar del todo la crudeza de lo que yo quisiera expresar. No soy capaz, siento que suavizo mucho las cosas y es un poco frustrante, pero pienso que insistiendo llegaré al punto que me gusta”
-¿Son tuyas las ilustraciones de la novela Sangre verde?
-Sí, Pepo Sánchez, el escritor, andaba buscando a alguien que ilustrase sus novelas. Me lo presentaron y yo encajo muy bien en sus historias porque tienen un punto de misterio y a la vez que en ellas tiene mucho peso la mitología asturiana, también son un poco detectivescas. Y especialmente su último trabajo, Sangre verde, creo que quedó muy chulo, estoy satisfecha.
-¿Qué mitología es la que más te llama la atención?
-Crecí con la asturiana y es con la que más conexión tengo, pero la asturiana, la celta y muchas otras mitologías europeas van muy enlazadas. Quizás cambien los nombres o algún detalle, pero resulta muy interesante que aquí en la península ibérica se hable de algo que también aparece en el norte de Europa, aunque con diferente nombre y en una época absolutamente pretérita.
“Me presentaron al escritor Pepo Sánchez (buscaba a alguien que ilustrase sus novelas) y yo encajo muy bien en sus historias porque tienen un punto de misterio y a la vez que en ellas tiene mucho peso la mitología asturiana”
-Entre tus trabajos habituales está el retrato de mascotas a las que buscas captar su esencia.
-Sí, a mí me emociona mucho el vínculo que tenemos con los animales. A veces me llegan retratos de mascotas que ya no están y a mí me presta mucho ver cómo la gente es tan agradecida y tan sentida con los animales porque yo también conecto mucho con ellos. Es muy especial.
-¿Qué tipo de técnicas utilizas para tus trabajos?
-Depende, para la exposición mezclé lo tradicional con lo digital. Trabajo con tintas de colores, luego lo escaneo y hago collage con texturas, dibujo por encima y consigo un equilibrio muy chulo, me gusta fusionar ambas cosas.
Para la ilustración infantil prefiero la acuarela porque tiene un punto más amable, más delicado, mientras que los retratos ya son cien por cien digitales. Aunque no me gusta que algo sea todo digital, para algunas cosas sí que compensa porque es más rápido.
-El año pasado ilustraste el libro Julito y el circo ambulante, ¿te motiva el público infantil?
-Sí me motiva, siento que sigo siendo como una niña pero grande, y me gusta mucho trabajar desde la memoria de la infancia, desde los recuerdos que me quedan.
“Me motiva el lector infantil, siento que sigo siendo como una niña pero grande, y me gusta mucho trabajar desde la memoria de la infancia, desde los recuerdos que me quedan”
-¿Hay que seguir siendo un poco niño para no tener límites en la creatividad?
-En lo creativo todas las personas son diferentes, pero creo que sí que hay que mantener un pequeño niño dentro vivo, porque si te riges solo por lo establecido o lo convencional, no sales de eso. Poder pensar de una manera diferente te nace de la infancia o de la ingenuidad de los niños que se preguntan cosas o dicen cosas sin ningún pudor.
-He visto en tus redes cómo afrontas algún reto creativo. ¿Qué es lo más difícil de este tipo de pruebas?
-Yo creo que lo más difícil es hacer que una imagen diga algo sin que sea superexplícita, como sugerir algo universal, algo que todos entiendan, sin caer en lo típico. Si, por ejemplo, hablas de un recuerdo o de una muerte, hacerlo desde una perspectiva diferente pero que alcance a los demás, para mí esto es lo más difícil.
“Me gusta esconder pequeñas cositas en los dibujos, porque de pequeña me encantaba mirarlos y entender todo lo que estaba pasando”
-¿Qué te gusta aportar con tus dibujos?
-Buf, depende, cuando trabajas lo infantil siempre quieres que la persona sienta sobre todo curiosidad por ver más. A mí me gusta esconder pequeñas cositas en los dibujos, porque de pequeña me encantaba mirarlos y entender todo lo que estaba pasando. Buscas algo que dé curiosidad, que también sea un divertimento y tenga a veces calidez, aunque por otro lado también exploro otras cosas como la inquietud. Ahora mismo estoy un poco confusa, porque tengo ambas carreteras delante de mí que son opuestas, pero intento compaginarlas.
-Efectivamente, algunas de tus imágenes muestran colores vivos, son luminosas, mientras que otras transmiten misterio y cierta oscuridad. No parecen de la misma persona.
-En el fondo pienso que, egoístamente a veces, trabajo un poco para mí. Hubo unos años que estuve un poco “parada” y en esa época trabajé sobre todo lo infantil, creo que cuando faltó mi madre esto me consolaba. Me ayudó a conectar, porque al pasar por un proceso depresivo olvidas muchas cosas.
“Me identifico mucho con la protagonista de El Laberinto del fauno, Olivia. Si me tuviese que describir, hay una parte de mí que es ella: todo lo que vive, la imaginación, la obsesión con los cuentos y los libros”
-Expresaste en tus redes el miedo de lo aleatorio que hay en ti ¿a qué querías referirte?
-Siempre fui una cría muy tímida, un poco introvertida y a raíz de la falta de mi madre pasé varias etapas depresivas. Siempre he sido muy sensible y a veces tengo como un caos en la cabeza que es muy difícil de expresar. La gente que no convive con la ansiedad piensa que eres quejica o que quieres llamar la atención, pero es que cuando no lo vives es muy difícil de entender. Existe un estigma y ese caos mental a veces está ahí, pero son momentos. No deberíamos tener miedo ni de decir cómo nos sentimos ni tampoco de pedir ayuda, pero es difícil.
-Entiendo más tus ilustraciones, esas dos partes, ambas tuyas.
-Sí, es como una pelea interna.
-Te gusta mucho El Laberinto del fauno. ¿Qué es lo que te atrae de esta película?
-No es exactamente mi favorita pero es una de ellas, porque me identifico mucho con la protagonista, con Olivia. Si me tuviese que describir, hay una parte de mí que es ella: todo lo que vive, la imaginación, la obsesión con los cuentos y los libros… A mí de pequeña me castigaban sin leer, la verdad es que yo era muy pesada y no los soltaba, por eso me siento un poco Olivia.