El movimiento asociativo en Puerto de Vega tiene uno de sus puntales fundamentales en la Asociación de Mujeres La Romanela. Con casi 190 socias en su parroquia, mantienen vivo el pueblo con sus actividades y la colaboración con otras entidades.
Margarita Suárez lleva años ligada a la asociación, primero como socia, luego como miembro de una junta directiva y desde hace siete años como presidenta de la actual junta.
-¿Qué evolución ha tenido la asociación desde su formación?
-El objetivo inicial de La Romanela era generar actividades para no pasar el invierno metidas en casa, ya que en septiembre se iban los turistas y el pueblo quedaba muerto. Luego las expectativas fueron cambiando porque pensamos qué necesitaban las mujeres de cada grupo de edad. En Vega las mujeres de 50 años han cuidado a su hijos y ahora a sus mayores, no salían a ningún lado y con ellas hacemos talleres como los bolillos o la costura. Con el tiempo fue surgiendo el grupo de las más jóvenes -entre 27 y 35 años-, que prefieren pilates o aerobic. Y con el paso de los años quisimos rescatar la historia de Vega relacionada con nosotras. De ahí surgió nuestro trabajo sobre las conserveras.
-¿Qué destacaría de su mandato? ¿Es una continuidad o un cambio?
-Es un cambio forzoso respecto a la línea llevada anteriormente, ya que teníamos muy pocos fondos, que provienen de la diminuta subvención que nos da el Principado, la subvención que da el ayuntamiento y la cuota de las socias. Entonces nos vimos obligadas a ir a premios e iniciativas para procurar conseguir cosas. Por ejemplo, el premio obtenido por el trabajo sobre las conserveras sirvió para hacer la página web. También intentamos darnos a conocer, más allá de Vega.
-¿Qué actividades realizan a lo largo del año?
-De octubre a junio tenemos pilates, aerobic, bolillos, talla en madera y bailes de salón. Despues desarrollamos talleres puntuales como repostería, cocina, cristal de Swarovski e informática. Celebramos cenas como la del Sombrero en Carnaval y la de Navidad; realizamos excursiones, organizamos la Marmitada de Bonito y también tenemos encuentros con otras asociaciones asturianas, mayoritariamente del occidente.
-¿Qué importancia tiene la Asociación de Mujeres La Romanela en la vida vecinal y cultural de Puerto de Vega?
-Tremenda. A raíz del libro sobre las mujeres conserveras, a este colectivo se le dio el Premio a la Mujer Rural, y ganaron visibilidad. Por primera vez se dieron cuenta ellas mismas y sus vecinos, de la importancia de estas mujeres que antaño fueron el motor de Vega. Entonces los marineros marchaban y ellas se quedaban solas criando a sus hijos, y cuando ellos volvían a tierra porque no podían faenar, esas mujeres mantenían la casa porque iban a la conservera. Las de los alrededores además tenían la labranza. En ese momento empezó su emancipación, porque al principio ellas trabajaban en la fábrica y en las oficinas había hombres. Pero al final ellas lograron ocupar todos los puestos, excepto el de encargado.
También logramos que premiaran a Pilar “de la Carchuela”, que era la matrona de Vega, con un reconocimiento póstumo. Queríamos seguir recuperando el papel de las rederas pero necesitamos muchísimo tiempo que ahora mismo no tenemos.
-¿Cómo es la relación con otras asociaciones locales de mujeres?
-Muy buena. Quisimos relacionarnos con otras asociaciones de mujeres asturianas, y por medio de internet dimos con ellas. Estamos en contacto con las de Villayón, Boal… y recientemente nos juntamos con las del pueblo de Villabona. En esas reuniones charlamos del día a día, compartimos cómo organizamos los talleres, las excursiones, contrastamos cosas que no nos salen bien para mejorarlas. También hacemos excursiones juntas. Participamos entre nosotras, no reivindicamos nada. Eso potencia la unión entre todas las mujeres de la comarca, se crea un hilo entre todas.