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martes 17, septiembre 2024

Arbolar. Bosques urbanos, más que belleza, necesidad

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Estás en la ciudad, párate un momento y mira a tu alrededor. Ahora cierra los ojos e imagina que, en ese lugar rodeado de asfalto y edificios, hay un pequeño bosque. Respira. Siente el frescor que hay bajo los árboles, la sensación de bienestar que te produce. Arantza Pérez, ingeniera forestal, acaba de ganar el Premio Semillero Valnalón por su proyecto Arbolar que transforma espacios públicos en pequeños bosques.

Arantza Pérez, ingeniera forestal y creadora de Arbolar
Arantza Pérez, ingeniera forestal y creadora de Arbolar / Foto cedida por A. Pérez

-Estamos acostumbrados a las ciudades grises, aburridas, incluso las zonas verdes. ¿En qué varía en esto tu propuesta?
-En las ciudades hay mucho hormigón, cemento, nuestra propuesta es transformar esos espacios en pequeños bosques con especies autóctonas, recuperando suelos y generando biodiversidad. ¿Eso qué va a aportar? Mucha más sombra que ayudará a disminuir la temperatura en las conocidas islas de calor que se generan en las ciudades. Va a recuperar suelo, que es la base de toda vida; son espacios con vegetación muy diversa que además puede tener una parte estética importante que incluya flores, hierba… Cuando creas estos espacios biodiversos atraes polinizadores, insectos, aves, en definitiva, creas espacios más naturalizados. En Asturias estamos rodeados de bosques, pero en las ciudades no se ven tanto. Si vas a Oviedo ves que hay muchos espacios verdes, pero es hierba que continuamente hay que segar. Con esta opción ganarías mucho en cuanto a mantenimiento porque estos espacios no necesitan tanta siega.

“En las ciudades hay mucho hormigón, nuestra propuesta es transformar esos espacios en bosques con especies autóctonas, recuperando suelos y generando biodiversidad”

-¿Podríamos decir que esta forma de crear bosque es una vuelta al origen, a reconectar con la naturaleza?
-El objetivo es ese, contribuir a que las ciudades sean más verdes y, además, hacer todo ese cambio incluyendo a las personas. Es muy importante para nosotros la parte social. Hacerlo en comunidad y colaboración. También queremos conseguir una colaboración público-privada para crear este tipo de espacios ya sea en un parque público, centro educativo o residencia de mayores, en este último caso estamos hablando de personas que vienen de zonas rurales y de repente renuncian a todo eso para irse a una residencia que suele ser gris, eso sin duda se pueden mejorar. Los espacios verdes facilitan la vida, la mejoran y nos hacen más felices. No es sólo biodiversidad… son las personas. Es una especie de reconexión.

-Es verdad, muchos artículos científicos hablan del impacto positivo de los árboles y bosques en la salud psicológica y física de las personas. Con un bosque cerca seríamos más felices…
-Está totalmente demostrado. El verde, la eliminación de ruidos, de contaminación, la temperatura, eso te beneficia tanto a nivel físico como mental. Tener un espacio verde cerca, asomarte a una ventana y ver vegetación mejora la calidad de vida de las personas a todos los niveles.
A nosotros no nos gusta hablar de grandes cambios, ni dar cifras de la incidencia del cambio climático, pero sí de mejorar a nivel local estos espacios. Vamos a renaturalizar espacios que ahora están inactivos, no quitas un espacio en uso.

-¿Me podrías explicar brevemente, qué pasos seguís para crear estos bosques?
-Lo primero es ver si la zona es apta o no, que no haya tendidos eléctricos, cableados por encima, que no pasen tuberías subterráneas porque hay que hacer una pequeña excavación, que no sea zona de escombros, cosas muy básicas. Se hace un diseño en base al lugar y lo que desee el cliente. Si se quiere un espacio boscoso para que las personas podamos ir por un senderín, o una plaza en medio; si se trata de un centro educativo y quieren poner un aula rodeada de espacio boscoso. Si es un polígono industrial se puede hacer una pantalla vegetal o adaptar espacios comunes, como poner unas mesas con sombra, etc. Lo siguiente es hacer un estudio del suelo, lo analizamos a partir de unas muestras que tomamos, lo llevamos a un laboratorio y vemos carencias. A partir de ahí hacemos un estudio de vegetación basado en el método Miyawaki, una técnica que funciona en todo el mundo que crea bosques basándose en la vegetación potencial de ese lugar que es autóctona, inspirándose lo más posible en la naturaleza del sitio e inspirándose en sus procesos y diversidad. Cuanta más diversidad, mejor porque eso genera sinergias y colaboraciones entre las propias plantas que es lo que ocurre en un bosque de forma natural. Una vez hecha la selección de plantas se estudia qué materia orgánica hay que aportar al suelo para oxigenarlo. Eso normalmente procede de residuos agroganaderos que hay en la zona. Antes hemos observado los bosques cercanos para ver no solo las especies sino también cómo colaboran entre ellas. En la plantación intentamos implicar a la comunidad bien sea ayuntamiento, trabajadores de una empresa, comunidad educativa si es un cole, asociaciones, etc.

-Por lo que comentas, supongo que no habrá dos bosques iguales…
-No. Como tiene una parte importante de diseño y creatividad puedes jugar con el espacio, también con la vegetación potencial de cada sitio que es distinta. Y luego está el clima de cada sitio que también lo define.

Fotos cedidas por A. Pérez

-Me has hablado varias veces del valor de la educación. ¿Qué te gustaría transmitir a las generaciones futuras?
-Que conozcan lo que tienen. A través del conocimiento es como puedes conseguir un vínculo, y sin ese vínculo difícilmente vas a querer cuidar lo que tienes. Conocimiento de la importancia de los bosques, sin ellos estamos perdidos. Es importante que conozcan las especies que tienen alrededor, que las puedan identificar como antiguamente. Antes esa relación con la naturaleza era mucho mayor que ahora tanto de fauna como flora o vegetación. ¿Cómo transmitimos todo eso? A través de una educación forestal, de pedagogía forestal. Y eso lo desarrollamos de una forma colaborativa porque a la vez que van aprendiendo van haciendo. Y con un resultado final que ellos mismos van a disfrutar, no solo en el momento de hacer el bosque sino de futuro. Van a tener que responsabilizarse de ese espacio y hacer un mantenimiento, incluso podrán monitorizarlo. No es explicarles un rollo de teoría, sino que lo van a vivir.

-¿Cómo conseguís ese rápido crecimiento del bosque?
-La naturaleza por sí misma tarda mucho en recuperar los suelos. Pero hay unas especies pioneras, y otras que las acompañan hasta que el bosque podemos decir que es maduro. Miyawaki lo que hizo fue observar y vio que, con un suelo óptimo y aportando la vegetación adecuada con suficiente densidad -tres o cuatro plantas por metro cuadrado-, las especies competían entre ellas buscando la luz y por tanto tienen mayores crecimientos y más densidad a nivel radicular, una red de raíces que es muy positiva cara luego a generar hongos. Estas son las sinergias y colaboraciones que te comentaba antes. Eso hace que el bosque tenga un crecimiento más rápido.

-¿Tenéis algún bosque diseñado por vosotras?
-El primero que vamos a hacer es un pequeño bosque con aula verde en el Colegio Príncipe de Asturias de Las Regueras. Entre noviembre y febrero tenemos que realizarlo. Es un diseño elaborado por los propios alumnos que luego harán el seguimiento y monitorización de los procesos naturales del bosque. Luego he participado en la creación de alguno en Francia, pero como Arbolar, este será nuestro ‘retoñín’, será el primero.

-Me podrías poner el ejemplo de alguna ciudad que lo esté haciendo bien en este sentido?
-En España no lo conozco. Sé que se han hecho cosas en Santander, en Oviedo o Gijón, -aquí han sacado una cosa muy chula-, pero hay una parte que están haciendo diferente a como lo hacemos nosotros que a lo mejor funciona, no digo que no, porque esto es un poco ensayo y error.
En otros países sí se está haciendo. Por ejemplo, en Chile se está creando bosques en zonas áridas, se ha adaptado la vegetación y se están haciendo cosas muy interesantes. El método Miyawaki se está aplicando en todas las partes del mundo. En Londres al lado del museo hay un espacio pequeño donde convirtieron una zona de adoquines en un espacio verde.

-Esperemos que tanto alcaldes como concejales, si quieren apostar por una zona verde en sus municipios, acudan a profesionales para que les asesoren.
-Esperemos que sea así. Se trata de crear colaboraciones con otros profesionales: con un diseñador gráfico, con otra ingeniera de montes que vino aquí a dar algún taller, estoy buscando a alguna arquitecta paisajista… las cooperaciones son muy positivas, son todo beneficios.

-¿Qué hacías antes de poner en marcha este proyecto?
-Llevo más de veinte años trabajando como ingeniera forestal en gestión de obras, de servicios, sobre todo en espacio naturales protegidos en Asturias para la Administración porque todo esto lo hacía una empresa pública.
Hace unos años me hablaron de este método y me picó la curiosidad, así que me puse a investigar. Vi una empresa que lo lanzó un poco a nivel internacional y me pareció interesante. Tiene una parte de obra, aunque mínima, otra parte de gestión, pero además tiene una parte social que para mí es muy importante, además de la educativa. Los espacios urbanos son mejorables y además es necesaria esa transformación verde. A partir de ahí dije: me lanzo. Cogí una excedencia y creé una asociación que luego a través de Valnalón tomó forma de empresa. El proceso es lento y cuesta traducirlo porque hay que implicar a muchas personas y colectivos, administraciones, pero tengo mucha ilusión en ello. Estoy convencida de que tiene mucho potencial.

https://fusionasturias.com/otras-secciones/ecologia/arbolar-bosques-urbanos-mas-que-belleza-necesidad.htm Arbolar. Bosques urbanos, más que belleza, necesidad
Arbolar ganó el premio Semillero Valnalón al Mejor Proyecto en la pasada edición.

-Ganaste el Premio Semillero Valnalón. ¿Qué te ha supuesto este galardón?
-Sí, no me lo esperaba en absoluto y ha sido todo un impulso. Tengo muchas ganas de hacer este proyecto en el cole de Las Regueras y que a partir de ahí salgan más proyectos. Hay que ir cambiando esta mentalidad, pero poco a poco sé que saldrá adelante. Una vez que se vaya viendo alguno, se comprobarán claramente esos beneficios. En el Ayuntamiento de Oviedo empieza a sonar la idea de renaturalizar los centros educativos y eso es muy importante.

-Se te ve ilusionada y lo transmites.
-Mira, lanzar un proyecto cuesta bastante más de lo que pensabas. Tienes que estar muy ilusionada porque si no no hubiera llegado donde estoy. Me vienen continuamente ideas que dejó ahí y sin descartar que con el tiempo cobren forma. Mantengo viva la ilusión de poner mi granito de arena para cambiar las cosas, para mejorarlas y esta es mi forma de hacerlo.

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