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lunes 14, octubre 2024

Camino del Salvador. Ruta milenaria

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Es uno de los Caminos de peregrinación menos masificados y con más historia. La ruta del Salvador nace en la Catedral de León y culmina en la de Oviedo; después se puede continuar dirección a Santiago de Compostela, siguiendo los pasos que miles de peregrinos han dado antes, en una ruta milenaria que no ha perdido espiritualidad ni encanto.


El refrán lo deja claro: Quien va a Santiago y no al Salvador, honra al criado y deja al Señor. De ahí que el Principado tenga un papel cada vez más predominante a la hora de plantear un Camino que, aunque tenga como destino Galicia, no debería dejar la capital asturiana de lado.
De hecho, el del Salvador se usa desde el medievo, y es en la práctica una derivación del Camino Francés. Una vez llegados a León, muchos peregrinos optan por recorrer la distancia hasta la catedral del Oviedo y presentar sus respetos a las santas reliquias. En definitiva: honrar al Señor. A partir de ahí se puede continuar ruta hasta Santiago para visitar la tumba del Apóstol, bien enlazando con el itinerario de la costa o con el Camino Primitivo por el interior.
Pero situémonos un momento en León, comienzo de esta aventura. Basta echar un vistazo rápido a un mapa para llegar a la conclusión de que ésta no es una elección fácil. Hay que cruzar la Cordillera Cantábrica, y luego adentrarse en la Montaña Central asturiana. Nada que ver con las suaves lomas del Camino de la Costa, o las planicies castellanas del Camino Francés, rotas sólo al llegar al puerto de Pedrafita. Afrontar el Camino del Salvador requiere, si no auténtica fe, al menos grandes dosis de determinación. A cambio la experiencia es única: un recorrido mucho menos masificado de lo habitual, con grandes tramos en plena naturaleza. Es el Camino más puro. «El peregrino que viene al Salvador ya ha hecho otras variantes y busca recuperar un poco ese espíritu del Camino original, escapando del bullicio que tienen otras rutas que quizá han crecido demasiado», opina Jose Antonio Cuñarro o «Jose el de Santa Lucía», uno de los que mejor conocen este tramo, y una referencia casi omnipresente a la hora de buscar información en internet, donde también le conoce como Ender.
Cuñarro es, ante todo, peregrino vocacional: «Mi primer Camino lo hice en el año 2000. Después tuve un accidente muy grave y no fue hasta 2003 cuando me recuperé en condiciones; ahí empecé a hacer diferentes Caminos, y no he dejado de hacerlos hasta hoy». La relación con el del Salvador se intensifica a partir de 2008, cuando recibe una subvención de la comarca leonesa de Cuatro Valles, destinada a señalar la ruta. «Aquella primera señalización fue muy importante, pero se quedó corta: en cuanto llegabas a la zona de montaña no había nada, y se me ocurrió hacer unas flechas metálicas, pintarlas de amarillo e irlas colocando. Al final, agarré la pintura, empecé en León y acabé en Oviedo, y lo he venido señalizando yo desde entonces».

A tener en cuenta

La labor de señalización y asesoramiento que realiza Cuñarro es fundamental en una ruta que transcurre en gran parte por zonas de montaña. Y es aquí cuando hay que tener en cuenta una de las recomendaciones más importantes: escapar de la Nacional 630. «Es una de las carreteras más peligrosas de España, no tiene arcén y caminar por ahí supone un gran riesgo. Y aún así buscas información por internet y hay guías que lo recomiendan, por eso no me canso de insistir en que se evite. Si vas a ir por carretera, mejor coge un taxi o un autobús. Ya tendrás tiempo de hacerlo caminando». Al fin y al cabo, desde hace siglos existe toda una red de caminos que aprovechan los pasos naturales para cruzar la Cordillera. El más concurrido atraviesa el puerto de Payares pasando por Arbás y su impresionante colegiata, donde nos despedimos de la provincia de León para entrar en Asturias.
El paisaje en esta zona deja bien claro que estamos en un entorno de montaña, y como tal las precauciones son inevitables. En ese sentido, Juan Antonio Cuñarro también informa casi en tiempo real. «Yo hago estos tramos bastante a menudo, y voy poniendo fotos y vídeos de cómo está, especialmente en invierno, hasta que ya aviso de que se puede pasar. El criterio es tan sencillo como pensar que a la montaña se va cuando se puede, cuando la nieve y el clima nos deja, es absurdo ir cuando las condiciones no son buenas».
Sin duda, primavera, verano y otoño son las mejores estaciones para plantearse afrontar este Camino; especialmente la última, ya que es cuando el paisaje luce con un brillo especial. Para preparar esta temporada, desde el Principado han anunciado un plan de limpieza entre el límite interprovincial del puerto de Payares y la localidad lenense de Puente de los Fierros, así como la colocación de 42 placas jacobeas. La actuación está consensuada con la Federación de Deportes de Montaña.

Patrimonio de la Humanidad: una reivindicación

Recientemente, los Caminos del Norte han sido reconocidos como Patrimonio de la Humanidad. En Asturias esto incluye el Camino de la Costa, que recorre la región de punta a punta, el enlace entre Villaviciosa y Oviedo, y el Camino Primitivo entre Oviedo y Grandas de Salime. Sin embargo, el Camino del Salvador ha quedado fuera de esta clasificación, pese a tener un indiscutible peso histórico. El motivo se explica a medias por razones técnicas y políticas. Para entrar en la lista de la UNESCO hay que cumplir con el requisito previo de estar declarado Bien de Interés Cultural (BIC). La parte asturiana es BIC desde 2007; la parte leonesa, en cambio, no ha aprobado el trámite. Parece ser que el apoyo sistemático de la Junta de Castilla y León al Camino Francés ha sido hasta ahora incompatible con potenciar esta otra vía, lo que no ha sentado bien a los habitantes de la zona afectada, que podrían beneficiarse enormemente de un aumento en la llegada de peregrinos. El rendimiento económico derivado del Camino está más que estudiado, y al abrigo de la vía surgen pequeñas iniciativas empresariales, en forma de servicios y alojamientos que pueden dar vida a zonas fundamentalmente rurales o deprimidas. Así ocurre también con el Camino del Salvador, pero sin contar con el impacto publicitario que están experimentando otras variantes. Aun así, el número de peregrinos crece año tras año.
Alojamiento y servicios son un requisito que siempre se contempla a la hora de decidirse por una ruta u otra. «En realidad hay tres patas para dar a conocer un Camino», opina Cuñarro. «Una es la divulgación, que hoy en día se consigue a través de internet. Otra es la señalización, para no perderse. Y la tercera son las infraestructuras para acoger al peregrino. Estas infraestructuras se han ido poniendo poco a poco, lo que ha ayudado a que este Camino haya crecido en los últimos tiempos, e incluso se vayan quedando pequeñas. Dentro de poco habrá que «volver a empezar» en el tema de la acogida de peregrinos, porque los albergues ya se llenan sin problemas y en pueblos pequeños es cada vez más difícil conseguir plazas». De ahí que albergues privados, pensiones, y alojamientos de turismo rural vayan también cubriendo un nicho de mercado del que aún no se han visto todas las posibilidades.

Buen Camino

Una vez conocidas las peculiaridades de la ruta, los consejos para seguir el Camino son los que marca la lógica: un equipo ligero y adecuado para la época del año, contando con que en montaña el tiempo puede variar rápidamente, un calzado cómodo y una buena planificación de las etapas, evitando agotarse antes de tiempo. El Camino del Salvador se divide habitualmente en seis: León-La Robla, La Robla-Poladura, Poladura-Payares, Payares-La Pola, La Pola-Mieres, Mieres-Oviedo. En esta ocasión nos centramos en las tres últimas, que discurren por territorio asturiano. Lógicamente, la distribución de cada tramo depende de las fuerzas, el tiempo y las ganas que el peregrino quiera dedicarle, recorriendo más o menos según su ánimo. Por eso, si sobra tiempo, incluimos también una serie de sugerencias turísticas, para ésta u otra ocasión. Otra característica del peregrino es que toma nota de los lugares que más le impresionan para volver con la familia o los amigos, reviviendo las sensaciones y visitando lo que le había quedado pendiente. El Camino, de este modo, se convierte en una experiencia casi infinita que se renueva una y otra vez.

La Salvadorana. Testigo en papel
Así como el peregrino que llega a Santiago se hace con la Compostela o Compostelana, el tramo entre León y Oviedo cuenta también con una credencial propia: la Salvadorana. Es un diploma que certifica que se ha completado el Camino (hay que ir sellando un documento en las diferentes etapas) por métodos tradicionales: a pie, a caballo o en bicicleta. Los motivos pueden ser religiosos o de otra índole. La expiden en la Catedral ovetense o en el Albergue de Peregrinos de la Asociación Asturleonesa, también en la capital del Principado.
Jose Antonio Cuñarro fue uno de los impulsores de esta credencial, heredera de las antiguas bulas o buletas que se otorgaban a quienes culminaban esta peregrinación. «Para conseguir la indulgencia plenaria en Santiago tiene que ser año santo compostelano, mientras que en el Salvador se puede conseguir todos los años. ¡Así de importante es este camino en la historia! Por eso nos pareció interesante tener un documento a modo de acreditación, y se ve que a la gente le ha gustado la iniciativa».
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