Asturias cuenta con una nueva compañía teatral: Paraninfo 58. Para dar el primer paso en los escenarios asturianos la compañía ha elegido la obra “El día de autos”, del autor gijonés José Busto, con la que muestran su compromiso por los jóvenes y el teatro.
Andrés Pérez Dwyer y Juan Blanco -director y actor- se conocieron en 1995, haciendo teatro en un paraninfo de Gijón. Les unió una misma manera de entender la escena. Paraninfo 58 apuesta por los temas actuales, inmediatos y sin concesiones, siempre cercanos al gran público. “El día de autos” recibió en 2002 el premio Marqués de Bradomín, uno de los galardones literarios más importantes para jóvenes dramaturgos. Con esta obra, estrenada el 4 de septiembre, la nueva formación teatral trae a los escenarios una dramática interpretación sobre temas muy actuales. Para Juan Blanco, el realismo es una de las claves de esta propuesta teatral.
-¿Cómo definir lo que denominan “resistencia teatral”?
-Aparte de que nos gusta mucho como suena, escogimos lo de “resistencia teatral” porque elegir hacer teatro como forma de ganarte la vida implica una manera de resistir en sí misma, sobre todo con los tiempos que corren. Por otro lado, es resistir frente a un tipo de teatro más abundante y acercar la interpretación a un aspecto más cinematográfico, más realista o naturalista. Siempre nos ha llamado mucho la atención por qué la gente joven no va al teatro y sí al cine. Cambiar eso es uno de nuestros principales objetivos y creo que en el estreno lo hemos conseguido.
“Elegir hacer teatro como forma de ganarte la vida implica una manera de resistir en sí misma, sobre todo con los tiempos que corren”
-La trama de “El día de autos” es bastante dura: dos jóvenes que esperan para comprar droga se encuentran con un cadáver. ¿La provocación es importante a la hora de afrontar un proyecto?
-No, se debe a la obra que hemos escogido. Nuestra intención desde luego no es provocar al espectador, eso es colateral. La obra es dura, violenta, pero también es un texto que consideramos francamente bueno porque está premiado con el Marqués de Bradomín del año 2002 y no se había vuelto a representar desde que se le concedió el premio. Nos apetecía rescatarla porque además de que mucha gente se pueda sentir identificada, es una obra que el público joven puede ver y entender y a partir de ahí sacar sus propias conclusiones. La obra en ningún momento hace apología de las drogas; tampoco las ataca, aunque presenta una cara bastante desagradable de ellas.
-¿Qué destacaría de la respuesta del público?
-Aunque nosotros detectamos en el texto bastante humor negro, quizá un poco gamberro, nos sorprendió que en ciertos momentos la gente se riera. No sabemos si quizá sería risa nerviosa, porque en la obra hay situaciones violentas, en cuanto aparece el cadáver la situación va degenerando cada vez más y se va creando una atmósfera inquietante y a veces terrible. En general creo que ha tenido una buena acogida, tanto a nivel de gente de la “calle” como de “teatreros”.
-¿Cuáles son los planes ahora, después de este estreno?
-Resistir como podamos, sacar funciones de debajo de las piedras. La cosa está fatal y se buscan cada vez cosas más baratas; tampoco ayuda el interpretar tragedias o dramas porque en el circuito de Asturias se prefieren obras costumbristas o cómicas. Tenemos intención también de salir de la Comunidad, para lo cual tenemos varias ideas entre manos, y seguir avanzando con distintos proyectos y montajes.