Hoy día, en menos de una hora en coche es posible llegar desde el concejo de Lourenzá a la capital del Apóstol Santiago. La mejora de las comunicaciones ha cambiado la percepción de las distancias, aunque no para los peregrinos del siglo XXI que siguen recorriendo el camino trazado por sus antecesores.
La ruta Camino Norte tiene un importante aliado en el municipio de Lourenzá. Este enclave de la Mariña Lucense ha acogido a tantos caminantes a lo largo de los siglos que sería imposible determinar la cifra. El Monasterio de San Salvador, que acogió a una comunidad de monjes benedictinos hasta su desamortización en el año 1835, fue clave en la fundación del núcleo de Vilanova y sus piedras son bien conocidas por los peregrinos.
Hoy día el Monasterio sigue impresionando con su presencia a todo el que llega con su mochila a hombros hasta Vilanova. Esta hospitalaria localidad es final de etapa para los que realizan el Camino Norte. La mayoría llegan tras emprender la jornada en Ribadeo y recorrer veintiocho kilómetros. El recorrido les regala bellas vistas desde el monte de Santa Cruz, y rincones con historia como la Iglesia de Nuestra Señora de las Virtudes, donde se fundó en el siglo XVI un hospital para peregrinos dedicado a San Andrés. El desnivel más importante lo encuentran después al norte de Vilamariz, en un tramo que despide al municipio de Ribadeo y se adentra en el de Barreiros.
Durante el recorrido, los peregrinos tendrán ocasión de ver las explotaciones dedicadas a la faba y contemplar el Pazo de Tovar
En este concejo vecino, y tras pasar por lugares como Vilarmartín Pequeno, Vilamartín Grande, Gondán y San Xusto, los pasos ya se encaminan hacia tierras de Lourenzá a las que accederá tras ascender el monte Calvario. Desde este punto ya se divisa Vilanova de Lourenzá, a la que se accede cruzando el Ponte da Pedra, de origen medieval. Aquí será bien recibido el cansado caminante que encontrará tres albergues donde alojarse, dos de ellos de iniciativa privada que habrá que consultar previamente pues solo permanecen abiertos en determinados periodos del año (Albergue Castelo Lourenzá con capacidad para 50 personas, de marzo a octubre y Albergue Savior con 30 plazas, de abril a octubre). El que funciona durante todo el año es el albergue público. Tiene 22 plazas y un coste de 6 euros que incluye el uso de cocina, duchas y cama con kit de sábana desechable.
Antes de abandonar Vilanova de Lourenzá en dirección a su próximo fin de etapa en Mondoñedo, el peregrino puede visitar el Monasterio de San Salvador, también el Museo de Arte Sacro y el Centro de Interpretación de la Faba, su producto más emblemático. Aunque lo mejor sería sin duda degustarlo en algunos de los negocios de restauración local que saben cómo prepararlo de muchas formas, la más tradicional, el potaje de Lourenzá.
El Camino original pasa por Santo Tomé
Una de las decisiones que el peregrino tendrá que tomar al aproximarse al límite occidental asturiano será coger la ruta que le conduce a Ribadeo o bien, emular a los primeros peregrinos y elegir el camino histórico del Norte, que le lleva a tierras de Vegadeo. Esta última es una opción ideal para los que priorizan la tranquilidad aunque ello conlleve algo más de dificultad. El itinerario les llevará a pasar el río Eo a la altura de Abres y desde ahí encaminan sus pasos en dirección a Trabada, fin de una de las etapas. La siguiente les conducirá hasta Mondoñedo atravesando para ello el municipio de Lourenzá. Durante el recorrido tendrán ocasión de ver las explotaciones dedicadas a la faba y contemplar el Pazo de Tovar, conocido también como la Torre de Canedo. A menos de dos kilómetros, se encuentra el núcleo de Santo Tomé (un lugar donde es posible avituallarse) que abandonarán para avanzar en dirección a O Castro, en Lindín, y de ahí a Barral de Cima. En menos de cuatro kilómetros ya se habrá alcanzado el destino final: Mondoñedo, donde vuelven a confluir ambas rutas, la concurrida procedente de Ribadeo y la poco frecuentada por Vegadeo.