En el municipio gallego de Trabada la naturaleza se ha recreado regalando rincones llenos de magia. Desde las cumbres que forman parte de sierras como A Cadeira hasta las aguas de la Ría del Eo, existen muchos motivos para que este rincón de la Mariña Oriental en la provincia de Lugo sea un lugar para visitar y, por qué no, para quedarse a vivir.
Trabada posee muchos encantos pero sin ninguna duda uno de los que más llaman la atención son sus caminos. Es un lugar para recorrer, para caminar con calma y dejar que el tiempo pase sin prisa. Ahora que llega el verano y los días son más largos, nada mejor que dedicarse a conocer este concello que pertenece, junto con otros seis ayuntamientos de Lugo y siete de Asturias, a la Reserva de la Biosfera Río Eo, Oscos y Terras de Burón.
Para disfrutar de sus senderos una buena opción es conocer algunas de las rutas que recorren el municipio: Ruta da Fraga de Becerreira con una distancia de 6,2 kilómetros y de baja dificultad, la Ruta do Monte Roxal-Teixido desde la que se pueden apreciar algunas panorámicas sobre el valle de Lourenzá, la Subida al Monte Picato que comienza en el Alto do Couso, la Ruta Fraga da Belosiña y por último, la Ruta da Fraga de Vilapena. Esta parte del núcleo urbano con el que comparte nombre y en el que se puede visitar la iglesia, que destaca por su retablo barroco. A través de este recorrido nos adentraremos en un ecosistema de bosque autóctono cuyo gran protagonista es el roble.
Uno de los elementos que marcan el carácter abierto de la gente de Trabada es ser un punto fundamental en el trazado de la Ruta Norte del Camino de Santiago. Hasta aquí llegan los peregrinos que proceden de Asturias por la parroquia de la Ría de Abres y que para continuar su camino hacia el Apóstol deben atravesar el concejo de este a oeste en dirección a Lourenzá.
Las parroquias que forman el municipio (A Fórnea, Ría de Abres, Sante, Valboa, Vidal, Vilapena, Vilaformán y Trabada) ofrecen también abundantes muestras de arquitectura civil y religiosa de interés, como la Iglesia de Valboa del siglo XVIII, la Iglesia de Sante del siglo XVI o los pazos de Pacio y de Terrafeita. Y una muestra de su pasado prerromano es el menhir de O Marco da Pena Verde, uno de los vestigios arqueológicos más conocidos y que ya aparece mencionado en el Diploma del Rey Silo.
La gastronomía local también es un reflejo de su geografía. La caza y la pesca marcan los sabores a la hora de sentarse a la mesa, pero si hay un sabor que solo se puede degustar en este municipio es la «enfariñada», un plato elaborado siguiendo la clásica receta de las abuelas y que este año se convirtió en el protagonista de una fiesta gastronómica de exaltación en su honor.
Mujeres rurales, el alma de un pueblo
Llevan el nombre de un cruce de caminos, Marco da Pena Verde, que según comenta su presidenta Esther Fernández González conduce a diferentes parroquias del municipio. Ellas, las mujeres rurales, también están presentes en toda la geografía de Trabada. Son alrededor de 82 socias las que forman este colectivo que lleva más de veinte años creando alternativas para la vida en el medio rural trabadense. Participan en talleres, organizan excursiones y sobre todo colaboran con el Ayuntamiento y otras asociaciones en muchos de los eventos que tienen lugar en el municipio. Allí donde son necesarias acuden con una sonrisa y su buenhacer gastronómico que enriquece las celebraciones locales. Lo mismo preparan empanadas que las típicas enfariñadas, un manjar exclusivo de Trabada elaborado con harina, huevos de corral, leche y torreznos. «Es el plato que se hacía tradicionalmente en las casas de la zona, una comida de subsistencia, que viene de antiguo porque ya lo elaboraban las monjas Clarisas para Felipe II», explica Esther. El pasado mes de mayo pudimos verlas preparando las enfariñadas en la I Fiesta Gastronómica en honor a este producto. «El problema que tenemos en Trabada es que la población está muy envejecida y cada vez hay menos gente joven que participe en la Asociación», añade la presidenta. Esto no impide que sigan con su dinamismo habitual, su próxima actividad será una excursión en alguna comunidad cercana y para después del verano tienen previsto organizar un taller de cocina.
Festival Interregional Eu son Eo. La unión de las dos orillas
A finales de este mes de junio se celebra la tercera edición de un festival nacido con la intención de reforzar los vínculos existentes entre los pueblos de ambas márgenes del río Eo, pertenecientes a Galicia y Asturias: Trabada y Vegadeo.
La primera edición del Festival partió de los alcaldes de Trabada (Lugo) y Vegadeo (Asturias). La vicepresidenta de la Asociación Eu son Eo, Hortensia Araújo González, relata que «esto partió de una propuesta de los propios alcaldes, en la que quisieron vincular a los pueblos de ambas orillas del río. La verdad es que fue muy bien acogida por todos los ciudadanos y en ello colaboramos gente de las dos orillas para poner esto en marcha. La primera edición la organizaron los propios ayuntamientos y a continuación se crearon las asociaciones, que ya fuimos tirando del carro».
El Festival tiene lugar en Abres, una localidad compartida entre Asturias y Galicia. «Se celebra a orillas del Eo, en la parte del río que antiguamente era zona asturiana pero que pasó a ser de Galicia al cambiar el curso del río de forma natural». La cita se celebra los días 29 y 30 de junio, y trata de dar a conocer el Occidente asturiano y La Mariña Lucense, por lo que a la feria acuden artesanos y artistas locales.
Otra de las señas de identidad del Festival es su carácter familiar, con actividades para todos los públicos: «no queremos perder esa característica -indica la vicepresidenta-. Esa es la idea que queremos mantener del Festival como referente, que no sea solo música, sino algo abierto para todos».
«Aquí vinculamos dos comunidades autónomas, pero al final somos un mismo pueblo. Quizás en esta situación se encuentren muchos pueblos fronterizos de España, y deberían saber que pueden hacer muchas cosas juntos»
Siguiendo el éxito del pasado año, se mantendrán las actividades acuáticas en el río para niños y adultos, artesanía que incluye taller de forja con el herrero Friedrich Bramsteildl -que trabaja en Santa Eulalia de Oscos y es un referente en toda la comarca-, gastronomía elaborada con productos locales y recetas de la comarca y el mercado Eo Rural donde se venden productos ecológicos y hortalizas de pequeños productores locales. También habrá música: DJs de la comarca y de la Mariña Lucense y el grupo Cañoneros -con sus canciones al estilo de los años 80 y un montón de versiones- serán los encargados de hacer bailar a todos. Y como concierto estrella estará el show «We love Queen», que acaba de finalizar sus representaciones en el Teatro La Latina, de Madrid.
A todo ello se suma que desde la asociación trabadense queremos terminar el reportaje que empezamos el año pasado de cómo se hace una chalana -barcaza propia de la zona, en la que antiguamente las gentes del pueblo salían a pescar-, desde que se tala el árbol hasta que se pinta. Son cosas que te hacen recordar la historia del pueblo. También deseamos ampliar el reportaje de fotografía antigua que hicimos la edición pasada, porque a la gente le gusta ver cómo eran las cosas antes. Espero que con lo que vamos a hacer este año, la comarca del Occidente asturiano y la Mariña Lucense vayan tomando nombre en un formato agrupado y no cada uno por su lado».
Otra actividad que se mantiene debido a su aceptación es la realización de una ruta de senderismo, que este año tendrá un nuevo recorrido, y por la que caminan juntos gente de ambas márgenes del Eo.
«Aquí vinculamos dos comunidades autónomas, pero al final somos un mismo pueblo». El primer ejemplo de unión lo han dado los alcaldes a los que se han sumado los ciudadanos, que participan activamente desde la primera edición montando los stands, diseñando cómo se va a poner cada cosa… «La idea es que vayamos a medias y entre todos consigamos hacer lo que pretendemos. Somos unos privilegiados porque no todos los pueblos tienen la suerte de contar con dos alcaldes que se han volcado en un proyecto único y de tener a gente que está respondiendo muy bien».
Cada vez el Festival tiene más auge y es para muchos un referente de unión, en una sociedad que en ocasiones fija más la mirada en lo que separa a los pueblos que en lo que los une. «El Festival se llama Eu son Eo (Yo soy Eo) en referencia al río, porque al final todos somos el río, el agua…», sentencia Hortensia.