El Instituto Nacional del Carbón desarrolla las investigaciones más punteras en relación al carbón y sus posibles derivados. Carlos Gutiérrez Blanco es su actual director, que tiene su sede en la capital ovetense.
El INCAR es uno de los ciento veinticinco institutos que el CSIC tiene distribuidos por toda España y uno de los tres que se hallan en Asturias. Estudios sobre cambio climático, captura de CO2, los grafenos u otros materiales ocupan la actividad de esta entidad perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
-¿Cuáles son, a grandes rasgos, los frentes de investigación del INCAR?
-En muy pocas líneas los frentes de investigación son dos: uno el carbón y otro, los materiales que tienen relación con el carbón.
Dentro del carbón podemos hablar de otras sublíneas: captura de CO2, combustión del carbón, carbonización del carbón, eliminación de elementos contaminantes que se producen al convertir el carbón; y dentro de los materiales hay materiales de carbono asociados a otros compuestos para una determinada actuación, básicamente para aplicaciones energéticas, estructurales y medioambientales.
-¿Cuál es el proyecto estrella del Instituto?
-Ahora mismo podemos decir que el proyecto más desarrollado es el de captura de CO2. El proyecto empezó haciendo sus pruebas en un laboratorio, pasó a una planta pequeñita y ahora aquí ya tenemos una de 30 kilovatios. En un período muy escaso de tiempo -creemos que para el año que viene- estará funcionando en la central térmica de Hunosa en La Pereda, Mieres, una planta experimental de un megavatio que es tres veces ésta. Y si ésta da buenos resultados el siguiente paso sería construir una de 20 megavatios. Podemos decir que éste es el proyecto estrella, lo que no significa que no haya otros proyectos que tienen su interés. También hay otros que están trabajando en captura de CO2, pero bajo otro punto de vista y todavía a nivel de laboratorio. Y hay grupos de gente que está trabajando con materiales como por ejemplo los grafenos, materiales que están de actualidad gracias al premio Nobel de Física concedido a los científicos Geim y Novoselov por la obtención de este nuevo material.
“Pronto estará funcionando en La Pereda una planta experimental de un megavatio. Si da buenos resultados, el paso siguiente será una de veinte megavatios”
-Respecto a las investigaciones sobre captura de CO2, ¿hay perspectivas a corto plazo de que el carbón pueda convertirse en una energía limpia?
-Si por limpia nos referimos a que el CO2 pueda ser capturado, pues sí. Además hace poco he tenido acceso a un informe, y muchos científicos que han participado en él lo consideran como una tecnología muy factible en un corto espacio de tiempo, teniendo en cuenta que este tipo de tecnologías requieren un desarrollo. Eso puede suponer que la emisión de CO2 por procesos de conversión del carbón no va a ser un problema añadido a la combustión del carbón.
-Debido a la difícil situación del carbón nacional, y como consecuencia de las minas asturianas, hay mucha expectación ante proyectos como éste. ¿De qué manera puede afectar su desarrollo?
-Si los procesos de captura de CO2 resultan ser positivos como esperamos y se desarrollan en los plazos previstos, debería afectar positivamente al carbón asturiano, que no deja de ser un carbón como otro cualquiera. Aunque es cierto que cuando estás trabajando en esto estás pensando en trasladarlo al medio más cercano. Otra cosa, que yo desconozco, son las decisiones políticas que se tomen con respecto al carbón y que siempre son más complicadas.
-El carbón como combustible se usa desde la prehistoria, y a la vez se presenta como un material de futuro. ¿En qué medida se desconocen sus cualidades?
-Es bastante desconocido. Este Instituto comenzó a funcionar en el año 47 con motivo de la creación de Ensidesa, que necesitaba coque para consumir en la siderurgia, pero había muy pocos estudios sobre carbones. Entonces el Instituto se dedicó más que nada a procesos de transformación del carbón, tuvimos una batería de hornos de coque y mantuvimos una relación muy estrecha con Ensidesa, después Arcelor.
También cogimos mucha experiencia trabajando con alquitranes y con breas, productos que hace años eran de deshecho y que después se revalorizaron porque eran la base para materiales de carbono de mucho más valor añadido. Ahora mismo hay varias líneas de investigación en las que a partir de estos productos iniciales o de otros sintetizados se está trabajando en supercondensadores, en materiales para almacenamiento de energía, o en materiales porosos para la captura de contaminantes en agua. Hay un sinfín de aplicaciones que se pueden obtener o bien del carbón o bien de materiales relacionados con el carbón.
-Otro de los proyectos que desarrolla el INCAR está centrado en el estudio de las turberas asturianas y el cambio climático. ¿En qué consiste?
-Es una línea muy interesante. Con financiación de los gobiernos regional y nacional tenemos en marcha un proyecto de estudio de las turberas asturianas, porque a través de lo que encontremos en ellas podemos ver qué comportamientos climáticos hubo a lo largo de los últimos 1.200 años. Ya hemos estado en Somiedo o Tineo, y actualmente estamos estudiando estudiado turberas de la costa (Llanes y Cudillero). De momento todavía estamos en fase de recoger información, y sobre todo estamos dando a conocer una metodología que antes no existía porque se desconocían este tipo de materiales.
“Si los procesos de captura de CO2 resultan ser positivos como esperamos y se desarrollan en los plazos previstos, debería afectar positivamente al carbón asturiano”
-El INCAR cuenta con financiación pública, pero ¿en qué medida colabora el sector empresarial?
-Las empresas en muchas ocasiones van con nosotros a esas convocatorias de proyectos, bien sean regionales, nacionales, o europeos. También pueden contratar con nosotros un servicio o un proyecto, o ir a desarrollar un tema muy concreto. Nosotros tenemos relación con muchas empresas tanto del entorno como de fuera, bien sea para tratar sobre materiales o sobre carbón. Un ejemplo que nos puede servir como referencia de cómo la transferencia de conocimientos va dando pasos para ir más allá del calamicismo, es el caso de la captura de CO2 por nuestro procedimiento. El CSIC ha firmado un acuerdo para crear una Agrupación de Interés Económico (AIE) junto a Endesa y Hunosa. Ultimamente se ha incorporado una empresa de ingeniería, Foster Wheeler, que construirá la planta de captura de de CO2. Como decía, es un claro ejemplo de transparencia tecnológica.
-¿Cómo están viviendo los recortes en los presupuestos de investigación?
-En cuanto al funcionamiento normal hemos tenido reducciones aproximadas de un 7% , que se han ido superando sin problemas. Nosotros, como nos financiamos con proyectos o contratos de investigación de la UE, del Plan Nacional o del Plan Regional no hemos acusado una disminución de los proyectos con relación a otros años, y por lo tanto seguimos nuestra actividad. Lo que sí hemos notado es la diferente oferta de plazas de científicos titulares: hace dos años el Consejo convocó doscientas cincuenta y este año han sido veintitrés. Como consecuencia de la crisis económica prácticamente no hacemos obras y el mantenimiento se ha relajado un poco; pero la actividad científica se puede decir que más o menos es la misma; de hecho la producción está al mismo nivel que el año pasado, incluso es un poco superior.
-¿Cómo valora el esfuerzo que desarrolla Asturias en I+D+i con respecto a otras comunidades autónomas?
-No conozco la situación en otras comunidades, pero sí lo que trata el gobierno central en general. Mi experiencia personal me indica que el Principado de Asturias ha mostrado una sensibilidad especial por los I+D+i. Y lo ha hecho decididamente, tanto en la convocatoria de proyectos de investigación básica, como en convocatoria de proyectos de centros de investigación con empresas, en el apoyo a proyectos singulares estratégicos donde participan muchas empresas y centros tecnológicos, y también en cuanto a proporcionar equipamiento científico a los distintos centros con las convocatorias públicas existentes. Aunque por supuesto todo es mejorable, creo que ha funcionado bien dentro de las medidas de una comunidad autónoma con unos presupuestos definidos.