El Albergue Canino de Langreo acoge el programa de voluntariado “TU CAN” con el que, además de potenciar la sociabilidad de los perros que permanecen en las instalaciones, se pretende mejorar su estado físico y emocional.
Actualmente son quince las personas voluntarias que participan en este programa impulsado por el Ayuntamiento de Langreo en colaboración con la entidad de voluntariado Operation Waggy Tails. «Los voluntarios tienen un acuerdo con el Ayuntamiento y funcionan de una forma autónoma, con sus propios estatutos, reglas y normativas, aunque lógicamente están coordinados por nosotros, los profesionales que gestionamos la instalación y que llevamos a cabo labores más especializadas», explica Paulino Fernández Gutiérrez, de la empresa de educación canina Dog Harmony, responsable de la gestión del albergue langreano.
«Nosotros velamos para que los perros salgan a pasear con las personas adecuadas y que realicen actividades que les favorezcan –añade el gestor del refugio–. Los voluntarios desarrollan una tarea fundamental. Estos días, por ejemplo, hay una voluntaria que, como está de vacaciones, viene todos los días desde Gijón. Es una persona con mucha experiencia y se encarga de sacar a los Perros Potencialmente Peligrosos (PPP)».
«Un perro abandonado que llega tras haber vivido en una casa está destrozado. El cambio de vida es brutal porque vienen de un estado de confort y pasan a vivir en un estado de supervivencia»
(Paulino, responsable del Albergue Canino de Langreo)
Entre las actividades que realizan los participantes en el programa se encuentran los paseos de enriquecimiento ambiental con los perros, su cepillado, así como otro tipo de actividades. «Los voluntarios con menos experiencia se hacen cargo de los perros más sociables –comenta Pau, como se le conoce coloquialmente–, mientras que los más veteranos pueden hacer otras actividades contempladas en el protocolo, como juegos de olfato, relajación o incluso un poco de medicina básica». El objetivo de estas acciones incluye en algunos casos trabajar con perros que arrastran traumas y problemas emocionales y ayudarles a mejorar su calidad de vida.
El toledano afincado en Asturias desde hace décadas explica que «muchos perros no vienen bien, y ya no digo físicamente, sino psicológicamente, porque un perro abandonado que llega tras haber vivido en una casa está destrozado. El cambio de vida es brutal, aquí se encuentra con otros animales, no hay calefacción y pasa frío, se estresa; a veces se queda literalmente en los huesos y no podemos hacer nada. Vienen de un estado de confort y pasan a vivir en un estado de supervivencia. Y aunque tenemos veterinarios que tratan a los perros, educadores caninos profesionales y las instalaciones municipales son buenas, esto nunca se puede equiparar a cómo vivía el perro dentro de una casa en la que estaba, a lo mejor solo, y sin estrés. La realidad es que en un albergue no están en la mejor disposición para recuperarse».
«La Ley de Bienestar Animal ha provocado un efecto contrario a lo que se esperaba y lo estamos sufriendo, no solo los gestores de albergues y protectoras, sino también los propios animales»

Desafortunadamente, la cifra de animales acogidos en las instalaciones langreanas ha aumentado considerablemente. El responsable del albergue municipal achaca el incremento de abandonos a la puesta en marcha de la Ley de Bienestar Animal. «Ahora tenemos alrededor de sesenta y dos perros, una barbaridad, mientras que antes de la Ley teníamos sobre treinta o treinta y cinco como máximo. La legislación ha provocado un efecto contrario a lo que se esperaba y lo estamos sufriendo, no solo los gestores de albergues y protectoras, sino también los propios animales. El problema, que es la irresponsabilidad de la gente, se ha visto empujado y agravado por la Ley».
Para Pau, entre los factores que pueden haber causado un mayor número de abandonos se encuentra el aumento de requisitos a los propietarios de animales que requieren de un mayor desembolso económico. A los costes alimentarios y los cuidados veterinarios habituales hay que añadir la implantación del chip identificativo, la vacuna de la rabia y otras vacunas, la desparasitación y la esterilización de los animales. La realización de un curso de tenencia responsable y la obligación de un seguro de responsabilidad civil son otros puntos a tener en cuenta, aunque actualmente no hay reglamentos necesarios para implementar algunas de estas cuestiones.
«Puede ser que un propietario quiera tener a su perro en las mejores condiciones, pero cuando tiene que asumir tantas obligaciones y gastos económicos es posible que no pueda mantenerlo. Con eso no ha contado la Ley»

«Puede ser que un propietario quiera tener a su perro en las mejores condiciones, pero cuando tiene tantas obligaciones y gastos económicos es posible que no pueda mantenerlo. Con eso no ha contado la Ley, –explica el responsable del Albergue, claramente contrariado con la nueva normativa–. La implantación del chip ya era obligatoria anteriormente, pero ahora hay una mayor dureza en las sanciones. Entre otras cosas, ahora no está permitida la reproducción, con lo cual si tienes una perra y tienes la mala suerte de que se quede preñada te pueden sancionar, y no es una sanción pequeña. Al mismo tiempo, no está permitido tener atado al animal ni encerrado durante cierto tiempo, tampoco puede estar suelto por la calle, ni en una terraza o balcón, todo es sancionable».
Entre los puntos controvertidos de la Ley se apunta también la falta de consulta con profesionales del sector a la hora de su elaboración. Desde el Albergue también señalan este aspecto: «No han contado con la comunidad científica para su desarrollo, no han hablado con profesionales veterinarios, ganaderos, educadores caninos, etc. Y eso que la comunidad se ha ofrecido por activa y por pasiva para ayudar, porque es una ley de un tema muy sensible y lógicamente tiene que estar adaptada a la realidad, no a la irrealidad. Hay cosas que no tienen sentido, como que a los perros y gatos se los trate como si fueran Bambis, pero luego se siguen matando toros en las corridas. ¿Qué pasa? ¿No son animales?».
«Hay cosas en la Ley que no tienen sentido, como que a los perros y gatos se los trate como si fueran Bambis, pero luego se siguen matando toros en las corridas. ¿Qué pasa? ¿No son animales?»
La implementación de la Ley, que entró en vigor en septiembre, también supone todo un desafío para los responsables de albergues y protectoras que sufren los estragos de un creciente abandono de animales. Entre las razas que sufren mayormente esta lacra se encuentran los mastines y los border collie. «Al igual que hace un tiempo existió un boom de las razas potencialmente peligrosas y la gente quería tener un pitbull o un rottweiler, ahora se han puesto de moda los border collie, –explica Pau, que gestiona también el Albergue municipal de Mieres–, pero cuando la gente se cansa de ellos los abandona. Y luego está el caso de los mastines, que se utilizan en zonas rurales como perros de guarda y custodia de ganado. El problema surge cuando la gente que hace rutas se los encuentra y les da comida, entonces el perro ya no ladra y deja de desempeñar su función, con lo cual el ganadero puede llegar a prescindir de él, abandonándolo o incluso cargándoselo».
La cara más amable de la gestión de un albergue aparece cuando se consigue dar en adopción a algunos de los animales. En el Albergue de Langreo pudieron celebrar la acogida de cerca de setenta ejemplares, entre ellos Homer, un perro que ostentaba el triste récord de permanencia en el refugio: once años. «Era un PPP y llevaba aquí desde que era cachorro, pero hace un mes vino una mujer interesada en él. Yo le comenté que si no lo sacaba, el perro se iba a morir en el albergue y ahora ella está feliz con el perro y el perro con ella. Y podemos verlo porque lo sube a redes sociales, fue verdaderamente un éxito».
Desde el refugio canino hacen un llamamiento para incentivar la adopción de animales y fomentar la tenencia responsable de mascotas. «Un animal no es un objeto -explica el responsable del centro- y es importante considerar la adopción como una primera opción, pero siempre hacerlo de una forma responsable».
A este hombre no le importan los animales, solo quedar bien. Ni sabe cuántos animales hay en las instalaciones, ni como se encuentran, ni siquiera les da atención veterinaria. Tres de sus propios perros están en el albergue de Langreo, uno cambiado a nombre del ayuntamiento que lleva dos años allí y que ni puede caminar a penas, y ni siquiera le da atención veterinaria para mejorarlo. Otro de esos tres perros que son suyos y ahora viven en el albergue se pasó días sin comer porque a él se le olvidaba dárselo. Y el otro prácticamente vive en una oficina. Que este hombre venga a dar lecciones de bienestar animal cuando tiene a abandonados a sus propios animales me parece un poco hipócrita.
Mas de uno de los perros en el albergue son del dueño, no les presta atencion veterinaria, ni siquiera sabe que perros hay
Vaya mentiras que dice ese hombre, si no le importan los animales en absoluto, ni siquiera sabe los animales que entran en sus instalaciones ni les da atención médica