Con más de cuarenta años de vida, el polígono de Asipo -de iniciativa privada- es todo un ejemplo de cómo sumando fuerzas es posible crear una poderosa área industrial. Al frente de la Asociación de Empresarios del polígono se halla Delfín Cuervo.
En el polígono de Asipo, la iglesia que otrora formó parte del complejo de la fábrica de explosivos Santa Bárbara se ha desacralizado y convertido en lugar de peregrinaje para los amantes del skate.
Conseguir lo mismo empleando menos recursos. Ese es el objetivo que se plantean muchas empresas asturianas que ven en la Eficiencia Energética la manera más directa y eficaz de reducir gastos y contribuir a preservar el medio ambiente.
Preside la Junta Rectora desde 2008, continuando con el trabajo de sus predecesores en unos años en los que la coyuntura económica ha sido muy complicada. Aunque todavía no se puede hablar del final de la crisis, reconoce que se aprecian algunos indicios que pueden indicar un cambio positivo.
A la sombra de la capital ovetense, en pleno centro de Asturias y con una geografía excepcionalmente llana, el concejo de Llanera podría pasar desapercibido, si no fuera por que precisamente estas condiciones son las que han impulsado el excepcional desarrollo industrial del municipio. Asipo y Silvota, dos grandes áreas empresariales de referencia junto con el Parque Tecnológico, han hecho de las tierras de Llanera un lugar deseado para la empresa asturiana.
Hace aproximadamente cuarenta años una serie de empresarios pusieron en marcha el Polígono de Asipo. Se trata de un polígono totalmente privado, que busca ahora vías de colaboración con la administración.
Tras décadas de gestión en solitario, la Asociación de Empresarios se plantea nuevas formas de colaboración con las administraciones para poder progresar. Para Delfín Cuervo, Presidente de la Asociación, los servicios del polígono están cubiertos, pero hace falta ayuda para afrontar una remodelación de las infraestructuras.
Tras la buena acogida de la última promoción de Asipo III, a mediados de septiembre se celebra la Junta General Extraordinaria de SODIASA, en la que se ofrecerá a los accionistas la posibilidad de adquirir los últimos espacios aún sin vender, con unas condiciones excepcionales.