El peso industrial del concejo de Llanera es innegable, y uno de los pilares sobre los que descansa es el Polígono de Asipo.
Tras navegar en los años más duros de la crisis, esta zona empresarial afronta 2015 con buenas perspectivas, buen nivel de actividad y concentra sus esfuerzos, si no en crecer, sí en realizar un esmerado mantenimiento del nivel de calidad de las instalaciones, a la espera de que la ansiada recuperación comience a dar frutos.
Es uno de los veteranos. Es necesario recordar los orígenes de Asipo porque el dato arroja visión sobre la capacidad de evolución de este polígono industrial, que ha pasado por distintas coyunturas económicas desde su creación en el año 1968. Entonces, un grupo de empresarios constituyeron en Oviedo la Asociación de Industriales de la provincia de Oviedo (Asipo). Se quería construir una zona industrial ubicada fuera del casco urbano de esta ciudad, aunque con cercanía suficiente para acortar desplazamientos y facilitar gestiones. Con este planteamiento se ponía solución a uno de los problemas que estaban empezando a surgir con el crecimiento de las ciudades, y era la difícil convivencia de actividades cuando el tejido industrial se mezclaba con el tejido urbano. En un momento en el que las fábricas y talleres necesitaban espacio para crecer, el ofrecimiento de los terrenos de la compañía Unión Explosivos Río Tinto SA en el concejo de Llanera fue una solución aplaudida por los empresarios. En ese momento comienza el crecimiento de Asipo.
El polígono nació de la iniciativa privada y así ha ido gestionándose hasta el día de hoy, nutriéndose de las cuotas de los asociados, empresarios propietarios de las parcelas y que desarrollan aquí su proyecto económico. No cuenta por tanto con aportaciones públicas, vía subvención, ni de entidades locales ni regionales. Al no estar recepcionado por la administración, todos los servicios y el mantenimiento de las instalaciones las gestiona la asociación de empresarios.
Esfuerzo para el mantenimiento
Con una historia que ya supera las cuatro décadas, en este momento el polígono ya va necesitando programar intervenciones de envergadura económica para renovar apartados generales como el firme o la red de saneamiento. Mientras se espera la oportunidad para plantear esas inversiones, que serían importantes, se está realizando un trabajo efectivo de conservación para evitar el envejecimiento de las instalaciones, a base de gestionar adecuadamente su mantenimiento. Esta política está dando muy buenos resultados, puesto que fracciona los gastos y a la vez mantiene en perfecto estado todas las instalaciones. Las reparaciones necesarias para la conservación se llevan al día y esto evita que se acumulen necesidades que luego requieren inversiones mayores.
La crisis ha dejado su huella, como en el resto de áreas industriales asturianas. Si antes del declive económico trabajaban en el conjunto de sus instalaciones unas 3.500 personas, actualmente la cifra se ha reducido hasta aproximadamente 2.000 trabajadores, y de las aproximadamente 250 naves que configuran un polígono de gran envergadura en torno a 40 se encuentran cerradas. Ahora que se empieza a hablar de recuperación, los gestores de Asipo detectan un movimiento incipiente, aunque todavía demasiado sutil como para sacar como conclusión que la crisis ha finalizado. Tras el verano de 2014 varias empresas se dieron de alta en el polígono y aumentó el número de alquileres. Seguidamente se detuvo de nuevo la demanda en los meses de diciembre y enero, pero se confía en que poco a poco se vaya retomando, aquí y en toda Asturias, el movimiento que da vida a las áreas empresariales, uno de los motores económicos de la región.