Pérdidas de equipaje, overbooking, cancelaciones, retrasos… viajar en avión es cómodo y rápido, pero también puede resultar una fuente de problemas. Para saber qué podemos esperar y cómo reclamar, el abogado Braulio Antuña ha publicado “¿Alguien me puede decir donde puñetas están mis maletas?” (Septem Ediciones), una guía práctica sobre los derechos del pasajero aéreo.
Basándose en su experiencia como abogado, hace dos años publicó un Manual Práctico de Derechos del Consumidor, en el que hacía un recorrido por las situaciones posibles en establecimientos turísticos. También había un capítulo referido a los derechos de los pasajeros, que ahora Braulio Antuña actualiza y extiende en esta nueva guía. Casos prácticos, legislación, sentencias… todo contado de forma accesible y con un toque de ironía.
-Uno tiene en ocasiones la impresión de que las compañías inventan nuevas formas para que volar sea más incómodo y difícil. ¿Es así?
-Existe una gran opacidad a la hora de que las compañías aéreas ofrezcan lo que por ley se les exige, que es tener carteles con letras bien grandes con la información que deben dar a los pasajeros en el caso de denegación, retrasos y cancelaciones de vuelos. Pero no lo hacen, y así se ahorran muchísimo dinero. En el caso de grandes retrasos, el pasajero tiene derecho a una comida, una bebida, dos llamadas de teléfono; si el retraso es de más de seis horas tendrían que ofrecerle un hotel…
“Existe una gran opacidad a la hora de que las compañías aéreas ofrezcan lo que por ley se les exige”
-¿Las compañías Low Cost dan más problemas?
-Sí, porque quizá sean también los que más tratan de tapar esa información. Hay que estar muy atentos a la letra pequeña porque a veces vemos un billete muy barato, pero luego descubrimos que vamos a aterrizar en un aeropuerto que a lo mejor está a trescientos kilómetros de nuestro destino; o que aparecen precios inducidos que en el contrato no venían; o que cuando queremos mirar alguna cláusula está sólo en inglés y no en español; o que el servicio de atención al cliente es un teléfono de pago… Y si además resulta que hay que pagar por llevar una segunda maleta, incluso pagar por ir al servicio dentro del avión, vemos que esas compañías no son tan baratas como en un principio podría parecer.
-Una de las principales preocupaciones es el equipaje. ¿Qué hay que hacer ante un problema de este tipo?
-Hay que solicitar una hoja de reclamaciones en el mostrador de la compañía aérea, salvo que se trate de un viaje combinado, que entonces también podríamos reclamar a la agencia de viajes con la que contratamos. También hay que saber que la maleta se considera perdida cuando no ha aparecido en veintiún días.
“El terrorismo existe y está bien que haya controles, pero no se puede llegar a extremos”
-Está aumentando la seguridad en los aeropuertos; lo último, los escáneres corporales. ¿Se maltrata al pasajero en aras de la seguridad?
-El miedo no puede servir nunca de excusa para recortar derechos fundamentales, que es lo que se está haciendo. Por eso yo soy muy crítico con el tema de los escáneres corporales. Yo nunca he visto un escáner en campos de fútbol en los que caben cien mil personas. No he visto que se haga un control exhaustivo en un centro comercial, cuando los fines de semana no hay quien entre. No he visto que se escanee a los viajeros en el ferrocarril. Es muy curioso que además, en Estados Unidos, gracias a la segunda enmienda de una Constitución muy respetada, uno pueda comprarse un arma de fuego en cualquier tienda. Entonces, ¿qué sentido tiene que te comprueben de arriba a abajo?
-Precisamente en el libro hay muchos ejemplos relacionados con escáneres.
-Claro. ¿Qué ocurre si alguien tiene cuestiones políticas, culturales o religiosas? Hace poco leía que dos musulmanas no pudieron volar porque se negaron a pasar por el escáner. Ha habido casos en los que vas con una escayola y te obligan a quitártela para ver si llevas algún tipo de detonante. O el caso de una señorita con una pierna ortopédica que se tuvo que quitar en medio de una fila de gente. O el caso de una chica que tuvo que sacarse unos piercings de los pechos con alicates porque no le permitían volar con ellos. Y todo esto ocurre simplemente por subir a un avión. El terrorismo existe y está bien que haya controles, pero no se puede llegar a estos extremos. Hay una carta de los derechos fundamentales que dice que la dignidad de la persona es inviolable.