Una dura experiencia de maltrato cambió la vida de Noeleen Fonseca en un tiempo en el que todavía pocas mujeres se atrevían a denunciar. Ella fue una de las primeras en hacerlo en Asturias y en España. Aquello fraguó un viaje hacía sí misma que ahora materializa en creación literaria.
La autora leonesa que reparte su corazón entre su provincia natal y Asturias, donde vive desde los doce años, relata el origen de sus cicatrices en (Des)amor, una antología que va por su cuarta edición y que reúne a quince componentes de una tribu de corazones rotos. En sus páginas revela lo que pasó el día en que decidió poner fin a una relación tóxica y cómo de maltrechos y doloridos quedaron su cuerpo y mente.
En La Magia de empoderarte, otra obra colectiva, comparte cómo es posible seguir caminando hacia los propios sueños gracias al impulso de la sororidad. Porque de eso va el compartir de esta madre soltera que ha superado enormes dificultades y que ahora prepara el que será el ‘libro de su vida’. Una literatura sanadora con la que aspira ayudar a otros y otras en su propio camino.
-Retrocediendo en el tiempo ¿en algún momento pensaste que podrías convertirte en escritora?
-Desde muy pequeñita jugaba a escribir libros, escribía, maquetaba… Y tengo un poema que hice con quince años, que fue una de las pocas cosas que viajó conmigo a lo largo del tiempo y que ahora es parte del libro personal que estoy rematando. Es una especie de viaje al pasado, porque me di cuenta de que es importante escarbar en esos sueños que siempre tuviste y que vas apagando por culpa de las típicas frases: “Ser artista no paga las facturas, y con eso no se gana uno la vida”. En mayo de 2022, al cumplir años, decidí apostar por esto porque había algo que seguía ahí dentro y que me llamaba a escribir. No sé si será un libro, dos o tres, pero necesito demostrarme a mí que puedo.
-¿Qué crees que fue lo que desencadenó dar este paso?
-Ya tenía a mi peque casi pre adolescente y, en esta etapa en la que ves que los niños ya no dependen tanto de nosotras, me paré a pensar, hice un balance y vi que realmente no había hecho nunca ninguna inversión en mí. Siempre eran inversiones en tiempo hacia los demás, en dinero, en hobbies, etc., y en ese momento me apunté a un curso de escritura y fue cuando empecé a pensar: ¿Por qué no invertir en lo que de verdad me enciende la pasión?
“Aprendí la importancia de darle valor al pasado, porque si no te paras lo suficiente a revisarlo, vas a cometer los mismos errores una y otra vez, y no vas a romper patrones”
-Tengo en mi poder los libros (Des)amor, la tribu de los corazones rotos y La magia de empoderarte. En ambos compartes aspectos de tu vida. ¿Qué importancia debemos darle al pasado?
-En el libro de (Des)amor cuento ese episodio que me convirtió en una de las primeras mujeres amparadas por la ley de violencia de género en España y en Asturias, de eso hace ya veinte años. Con ese relato, en retrospectiva, aprendí la importancia de darle valor al pasado, porque si no te paras lo suficiente a revisarlo vas a cometer los mismos errores una y otra vez, y no vas a romper patrones. El poema del que te hablaba, el que escribí con 15 años, ya hablaba de recibir golpes, y yo tenía 19 cuando me golpeó mi pareja así que pienso que era un aviso, una llamada para que prestara la suficiente atención. Pero si no prestas atención en el momento, o no aprendes de los errores del pasado, estás condenada a repetirlos.
-¿Ahora mismo nos definen las cicatrices o más bien lo que hacemos con ellas?
-Ambas cosas, porque yo veo las cicatrices como aprendizajes necesarios. Todo lo que me tocó superar y pasar en la vida en ese momento era necesario, porque necesitaba asimilar conceptos, afilar las herramientas para prepararme para lo siguiente. Lo cuento en La magia de empoderarte, porque cuando piensas que tu vida sentimental ya está resuelta, y crees que estás encaminada, luego te das cuenta que la vida es compleja. Hay muchas variables que no controlas, porque no es sólo la parte sentimental, también está la laboral, las amistades, etc. Y, de repente, entiendes que tu sistema de valores ha cambiado y que tú no eras consciente. Cuando se genera esa ansiedad interna y hay esos cambios de rumbo que te resquebrajan entera es cuando te paras y analizas cuáles son tus valores de verdad y te das cuenta que son los que te tendrían que guiar siempre.
-Buena suerte o mala suerte… ¿depende de cómo aproveches las circunstancias?
-Sí, es lo del vaso medio lleno o medio vacío. Como decía Viktor Frankl, no es lo que te pase, sino cómo te tomes lo que te pase.
“Como madre soltera te sientes más sola, pero también aprendes que tú eliges quién es tu familia y la puedes rehacer, la puedes ampliar y también, a veces, es sano reducirla”
-En La magia de empoderarte afirmas que te tocó saltar sin cuerda e improvisar la ruta. ¿Es una constante en tu vida que te marca o algo meramente puntual?
-No creo que me defina porque es una de esas cosas que tienes que ir afinando. Tu entorno, a veces, no es la sangre sino el que eliges. Como madre soltera te sientes más sola, pero también aprendes que tú eliges quién es tu familia y la puedes rehacer, la puedes ampliar y también, a veces, es sano reducirla. En ocasiones, cuanto más rodeada estás más sola te sientes, porque no pones límites y el entorno te chupa la energía.
-¿Es importante en los pasos que das dejarse guiar por la intuición?
-Sí, a mí nunca me ha fallado, pero sí me ha fallado la escucha. Cuando tú sientes algo o te sientes triste y no le das la importancia que tiene, cuando intentas hacer como que no pasa nada cuando, en realidad, sí pasa, ahí es cuando vas en contra de ti, en contra de tu intuición.
-¿Es preferible tener definido lo que no quieres que a lo mejor lo que buscas?
-Esa es una cuestión que enfoco mucho en el libro nuevo, porque para mí hubo un momento en que para avanzar fue importante saber lo que no quería. Pero, más importante que saber lo que no quieres es identificar hacia dónde vas, hacia dónde te diriges, porque sino, puedes ir descartando, pero puede ser que te muevas de una cosa a otra que es igual o peor. Yo sabía lo que eran los malos tratos físicos, pero me faltaba saber lo que quería para poder encontrar lo que necesitaba de verdad.
“Más importante que saber lo que no quieres es identificar hacia dónde vas, hacia dónde te diriges, porque sino, puedes ir descartando, pero puede ser que te muevas de una cosa a otra que es igual o peor”
-Con todo el recorrido realizado ¿hacia dónde crees que va encaminada tu trayectoria?
-Este año tengo la intención de publicar y estoy valorando montar mi propia editorial, estoy haciendo un MBA (Máster en Administración y Dirección de Empresas) que tiene un proyecto de empresa.
Mi camino en la escritura acaba de empezar, primero con dos proyectos colectivos y luego firmé con Almuzara otro pasito más que será la publicación de un tercer libro colectivo.
De todas formas, todo explosionará con el libro personal que estoy preparando y que abarca la salud mental global, sobre todo de las mujeres desde que somos niñas hasta que somos madres y nos toca enfrentarnos al mundo laboral, que sigue siendo un poco injusto para nosotras. Tenemos que llenar la mochila de todo porque necesitamos impulso, y por mi parte, yo intentaré publicar con una gran editorial, y si no es posible, montaré una propia.
-Siempre has querido compartir para ayudar, ¿sigue siendo tu objetivo principal en la literatura?
-Sí, de hecho, hubo varias editoriales interesadas en que publicara con ellas el libro que tengo prácticamente rematado, pero creo que llegaría a más gente con una editorial grande o controlando yo el proceso de marketing y de edición. Así que esa es mi apuesta. Quiero que pueda llegar a la gente de la mano de una gran editorial que de verdad apueste por ese tema, aunque no sea lo más fácil o lo que más se venda. Es supernecesario abordar la salud mental, además está muy relacionada con la violencia de género, y en este terreno no hemos avanzado tanto. Después de tantos años, las cifras de maltratos siguen aumentando, creo que no estamos haciendo lo suficiente y este será mi granito de arena.
“El libro que tengo prácticamente rematado va de soñar a pesar del miedo, a vivir en lugar de sobrevivir, va un poco por ahí, por tomar conciencia y empoderarse una misma”
-La tuya es una apuesta valiente.
-Es que todo está relacionado, porque si no hay salud mental, no vives; te limitas a sobrevivir. Y es triste, porque en realidad tenemos todas las herramientas necesarias para luchar por cada una, por nuestros sueños. El libro va enfocado a soñar a pesar del miedo, a vivir en lugar de sobrevivir, va un poco por ahí, por tomar conciencia y empoderarse una misma.
-¿Cómo ha sido tu participación en tu último libro colectivo?
-Fue muy bonito porque nos juntamos nueve mujeres que habíamos tenido experiencias vitales muy diferentes, pero -cuando nos escuchábamos- el sentimiento de soledad era igual. Gracias a esto pude conocer historias de chicas que han sufrido abusos desde la infancia, mujeres que atraviesan un proceso de divorcio, de custodia, de malos tratos… gente que necesita que les cuentes que todo va a ir bien porque tú ya lo has vivido. Y también te encuentras con mujeres que han perdido a sus hijos, y esas son vivencias que te ayudan a relativizar, a pensar: “¡ostras!, yo lo he pasado mal, pero es que hay mucha gente que lo ha pasado peor y si esto me ocurriera a mí, no sé cómo reaccionaría”. Es muy necesario visibilizar, tanto para tener la oportunidad de ayudar como para tú misma sentirte agradecida.
“Todas nos podemos ayudar al coincidir en un punto complementario, pero tenemos que estar dispuestas a mostrarnos vulnerables, a dejarnos ayudar. Y es cierto que también la vida te enseña a identificar a esas personas vitamina, a esa luz que no apaga la tuya”
-¿El diálogo entre mujeres puede ser sanador?
-Totalmente, sanador y necesario. Y ese es como mi superpoder en el libro, la sororidad. Todas nos podemos ayudar al coincidir en un punto complementario, pero tenemos que estar dispuestas a mostrarnos vulnerables, a dejarnos ayudar. Y es cierto que también la vida te enseña a identificar a esas personas vitamina, a esa energía positiva y a esa luz que no apaga la tuya.
-El primer libro en el que participaste fue el de (Des)amor. ¿Qué significado tiene para ti este término?
-Al final, el desamor es un concepto que empieza con el desamor hacia ti misma. Mi desamor -el que cuento en el libro- llegó por sentencia judicial, mediante una orden de alejamiento, una sentencia y un adiós sin despedidas. Yo no necesariamente habría tenido la capacidad para romper en ese momento. Pero ese desamor también surgió por la falta de amor a mí misma en ese momento, por no haber sabido poner los límites necesarios en una relación. Pienso que el desamor tiene que ser un dolor soportable, pero en ese momento fue insoportable por esa falta de amor hacia mí misma.
“Todavía muchas mujeres tienen miedo de hablar porque ser una mujer maltratada sigue siendo un estigma. Y el porcentaje de violencia de género sigue siendo demasiado alto como para decir que están funcionando las medidas”
-La sociedad ha cambiado mucho desde que -hace veinte años- sufriste un episodio de maltrato. ¿Cómo valoras la ayuda que se da a las mujeres ahora?
-Creo que no llega a ser toda la que necesitan, porque todavía hay un estigma. Recuerdo cuando presentamos el primer libro, la sala estaba abarrotada y se me acercó muchísima gente a darme su cariño y apoyo, fue un momento superespecial.
Muchísimas mujeres me decían que ellas habían pasado por lo mismo, a alguna incluso su pareja le había cortado un dedo, pero no habían llegado a denunciar. Y las entiendo, porque cuando me pasó a mí yo tenía 19 años y perdí mi trabajo porque ese día no fui a trabajar. Estaba desconcertada, desconocía los sistemas de ayuda con los que podía contar y fui a una casa de mujeres, pero allí me dijeron que yo no daba el perfil de mujer maltratada, que no me veían mal y me fui como entré. A día de hoy espero que eso al menos haya cambiado.
También me ocurrió que tras dar una charla se me acercó un señor a darme la enhorabuena y a decirme que la experiencia les había dejado asombrados, pero que yo no daba el perfil. Como me veían una persona dulce y con estudios no les encajaba que hubiese sufrido ese episodio, y mi contestación fue que precisamente por eso yo era la persona que tenía que hablar de ello, porque en realidad no hay perfiles.
Y hoy ya no hay una re victimización, pero cuando yo fui a la comisaría lo primero que me preguntaron era que si había testigos, al menos en eso hemos avanzado. Pero todavía muchas mujeres tienen miedo de hablar porque ser una mujer maltratada sigue siendo un estigma. Y el porcentaje de violencia sigue siendo demasiado alto como para decir que están funcionando las medidas.
-¿Te han dado las gracias muchas mujeres por tu testimonio?
-Sí, se acercan y te cuentan su experiencia y notas que necesitan hablarlo con alguien porque lo han estado guardando para ellas y todo lo que guardas dentro es una piedra muy pesada. Yo puedo aportar eso, el decir: “estoy aquí, esta es mi experiencia y estoy disponible para escuchar, para hablar”. Y ojalá que mi libro pueda llegar a toda esa gente y les pueda ayudar.
“Todo lo que no suma, resta y de eso te das cuenta con los años y a medida que vas ganando amor en ti misma y vas depositando en ti este amor que antes regalabas”
-¿El amor nunca debería dañar?
-Nunca. Todo lo que no suma, resta y de eso te das cuenta con los años y a medida que vas ganando amor en ti misma y vas depositando en ti este amor que antes regalabas. Y, al final, ya esperas que los demás te den lo mínimo que tú das, pero no menos, porque si no están sumando, te están restando.
-¿La lección más importante que se extrae de experiencias dolorosas es que la piedra angular reside en una misma?
-Sí, el componente que ves al final del recorrido es esa autovaloración, porque las mujeres tenemos la presión del físico, la de estar perfectas, ser madres y ahora también ser profesionales. Y poniendo las expectativas tan altas sólo te puedes defraudar a ti misma, así que, al final, se trata de rebajarlas, de tener claros cuáles son tus valores.
Hubo un momento en mi vida que en mis valores personales primaba la seguridad, era madre soltera y tenía que llevar comida a la mesa, pero a raíz de mi participación en La magia de empoderarte, me di cuenta de que eso ya había cambiado. Ya no buscaba la seguridad, además cuando la alcancé vi que era un espejismo, porque nunca la tienes. La vida cambia de hoy para mañana, la salud también se puede ir de la noche a la mañana, entonces vi que mi valor realmente era la libertad. Y a partir de ahí fue cuando hice otro ejercicio para buscar esa libertad.
-¿Es una carrera en la que sigues aprobando asignaturas?
-Son pequeños pasos. Hay gente que los da en un mismo año y hay gente que nace con ello porque cuenta con una red muy fuerte y tiene todo de cara, pero a lo mejor les pasa lo contrario, que van des-aprendiendo y luego llegan a un momento vital en el que no se reconocen y tienen que volver a hacer el proceso. Y luego está la gente como yo que va poco a poco ganando esa seguridad, esa tranquilidad, esa vuelta a la esencia y a ese mejorar día a día. A mí me gusta decir que hoy soy mejor que ayer, pero mañana seré mejor que hoy.
“El mundo 2.0 no deja de ser una creación, una realidad que no lo es tanto y las niñas, sobre todo, se llenan de ideales inalcanzables; y si vives con esas expectativas tan altas, solo te puedes sentir mal frente a esto”
-¿Las nuevas generaciones -pienso, por ejemplo, en tu hija- recogerán lo aprendido o cada una tiene que hacer su propio camino?
-Creo que en las nuevas generaciones va a ser todavía más necesario, porque nos estamos desconectando entre nosotros y cuando haces eso generas un vacío. Y tienes que ser muy maduro y tener las cosas muy claras para rellenarlo con cosas sanas, con visión de futuro, con proyectos y sueños.
Yo es lo que le recalco a mi hija, aunque ella es un ejemplo de que no todos los chavales necesitan los móviles. Ella lo tiene en casa, muchas veces no se acuerda de él, prefiere estar más en el mundo 1.0 que en el 2.0. Y creo que la salud mental va un poco por balancear eso, porque tus prioridades estén en el mundo 1.0. El mundo 2.0 no deja de ser una creación, una realidad que no lo es tanto y las niñas, sobre todo, se llenan de ideales inalcanzables; y si vives con esas expectativas tan altas, sólo te puedes sentir mal frente a esto.
-¿Y vosotros los escritores cómo lo vivís?
-En nuestro caso, la frustración llega porque cuando te diriges a una gran editorial ves que lo que están buscando son seguidores, esa es la tiranía de las redes sociales. No buscan un tema necesario si no está respaldado por alguien con muchos seguidores, y tenemos que luchar contra esto. Y es entendible que tenemos que generar riqueza y ventas, pero desde el otro lado, cada uno escribe porque tiene algo dentro que necesita sacar y compartir.