Este grupo de rock alternativo asturiano, liderado por Alberto Rodríguez, está pegando fuerte en el panorama musical. Después de solo siete meses del lanzamiento de su primer álbum autoeditado, han conseguido subirse al escenario de festivales como PortAmérica, La Mar de Ruido o el Salinas Longboard International Festival. Tienen un sueño y van a por ello. No han hecho más que empezar.
-¿Qué tal está funcionando vuestro nuevo trabajo?
-Han incluido varios de nuestros temas en las listas editoriales de Spotify; la prensa también se está portando muy bien con nosotros, así que estamos contentos.
-La banda nace en 2023, ¿cómo fueron vuestros orígenes?
-Yo era el guitarrista y solista en otra banda que acabó por disolverse y a mí me entró la necesidad de componer, así que me junté con otros compañeros y decidimos grabar el primer LP en el mismo local donde ensayábamos.
-¿Cómo influyó la pandemia en vuestros planes?
-Durante la pandemia, más que ensayar estuvimos dando un poco de forma a todo. En nuestras cabezas no estaba lo de prepararnos para salir a tocar ni nada parecido. Al principio queríamos hacer música solo por desahogo emocional, pero fueron surgiendo temas muy interesantes que empezamos a grabar en el estudio. Cuando aquello tomó forma de disco, me gustó y propuse salir a tocar y presentar el trabajo fuera.
El proceso fue lento. Nos juntamos una serie de músicos, que coincidía que éramos también amigos, y la formación fue ajustándose hasta quedar la composición definitiva. Dimos nuestros primeros pasos en 2023 y hasta hoy.
-¿Quiénes formáis parte de la banda?
-El proyecto personal es mío, aunque formemos una banda. Soy el compositor, guitarra rítmica y voz. Sebastián Minino es la guitarra solista y viene de México; Guillermo Barrera es el batería y lo conozco de toda la vida. Y la última incorporación es Óscar Ribas, que es el bajista.
“Si la música que haces te emociona y consigues emocionar con ella a los demás, al final se convierte en tu marca personal”
-Tú vienes de otras formaciones, ¿el resto también ha tenido experiencias en la industria musical?
-Todos tienen estudios musicales y han colaborado o lo siguen haciendo con varias bandas.
-¿Cómo definirías vuestra música? ¿Hay elementos o temas específicos que prioricéis en vuestras composiciones?
–Puntos de Vista nace al final de un desahogo emocional, venía de una etapa bastante dura a nivel personal. El disco recoge las emociones que se generan a partir de ahí, entorno, amistades, trabajo, etc. Esclavos de la intensidad -que es el segundo álbum- tiene una línea común detrás de todos los títulos, recoge un poco esa efervescencia e intensidad que se desprende como consecuencia de estar metidos en la carrera musical, de intentar lanzar un proyecto con todo lo que esto conlleva en la vida de una persona: trabajo, horas de dedicación, fuerza mental, todo ese torbellino de ilusiones y momentos tan variados que vives emocionalmente como puede ser el hecho de hacer un álbum, salir a tocar en directo, hacerte un montón de kilómetros, gestionar a gente, preocuparte porque todo salga bien… todo lo que este mundillo supone.
“Me gusta combinar melodías pegadizas con la fuerza instrumental de las guitarras. Creo que refleja muy bien la dualidad que nos acompaña en la vida cotidiana”
-¿Cómo ha sido el proyecto creativo? ¿Fluido, donde un tema ha ido dando paso a otro o te has tenido que enfrentar a ese temido papel en blanco?
–Puntos de vista ha sido un poco más conceptual, me daban un poco igual mis referentes. En cambio, en este segundo álbum no puedo negar que sí han tenido una gran influencia: Arctic Monkeys, Arcade Fire, Red Hot Chili Peppers, y luego a nivel español, Extremoduro, Quique González, Supersubmarina. He acudido a mis raíces, a cómo aprendí a tocar la guitarra y mis composiciones van en esa línea. A nivel compositivo, me gustan mucho los grupos noventeros y a partir de ahí quise contar un poco lo que me está sucediendo ahora.
-Combinas en un mismo tema la fuerza instrumental con aires melódicos, ¿qué refleja esta dualidad?
-Me gusta combinar melodías pegadizas, que funcionan de toda la vida desde la época de los Beatles, con la fuerza instrumental de las guitarras, con esa distorsión que te mete de lleno en la vorágine de un proyecto donde todo avanza y tu eres un poco marioneta que vas reaccionando a todo lo que va pasando. La fuerza instrumental se combina con lo melódico para reflejar la dualidad que nos acompaña en la vida cotidiana.
“En este segundo álbum han tenido una gran influencia grupos como Arctic Monkeys, Arcade Fire, Red Hot Chili Peppers, y luego a nivel español, Extremoduro, Quique González o Supersubmarina. He acudido a mis raíces”
-¿Qué dirías que aporta vuestra formación al actual panorama musical asturiano?
-La gente que nos ha escuchado, tanto en Asturias como fuera, dice que sonamos un poco a estas bandas dosmileras que te comenté, cantando en español. Esas formaciones han pisado España muchas veces y tienen un buen feedback: todo el mundo se llega a sentir identificado con ellas. Esclavos de la intensidad, en mi propia piel significa una cosa, pero en la piel de la persona que tengo enfrente, puede significar otra muy distinta. Al final todos somos un poco esclavos de la intensidad en nuestro día a día. Respondiendo a tu pregunta, supongo que todo está inventado, pero si la música que haces te emociona y consigues emocionar a los demás con ella, al final se convierte en tu marca personal.
-¿Qué habéis experimentado en vuestros directos? ¿Cómo fue esa primera conexión con el público?
-La primera sensación fue muy positiva a pesar de que éramos un grupo poco conocido. Sólo subirnos a un escenario fue todo un subidón para nosotros. Estuvimos en el Salinas Sound Festival (Roquetas de Mar, Almería), La Mar de Ruido (Avilés) y en el PortAmérica (Pontevedra), donde estuvieron también Vetusta Morla, Carlos Sadness, Xoel López o artistas emergentes que tienen bastante pegada como Mondra. Fue toda una experiencia.
Luego, estuvimos presentando este último LP en la Sala La Salvaje (Oviedo) donde sólo tocamos un single, Cruz y Sed, pero la gente se vino arriba y a la segunda vez que tocamos el estribillo, ya se habían aprendido la letra y nos acompañaron. Sacamos vídeos y los colgamos en IG. Nos quedamos flipando. La fuerza que se genera en ese momento te acojona.
-¿Qué tipo de música escuchas habitualmente?
-Tengo dos líneas. La primera va enfocada a mejorar en el instrumento, es la música con la que yo crecí: Led Zeppelin, Jimi Hendrix, Red Hot Chili Peppers además de los españoles Extremoduro o Supersubmarina. Por otro lado, también me gusta escuchar otros estilos que no tienen nada que ver con mi proyecto: Rosalía, C-Tangana, Erick Lamar, propuestas que ahora ya no son tan originales, pero que en 2018 sí lo eran. Me gusta un estilo pop llevado al underground, me parece una propuesta muy atractiva; las letras, lo atrevido, lo descarado. Me interesa escuchar propuestas novedosas. Últimamente me gusta mucho Carlos Ares, su música al principio te puede sonar a cosas conocidas de toda la vida, pero si te fijas ves que son propuestas superinnovadoras, muy valientes.
-Hablando de propuestas innovadoras, ¿cómo imagináis que evolucionará vuestro sonido con el tiempo? ¿Hay estilos, elementos que os gustaría incorporar?
-Este LP es una muestra de varios estilos, distintas formas de expresar las cosas. La primera canción Cruz y sed, es muy potente, tipo más Led Zeppelin. Luego, otros temas van más en línea pop rock como Esclavos de la intensidad; hay canciones que llevan música de piano, otras guitarra acústica… Quise hacer una especie de muestra de las cosas que tengo en la cabeza. En mi siguiente disco quiero ampliar esa visión, y, por tanto, estoy abierto a incorporar cosas de esos estilos que me llaman la atención. Todo ello sin olvidar que somos una banda de rock, pop rock o indie rock… como lo quieras llamar.
“Presentamos este último LP en la Sala La Salvaje (Oviedo). La gente se vino arriba y a la segunda vez que tocamos el estribillo de una canción, ya se habían aprendido la letra y nos acompañaron. Quedamos flipados”
-Cuando llegáis al estudio de grabación ¿tenéis en mente el sonido que queréis hacer? ¿Cuánto trabajo hay previo y cuánto de improvisación?
-He pasado dos veces por esa situación y a mí me gusta siempre ir un poco en abierto. Compongo una canción y solemos llevar dos o tres versiones, solo con los arreglos y la intención que tiene la canción sabes por dónde va a tirar el sonido… En esta ocasión, el haber podido contar con Juan de Dios Martín (productor de este LP), que tiene en su haber cuatro nominaciones a los Grammy y ha producido a cantantes como Leiva, Xoel López, Amaral o Barón Rojo, ha sido todo un lujo. Es una persona con mucho bagaje de la que aprendes muchísimo. Me ha gustado dejarme en sus manos y también entregarme a la del propio estudio, que sin duda hace crecer la canción. Creo que siempre hay que ir con la mente abierta.
-Eso que a otros les aterraría, parece que a ti te apasiona…
-Si te rodeas de buenos músicos como ha sido mi caso y cuentas con la colaboración de quienes son además tus referentes, el resultado tiene que ser bueno. He terminado un LP y estoy deseando grabar otro.
“Si te rodeas de buenos músicos como ha sido mi caso y cuentas con la colaboración de quienes son además tus referentes, el resultado tiene que ser bueno”
-Empezasteis hace muy poco y mirad dónde habéis llegado. ¿Os lo habíais imaginado alguna vez?
-Todos los que nos han ayudado en este camino lo han hecho posible y desde aquí les doy las gracias. Nunca me lo hubiera imaginado, la verdad. Subirnos al escenario de PortAmérica con tantos artistas conocidos, fue increíble. También queremos agradecer el apoyo de la Fundación Paideia Galiza por todas las oportunidades que nos han ofrecido, siempre apostando por el talento emergente y el emprendimiento musical.
-¿Proyectos a la vista?
-Queremos promocionar este trabajo con todas nuestras ganas para que nos conozca el mayor número de público posible. Queremos también explorar nuevos horizontes y ver hasta dónde nos conducen.
-¿Por qué elegisteis el nombre de ‘Los Acebos’?
-Nuestro lugar de ensayo era la casa del pueblo de Guillermo, el batería, que está cerca de Cudillero. Ensayábamos ni más ni menos que en el salón, ya que la casa era grande y la familia apenas la usaba. La finca se llama Los Acebos, y nos pareció bien ponerle ese nombre porque allí habíamos nacido como grupo y, además, el acebo es un árbol símbolo de esperanza y vida que representa la cultura norteña.