Sus pasos le llevan a experimentar nuevos caminos, a formular con diferentes elementos siempre siguiendo la inspiración de su corazón. De esta forma es como nace su nuevo trabajo Por un puñado de versos, un disco que pone música a poemas de varios escritores asturianos.
El poemario El color de los días de la escritora valdesana Esther García López fue la chispa que prendió un fuego imposible de sofocar. El mensaje de Esconsueñu traspasó a Haim Álvarez, le acunó con sus palabras y el músico ya no pudo resistirse a una inspiración que le hizo viajar en el tiempo. Como buen trovador, buscó los acordes y melodía necesarios y así renació musicalmente Esconsueñu, el single que presenta su nuevo álbum.
Tras muchas horas de trabajo y la conjunción de un buen equipo, Por un puñado de versos salió a la luz este mes de mayo y ya está disponible en las plataformas digitales. Bajo la producción musical de Fernando Malva (Estudios La Nozal) y los arreglos de Alfredo Morán, los versos bailan ahora al son de una música que tan pronto apunta al folk, como al reggae o el jazz.
-¿De dónde nace tu interés por la música? ¿Tienes antecedentes familiares que te metiesen el gusanillo?
-Principalmente por mi padre, que tocaba y sigue tocando la guitarra, él siempre tuvo mucho interés por la música y me lo inculcó. Cuando era muy pequeño, me ponía Las cuatro estaciones de Vivaldi, además de otra música clásica, luego a medida que iba creciendo mis padres observaron que tenía sentido del ritmo y oído musical y a los tres años me llevaron a violín. Siempre fui un niño un poco rebelde, no me gustaba mucho y al principio fue como una tortura para mí, aunque seguí yendo. También estuve una temporada en clases de piano, pero luego, en la adolescencia rompí con todo. Mis padres querían que entrase en el conservatorio, pero me negué y empezó otro proceso, con otras influencias musicales, escuchaba otro tipo de cosas y empecé a interesarme por la percusión, por la batería. Cuando empecé en la Universidad, con 18 años, fue cuando me interesé por la guitarra. A pesar de que siempre hubo guitarras en mi casa, nunca las había tocado, y empecé de forma autodidacta viendo tutoriales, me gustaba sobre todo la música anglosajona. A partir de ahí ya vino el resto de cosas porque empecé a ir a clases con Alfredo Morán, uno de los arreglistas de este nuevo trabajo. Así empezó todo.
“Gracias a Mario Casasnovas, un artista que daba mucho que hablar, pude salir del cascarón porque yo era muy tímido y le iba enseñando los temas que iba haciendo; ahí salió mi Haim artístico o mi Haim musical”
-Retrocede a la época en la que decides a dar un paso y darte a conocer como Haim Álvarez. ¿Cómo recuerdas ese momento?
-A raíz de empezar en la Universidad, la guitarra me abrió un mundo completamente nuevo porque uno de los beneficios que tiene es que puedes crear tu propia música a través de ese instrumento, puedes avanzar como músico y como artista. Yo, como hace todo el mundo, empecé aprendiendo temas clásicos que quería tocar y ese interés iba acompañado de querer cantarlos. En esa época me surgió la posibilidad de entrar en el coro universitario y ahí empecé una formación vocal más reglada que me ayudó a evolucionar.
Otro momento clave fue cuando, en la facultad, conocí a Mario Casasnovas, un artista que daba mucho que hablar. Gracias a él puede salir del cascarón, porque yo era muy tímido y le iba enseñando los temas que iba haciendo; y ahí salió mi Haim artístico o mi Haim musical, como quieras llamarlo.
-Ahora estás promocionando tu nuevo trabajo, ¿qué nos ofreces en él?
-Sobre todo una conjunción de artistas, poetas y músicos con muchísimo nivel y calidad, y no me incluyo en la ecuación. Te hablo de la gente con la que trabajé en el disco, gente muy profesional, con muchísimo talento y experiencia; de cada uno aprendí mucho. El álbum es algo diferente, no se suele escuchar este tipo de música y puede que guste más o menos, pero va a sorprender a quien lo escuche. Comparándolo con el anterior trabajo, tiene ritmos más pausados, otro tipo de música y la poesía tiene un espacio en cada una de las canciones. Los poetas colaboraron desinteresadamente creando unos versos que llevaban por título: Por un puñado de versos, y que gente de este nivel colabore contigo tan altruistamente, por amor al arte y con esas ganas, es una pasada.
“’Por un puñado de versos’ es un álbum diferente, no se suele escuchar este tipo de música y puede que guste más o menos, pero va a sorprender a quien lo escuche”
-¿Qué escritores participaron en el álbum?
-Uno es Aurelio González-Ovies, a quien conozco desde hace muchos años; él fue la llave que abrió las puertas para conocer a toda esta gente tan genial. Luego, a raíz de que un tema de mi álbum anterior (Amadeus) se incluyera en Instant.es, una publicación de la Asociación de Escritores y Escritoras de Asturias, fue cuando conocí a Esther García. Precisamente, en un recital de presentación de este audio libro, en LibrOviedo, conocí a David Fueyo y su poema 2021, que es parte del disco, me cautivó por las reflexiones tan profundas que hacía.
A Antonio Ballesteros, él único poeta que no es asturiano, es madrileño pero está muy vinculado a Asturias, lo conocí a través de Aurelio. Además de poeta es músico y coincidimos en un acto para la universidad en el que tocamos a dos guitarras, hicimos buenas migas y entablamos amistad.
“Esconsueñu refleja la esencia de esa infancia fantasiosa en la que piensas en personajes imaginarios y en la que creas tus propios mundos y universos”
-¿Es difícil poner voz a una obra poética y más si es de otro autor?
-Nunca había compuesto de esa forma, fue una manera de explorar otros campos de composición, lo cual me parecía muy estimulante. Para este nuevo trabajo empecé con un poema de Aurelio González-Ovies, ‘Mañana nueva’, el primero que musiqué. En realidad, lo había hecho antes de la pandemia, pero lo tenía guardado, no me había atrevido a sacarlo a la luz. Luego Esther me regaló su poemario en asturiano occidental ‘El color de los días’, y al leer el poema de Esconsueñu me pareció precioso por las palabras que utilizaba, y me gustaba el sentido estético del poema. Ese mismo día lo musiqué sin ni siquiera pedirle permiso.
-Claramente hubo un flechazo con ese poema. ¿Qué es lo que te hizo vibrar?
-Soy profesor de educación primaria y me encantan los niños: cómo funcionan, la mentalidad que tienen; en parte yo lo sigo siendo. Me gustó mucho la filosofía del poema Esconsueñu porque refleja la esencia de esa infancia fantasiosa en la que piensas en personajes imaginarios y en la que creas tus propios mundos y universos. También es una reflexión sobre el paso del tiempo, algo que me gusta y que ya he tocado en otros temas. El hecho de cómo el paso de la vida nos va escondiendo los recuerdos y cómo, cuando eres pequeño, el tiempo transcurre super lento y a medida que te vas haciendo mayor todo se va haciendo de forma más frenética.
Intenté plasmar la idea de la canción en el videoclip. Se me ocurrió hacerlo a través de una niña pequeña que va viendo cómo a su alrededor van desapareciendo cosas y ella, desde su mentalidad de niña, piensa que hay un personaje imaginario, el Trasgu, que es quien se las esconde. Esther, que participa en el videoclip, es esa niña, y de mayor poco a poco va recuperando ese recuerdo a través de objetos, lugares, y también a través de canciones y poemas.
Imágenes del videoclip Esconsueñu, cuya realización corrió a cargo de Néstor Fernández Photo
“Es bueno volver a sentirte como un niño. Yo no lo veo como algo negativo, al revés, me parece algo fascinante, una forma de vida mucho más abierta de la que pueda tener cualquier adulto”
-Esconsueñu habla de una infancia mágica en la que incluso hay presencia de seres mitológicos como el Trasgu, pero luego el paso del tiempo cambia todas las cosas. ¿Deberíamos intentar conservar parte de ese espíritu niño?
-Totalmente. Es precisamente el mensaje que quise dejar, que a pesar de que crezcamos y vayamos teniendo experiencias que van enterrando al niño -es ley de vida, la propia sociedad te lleva a tener que tener comportamientos correctos de personas adultas- también es bueno volver a sentirte como un niño. Yo no lo veo como algo negativo, al revés, me parece algo fascinante, una forma de vida mucho más abierta de la que pueda tener cualquier adulto.
-¿Cuál es la parte más ilusionante de un proyecto musical como este?
-Siempre digo que me encanta hacer un proyecto así porque disfruto todos los momentos. Tanto cuando empiezas con la canción y está en crudo, compuesta con guitarra acústica y sólo con estructura y melodía, como cuando la llevas a través de otras personas con otras influencias y conocimientos musicales, y se va transformando poco a poco. Me encanta todo el proceso y, aunque estar en el estudio puede ser estresante porque tienes que grabar súper bien, como músico te ayuda a mejorar la técnica, el sentido del ritmo, es un aprendizaje brutal.
-Tocas, cantas, pintas, diseñas… ¿también escribes poesía?
-He de decir a mi favor que de pequeño hubo una época en la que escribí poesía y con 9 o 10 años gané un primer premio con un poema llamado ‘Los árboles viven’, que hablaba sobre la naturaleza y la importancia de conservarla. Nunca más volví a escribir poesía, aunque para el videoclip de mi primer álbum, El panel de cristal que hice con mi amigo Mario Casasnovas, escribí una pequeña introducción de prosa poética, fue la única incursión que hice en el mundo de la poesía. Aun así, considero que, al final, ponerle letra a una música o melodía está muy relacionado con este género, todo está muy próximo.
“Prefiero ir hacia adelante y esto que he hecho es completamente distinto a lo que hice anteriormente. ¿Para qué voy a sacar nuevos temas que suenen como los anteriores?”
-¿El alma de músico no se puede separar del alma de poeta?
-En la canción cantada con letra está todo muy relacionado, por eso para este nuevo trabajo no me resultó extremadamente difícil escribir un poema que luego musiqué. Son ya unas cuantas canciones las que llevo a mis espaldas, y aunque no es que esté orgulloso de mis primeras canciones sí que he desarrollado mi forma de escribir y ha habido una evolución en ese sentido. Siempre me interesó buscar nuevas palabras y formas de expresarme, se me dio medianamente bien redactar y creo que está todo relacionado. Lees, coges influencias y el estar rodeado de poetas como David, Esther, Antonio y Aurelio es también bastante inspirador.
-Con varios discos bajo el brazo, a menudo se piensa en ti como cantautor. ¿Las canciones son para contar historias?
-No me gusta encasillarme. Hay álbumes que saqué en los que me considero como un miembro más de una banda, pero es verdad que este trabajo que acabo de hacer es más propio de un cantautor. Siempre estoy abierto y no quiero volver a cosas anteriores, prefiero ir hacia adelante y este nuevo trabajo, por ejemplo, es completamente distinto a lo que hice anteriormente. ¿Para qué voy a sacar nuevos temas que suenen como los anteriores?
“Lo que tengo muy claro es que no voy a hacer nunca nada que no me guste hacer. Es bueno tener la mente abierta a nuevos estilos, pero hasta cierto punto porque te tiene que gustar lo que haces, si no ¿qué sentido tiene?”
-Desde luego tu álbum anterior, Amadeus, nada tenía que ver con Por un puñado de versos.
-Sí, en él me monté una película porque soy muy fan del cine, en concreto de la ciencia ficción. Creé mi propia distopía espacial para hacer un álbum totalmente conceptual, algo que tampoco había hecho hasta ese momento. Aunque normalmente me cuesta escuchar míos trabajos anteriores, en este caso estoy súper súper orgulloso con el resultado. Lo vuelvo a escuchar y pienso que apenas cambiaría nada, incluyendo el proceso creativo, la gente con la que colaboré.
-¿Qué destino crees que lleva ahora tu nave?
-Es una pregunta difícil de responder, no sabría decirte, pero siempre tengo en mente más proyectos, lo que pasa es que no quiero que intercedan con lo que ahora mismo estoy promocionando o sacando a la luz.
El caso es no dejar morir la ilusión por hacer cosas nuevas, la creatividad. Me gusta siempre estar ocupado con nuevos proyectos y no descarto nada, pero siempre respetándome a mí mismo como artista, a mi forma de ver la música, la poesía, la escritura, el arte en general.
“Los ‘me gusta’ son algo etéreo, están en la nube, no es algo real. Lo importante es ir a un concierto y transmitir buenas vibraciones, que la gente te escuche y valore lo que tocas”
-¿El riesgo forma parte de la identidad del músico que no sigue por norma la línea de la industria discográfica?
-Sí, aunque al principio te haces ilusiones. De joven pensaba que podría llegar a la fama, son sueños que tienes en esa época, pero luego vas madurando; lo que tengo muy claro es que no voy a hacer nunca nada que no me guste hacer. Es bueno tener la mente abierta a nuevos estilos, pero hasta cierto punto porque te tiene que gustar lo que haces, si no ¿qué sentido tiene? Para poder contagiar a la gente de algo, en cualquier forma de arte, no sólo en la música, primero tienes que creer en lo que estás haciendo y realmente vivirlo con pasión, como algo que de verdad te llene.
-Para muchos, el éxito está vinculado a tener muchos ‘me gusta’. ¿A qué lo vinculas tú?
-Yo publico cosas en redes sociales porque no me queda más remedio, pero soy un poco desastre para esto. No me gusta estar pendiente o ser esclavo de tener que publicar algo y cuando tengo que hacerlo es algo que me agobia. A veces es suficiente con llegar a cinco o diez personas, pero llegar bien a ellas; los ‘me gusta’ son algo etéreo, están en la nube, no es algo real. Lo importante es ir a un concierto y transmitir buenas vibraciones, que la gente te escuche y valore lo que tocas.
“Nadie va a durar eternamente, pero la música tiene más margen de vida que nosotros mismos como personas. Dejar ese legado, dejar huella en alguien me parece algo muy interesante, aunque sea solo en una persona”
-¿La buena música siempre va a prevalecer?
-Está claro que sí, y de alguna forma las canciones las haces para dejar un legado de ti en la tierra. Nadie va a durar eternamente, pero esto tiene más margen de vida que nosotros mismos como personas. Dejar huella en alguien me parece algo muy interesante, aunque sea solo una persona.
-Al final vuelves a hablar en base a una línea temporal, ¿eres como un trovador en el tiempo?
-Sí, volviendo al cine, soy muy fan de Interestelar, una peli de la que hablo en el álbum Amadeus. Trata sobre el paso del tiempo, sobre lo que dejamos atrás y es una muy certera reflexión sobre cómo nos afecta. Aunque el final de esa historia te deja diciendo qué duro es el paso del tiempo, a la vez es gratificante y bonito. Es la línea de Esconsueñu, por eso la elegí.
-¿La esperanza está presente siempre en tu música?
-Sí, creo que sí. Por ejemplo, en la canción Amadeus, homónima del disco, y a pesar de que los humanos como especie tenemos tendencia a pisarnos unos a otros, el mensaje es totalmente esperanzador. Siempre hay esa creencia en la bondad humana, siempre tenemos la capacidad de prosperar, y a pesar de que han venido mal dadas conseguimos salir adelante. Es una de las cosas positivas que tenemos.