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martes 3, diciembre 2024

Vero Rubio, ganadora del XV Premio Camaretá al Meyor Cantar

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Cerró 2023 con el subidón de ganar el Premio Camaretá al Meyor Cantar y ahora Vero Rubio se confiesa desaparecida. La cantante e instrumentista canguesa está enfrascada en dar forma a su primer trabajo Vou, que en el mes de mayo aterrizará en los escenarios asturianos de la mano del circuito Autores nel Camín.

La canción Dixo miou padre le dio el reconocimiento en un concurso que busca consolidar y enriquecer la creación musical en llingua asturiana. Y en este caso en asturiano occidental, el lenguaje raíz con el que ha crecido la artista y del que tan orgullosa se muestra en sus creaciones.

Vero Rubio con el XV Premio Camaretá al Meyor Cantar
Vero Rubio con el XV Premio Camaretá al Meyor Cantar

-Lo primero enhorabuena, ¿te esperabas ese resultado?
-No, fue una franca sorpresa y se notó porque soy muy transparente. Mi cerebro no procesó lo que estaba pasando hasta que sentí ‘Rubio’. Ese fue el momento y empecé a medio flotar, a no procesar lo que estaba pasando. Fue corto, largo, intenso, casi no me enteré… Cuando las emociones me desbordan tienen que salir por algún lado y volver a salir a escena me costó; menos mal que una técnica me ayudó entre bastidores, porque yo estaba llorando y me ayudó a calmarme y a respirar. Fue un ángel en ese momento.

-¿Por qué te resultó tan sorprendente? Tú competías como cualquier otro.
-Fue sumamente inesperado porque allí estaban nada menos que Tejedor, Marisa Valle Roso y Alienda, que tienen una importante trayectoria detrás y varios discos, mientras que yo sólo tengo tres canciones en YouTube o en Spotify.

“El premio fue sumamente inesperado porque allí estaban nada menos que Tejedor, Marisa Valle Roso y Alienda, que tienen una importante trayectoria detrás y varios discos, mientras que yo solo tengo tres canciones en YouTube o en Spotify”

-¿Este galardón ha sido un revulsivo para ti?
-Sí, supuso un cambio, me dio más confianza, así de simple, porque toda esta música tiene ya muchos años. Dixo miou padre la registré en el 2017 y debía estar escrita desde hacía ya tres años, pero como la música la hacía para mí luego iba quedando ahí, no me la tomaba en serio. Y este momento vital, y todo lo que está pasando alrededor de él, me está invitando a prestarme más atención, y de hecho ya estoy a tope con mi música. Nunca había dedicado tiempo ex profeso a ella, siempre eran momentos robados, lo hago ahora con cuarenta y dos años.

-Lo importante es que llega.
-Y llegó con madurez, esto también lo digo, porque estoy muy orgullosa de estos arreglos que estoy haciendo. Tengo muchas ganas, y si gustó Dixo miou padre estas otras cosinas también van a gustar. Tengo una madurez musical que no tenía, llevo muchos años haciendo muchas cosas, tocando muchas cosas, muchos estilos, pica de aquí, pica de allá y por fin ahora estoy sacando lo mío.

-Y además cantando. ¿Qué supone para ti poder poner tu voz a tu música?
-Es un medio de expresión muy directo y siempre lo llevas contigo. No necesitas aparataje, ni cacharros, me presta. La voz humana para el oído humano siempre tiene un pasín más, por mucho que hagas muy bien las cosas, siempre llega de una manera mejor.

“En el proyecto ‘Vou’ cada una de las canciones tiene una emoción y la de ‘Dixo miou padre’ es aceptación, acepto todo lo que soy y todo lo que fui, porque gracias a eso soy”

-¿Cómo surge la canción Dixo miou padre?
-Realmente no la escribí yo… Está hecha a base de frases que escuché toda la vida. Yo lo que hice fue coger esas frases y ajustarlas.
Cuando voy por Cangas me presta que la gente las reconozca porque son expresiones que se dicen por aquí. Por ejemplo, “Si estás lloca, ponte cuerda” es una frase de esta zona. Son dichos que crean un poso y te van configurando, construyen el patrón de tu rol en la sociedad, de tus posibilidades como persona. Aprendes de ellas y luego vas cogiendo otras frases y sacando conclusiones; en realidad esta canción es una conexión de frases que me fueron construyendo. Si estoy en el escenario y comprendes lo que digo, ya sabes mucho de mí porque es muy autobiográfico.

-Esas frases dichas por tus padres, por tu abuelo… ¿cómo perciben ellos ahora tu música?
-Están sorprendidos, la verdad. Sorprendidos de que cante, de que tenga tanto escrito, hay sorpresa alrededor y me llega.

-¿Dixo miou padre es un homenaje a tus raíces?
-Sí, y yo lo hago con aceptación. En el proyecto Vou cada una de las canciones tiene una emoción y esta es aceptación, acepto todo lo que soy y todo lo que fui, porque gracias a eso soy. En el tema Vou cantar, que ya está subida, la emoción es rabia. Está muy clara y diferenciada.

“Arranqué a grabar ‘Vou’ a raíz de una lesión que tuve hace dos veranos y en la que casi pierdo la mano. Estuve ingresada en el hospital con una infección muy gorda causada por una mordedura, sin saber si volvería a tener movilidad, y eso me hizo pensar mucho.

-¿Hacia qué se dirige esa rabia?
-Yo no me tomaba en serio antes. Como dice la canción: “porque you nun vou cantar mientras nun tenga pesares”. Arranqué a grabar Vou a raíz de una lesión que tuve hace dos veranos y en la que casi pierdo la mano. Estuve ingresada en el hospital con una infección muy gorda causada por una mordedura, sin saber si tenía tendón, si se recuperaría el tejido, sin saber si volvería a tener movilidad y eso me hizo pensar mucho. Me hizo pensar que a lo mejor no tenía tiempo para hacer las cosas, y cuando todavía estaba ingresada le pedí a mi pareja que me comprase un micro de voz. No podría tocar, pero sí cantar. Él me animó a que no esperase más, y el primer tema lo grabé en vacaciones de Navidad, el siguiente en Semana Santa y el tercero en el verano en los ratos libres que tuve. Decidí no esperar más porque las cosas pasan rápido.
La verdad que fue un shock, un tiempo de mucho pensar y mucho meditar. Por lo menos tengo mano y el dedo se mueve, aunque no como antes.

-Tocas cuatro instrumentos, entre ellos uno bastante desconocido: el bodhran.
-Porque no es de aquí. Si no estás metido en el mundo del folk, no tienes contacto racional con él, pero luego sí que se siente por muchas bandas sonoras. A mí me gustaba mucho cómo tocaba un bodrhanista y quería reproducir esos sonidos. Tardé en comprar el cacharro, pero, mientras, tocaba con una carpeta de Led Zeppelin y un palo chino, ese fue mi primer bodhran. Luego mi pareja me hizo uno de cartón para practicar y más tarde me compré uno.

“De niña me regalaron un piano pequeñín, de estos de octava y media de Casio que ahora son una reliquia. Mi madre me contó que yo tocaba en el teclado lo que sonaba en la tele”

-También el piano, la trompeta y la trompa. ¿Cómo llegaste a este cuarteto de instrumentos?
-Fueron casualidades. De niña me regalaron un piano pequeñín, de estos de octava y media de Casio que ahora son una reliquia. Mi madre me contó que, cuando se dieron cuenta de que yo tocaba en el teclado lo que sonaba en la tele, decidieron mandarme a clases y empecé en Cangas con Merce Otero.
Luego resulta que mis padres tenían unos amigos cuyo hijo tocaba en la banda de Cangas del Narcea y cuando me preguntó qué instrumento me gustaría tocar en esta formación le dije que la trompa. El chico casi pega un salto para atrás al escucharme, luego le expliqué que acababa de conocer a Brahms, un compositor que adoro, y que tenía un solo de trompa maravilloso que me gustaría tocar. Y así empecé en la banda, la trompa mola. Luego me licencié, toqué en orquestas profesionales, fui de gira por Francia y por España e hice muchas cosinas en clásico. La vida me dio muchas vueltas y tuve contacto con trompetistas de jazz. Y como soy una friki de la biomecánica, intentando ayudar a uno de ellos que tenía problemas técnicos a la hora de tocar me di cuenta de lo que molaba este instrumento, y así fue.

-¿En qué te ves ahora aprendiendo?
-Lo más inmediato, a cortísimo plazo, es ponerme las pilas con ciertos cacharrinos, porque quiero usar mejor un instrumento nuevo para el directo que ya uso un poquito: el loop. Ahora mismo quiero aprender la parte electrónica de la música, que es un instrumento muy grande. Me estoy poniendo las pilas en grabación, en masterización y en mezclas. Y también en pedales, loop y otros cacharrinos varios.

Vero Rubio en un ensayo de 'Vou'
Vero Rubio en un ensayo de ‘Vou’

-La calificación de ‘apasionada por la música’ ¿contigo se queda corta?
-Más bien obsesionada por la música. Para mí es un remanso de paz cuando me agobio, y si estoy en un sitio muy lleno de gente y estoy esperando una cola muy larga, estoy pensando en música. Escucho ritmos, hago armonías en mi cabeza o repaso escalas.

-¿Tu lenguaje interior se mide en acordes más que en palabras?
-En sonidos e imágenes, las imágenes también las uso mucho porque me explican muchas cosas. Fui fotógrafa un tiempo, de cuando en cuando sigo disparando, y la paranoia de Vou es una mezcla, es un amaño, un amalgamiento de música, texto e imagen. Pallabra, sonido e imaxe y la idea es que a través de cualquiera de estos medios llegues a la emoción de la que hablan las canciones. Ese es el plan.

-¿Verás tu trabajo realizado cuando se presente Vou y podamos identificar las emociones que transmites?
-Sí, pero estas emociones son las que yo envío, luego cada uno percibe de una manera, entonces no sé lo que llegará. La canción de Vou cantar, la de la rabia, sé que hay que gente a la que le transmite nerviosismo y es que cada uno vemos lo que sabemos que existe. Si enlazas la emoción que yo te mando con las tuyas propias, la conviertes en otra. Yo solo puedo controlar, y eso entre comillas, lo que yo envío.

“Los próximos meses los voy a dedicar cien por cien a Vou, luego ya se verá. No tengo ni idea del futuro, ahora mismo soy incapaz de hacer cualquier tipo de plan más allá de medio año, y no me preocupa”

-Tu trayectoria está en movimiento constante, ¿por qué derroteros transcurre ahora?
-Profesionalmente estoy dando mis meneos, no voy en línea recta ni aunque me la pongan. Este mes de febrero estaré a tope con mi música hasta que empiece la pequeña gira que será en mayo y junio. Los próximos meses los voy a dedicar cien por cien a Vou, luego ya se verá. No tengo ni idea del futuro, ahora mismo soy incapaz de hacer cualquier tipo de plan más allá de medio año, y no me preocupa. Con todo lo que tardé en sacar este trabajo, con los pensamientos que tenía tirada en esa cama de hospital, si hago esto a medias, no me lo perdonaría.
También continúo con la enseñanza de viento metal a alumnos particulares y sigo teniendo un canal de clases de trompa y trompeta en el que doy consejos y enseño algunas cosas de viento metal, pero la verdad es que no me da la vida para todo. Tengo una mente demasiado inquieta y en cada momento voy haciendo lo que toca, y ahora es Vou.

-La experiencia del Camaretá ha sido como una respuesta a lo que tú movías desde hace tiempo. ¿Hacia dónde crees que va tu trayectoria?
-No lo sé, solo tengo en mente que quiero hacer esto con cariño y no es que renuncie al fruto de mis actos, que el dinero nos hace falta a todos, pero a ver dónde llega esto. Tengo una suerte de gente alrededor, y uno de mis amigos, Pepín de Muñalén, (después de mandarle la séptima mezcla en la que la variación solo la percibía yo) me dijo un día : “Vero, suéltala ya para el mundo, que vaya”. Y eso tengo pensado, hacerlo bonito y luego soltarlo ya, y que viaje.

Vero Rubio, cantante e instrumentista

-Vamos, que lo tuyo es un perfeccionismo extremo.
-Sí, supongo, es que lo oigo todo tan claro en mi cabeza que mi mayor esfuerzo en modo consciente es intentar que las cosas se parezcan lo más posible a lo que yo escucho, a lo que yo veo. Es difícil, porque a lo mejor percibo que la tercera trompa en el compás setenta y ocho suena un poco más fuerte de lo que yo la imagino, entonces cojo y la bajo un poco. Nadie se entera, pero yo sí que la escucho en mi cabeza y diferencio las mezclas.

-Cuando escuchas cantar a una persona claramente te llega su energía, comprendes rápidamente que ella misma es un instrumento, pero en el caso del viento metal ¿se puede decir lo mismo, que realmente el instrumento es la persona?
-Es una evidencia flagrante porque en instrumentos de viento metal se da la casualidad que lo que produce el sonido son los labios. A diferencia de los cantantes, lo que vibra está más arriba, en nuestro caso no son las cuerdas vocales, son nuestros labios, y lo peligroso de alejarse de esa idea es que te pones a tocar esperando a que el instrumento haga las cosas y las tienes que hacer tú. Al final te acabas dando cuenta de que no hay tu tía, porque te pones colorao y sudas como un pollo cuando estás tocando agudo, pero de mano hay que reflexionar e interiorizar esta idea. Es muy sencilla, pero tiene un trabajín detrás.

“Cuando dejas que la música te llegue, llega tan lejos… Y cuando encuentras la manera de dejarte ir tú y no tener miedo a mostrarte cuando tocas, ¡es tan satisfactorio!”

-Desde tu experiencia como profesora, ¿qué es lo más difícil de hacer para quienes empiezan?
-Con el viento metal hay un momento en el que ya te pasó la primera emoción, que es la de conseguir sacarle el sonido, y empiezas a darte cuenta de las cositas complicadas que tiene el instrumento, porque tienes que tener muy clara la entonación. Lo bueno es que como bendita humanidad que nos gusta aprender, cualquier pasito que demos hacia adelante nos resulta satisfactorio.
También hay que cogerle el gusto a la parte teórica de la música, que luego presta, pero hay que dar el paso. Por lo demás, cuando dejas que la música te llegue, llega tan lejos… Y cuando encuentras la manera de dejarte ir tú y no tener miedo a mostrarte cuando tocas, ¡es tan satisfactorio! Cuando ocurre, rompes la barrera de no estar detrás de un instrumento, soy yo lo que ves, la que canta, la que toca, no hay más. Es un ‘estoy tranquila conmigo misma’ bien guapo.

-¿Es una forma de sentir ese empoderamiento del que se habla mucho en otros terrenos?
-Sí, lo cierto es que sí, aunque no uso esa palabra por oírla tanto, pero lo que sí siento es tranquilidad conmigo. No le vas a gustar a todo el mundo porque eso es imposible, y no sé a cuantas personas le puedo gustar, pero lo que tengo claro es que quiero hacer las cosas tal cual las siento. Y las siento en las dos acepciones: la de “siento” de sentir y la de “siento” de escuchar, y voy a hacer las cosas tal cual.

-¿La brújula que marca el rumbo de tu trabajo es la coherencia contigo?
-Eso es, ese es el plan. Con cariño y con todo mi yo. Ahora mismo estoy a tope, desaparecida del mundo, porque escribí muchísimo, arreglé muchísimo y ya tengo ganas de que veáis lo que tengo en mi cabeza. Vou empezará a moverse en el circuito Autores nel Camín, habrá siete conciertos repartidos entre mayo y junio y luego va a haber otras cosas. Me van a dar un altavoz y lo quiero usar lo mejor que sea capaz de hacerlo.

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