Escuché la llamada del mar al atardecer.
Bajé hasta la playa, miré al horizonte
Los últimos rayos tiñen de dorado mi piel.
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La arena se filtra, juega en los dedos de mis pies.
Se acercan las olas, emiten susurros
Cantos de sirenas parecen quererme envolver…
El agua me moja y la magia comienza a actuar
Se rompen tejidos, siento los crujidos,
un dolor profundo me obliga a meterme y nadar.
Todas las gotas parecen conocer mi nombre:
«Es Loreley, la sirena valiente,
que escuchó al mar y dejó el continente,
dejó atrás todo lo que ha conocido,
se transformó y olvidó lo que ha sido»
Escamas por piel, aletas por pies.
Soy la mujer que ahora es pez.
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