Solo, en medio de mi alcoba, te haces la dueña de toda mi memoria.
Solo, me arrebatas de mi mundo y pierdo pie hasta lo más profundo.
Solo, me sueltas las amarras, despojándome de mis velas, despojándome de mis alas.
Solo, con mi norte a la deriva…
Y camino, con mi piel caliente por el frío asfalto.
Y camino, con mis pies descalzos dibujando un rastro.
Y camino, con la mirada al frente sin perder el rumbo.
Y camino, por la senda oscura hasta el fin del mundo.
Y camino, recorriendo un mapa lleno de recuerdos.
Y camino, tras de una estrella, que me guíe a un puerto.
Y… una luz se enciende, en lo más alto de mi fría mente.
Una voz me habla, de volver a ser eterno valiente.
Y me grita fuerte, inundando el alma de su fresca fuente.
¡Alégrate hermano, ya te has cogido de mi mano!