Soy el hijo de un arroyo, que transita por la vida con arrullos y murmullos y con prisa sosegada, me conduce hasta tu hogar.
Soy el hijo de una alondra, que aletea con bravura y se bate en mil duelos, contra las olas del mar.
Soy el hijo de los truenos, que ensordecen en la noche y se cuelan en tu mente, para hacerte despertar.
Soy el hijo de un poema, que se funde con el viento y se enreda con sus rimas, entre las ramas de tu soledad.
Soy el hijo de una estrella, que ilumina mi cordura y me ahuyenta la locura, cuando se enciende, la oscuridad.
Soy el hijo de una pluma, que se escapa de mis manos y me acaricia con sus dedos, para enseñarme a volar.
Muy sencilla