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martes 12, noviembre 2024

A mal tiempo… ¡Buenos planes!

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Que hibernen los osos de la Cordillera. En lo que a nosotros nos incumbe, el invierno no es para encerrarse, sino para aprovecharlo lo mejor que podamos. Hay muchas posibilidades para llenar los días de lluvia o frío, además de quedarse en casa con un plan de sofá y televisión (que tampoco está mal de vez en cuando). Según los gustos y el momento, se puede diseñar una agenda invernal apta para todas las edades y aficiones.

Carpe Diem: llega la nieve

Enero ha sido un mes de lujo para los aficionados a la nieve y febrero puede seguir la estela. Hay que estar atentos a los partes meteorológicos, porque es el momento de disfrutar sin dejar pasar oportunidades. La estaciones de Valgrande-Pajares y Fuentes de Invierno abrieron semanas atrás casi todas sus pistas, con nieve de excelente calidad, y los aficionados a cualquiera de los deportes blancos están teniendo ocasiones para salir a practicar. Fuera de las estaciones, las cumbres nevadas son otro objetivo para deportistas con experiencia, tanto para ascensiones como para travesías con esquís o raquetas de nieve. En plena zona central de Asturias, la Sierra del Aramo es un lugar de cita para excursionistas que, sin necesidad de hacer grandes desplazamientos, quieren una jornada familiar de paseo por la naturaleza, con la ocasión de relajarse con una «amistosa» batalla de bolas de nieve.

¿Y si llueve? Vamos al museo

Que no se cumpla el refrán: en casa del herrero… Los asturianos tenemos que conocer nuestros museos para luego ser parte de la cadena de promoción de nuestra tierra. No hay mejor consejo que el de un conocido que nos recomiende: «Tienes que ver éste, no te puedes perder aquel otro». No enumeramos ninguno para no tener que nombrarlos todos, que son muchos, muy interesantes, y cualquier guía los recoge. Lo importante es saber que si a los «grandes» espacios expositivos que hay en Asturias, le sumamos toda la red de «pequeños» centros -etnográficos, aulas didácticas, centros de interpretación, etc.- nos vamos a sorprender con la cantidad y con la calidad. Es buen momento para ponerse a la tarea y empezar a ver lo que aún no hayamos visto, o repetir: un museo siempre amplía horizontes.

El momento urbano

Relojes fuera. Demos un buen paseo por la ciudad. Si es nueva, mejor. Y si es la nuestra, la de todos los días, y pensamos que la conocemos de sobra, también. Hagámoslo igual. Sin nada concreto que hacer más allá de dar una vuelta y pasar por lugares que hace tiempo que no están en nuestra ruta cotidiana de recados, compras, gestiones, estudios o trabajo. Y preparémonos para llevarnos sorpresas, tanto por ver lo que ha cambiado como por comprobar cómo se mantienen lugares que recordábamos de tiempo atrás. Cafés con encanto, tiendas con personalidad, chigres de los de siempre, restaurantes para darnos un «homenaje» con algún plato de los que luego nos hacen decir: «Como en Asturias, en ninguna parte».

Belleza invernal

Aquí sabemos que las bicicletas no sólo son para el verano. Ni las excursiones, ni los paseos, ni las playas, porque con un buen equipo -y sentido común- se pueden hacer muchas cosas. Los que no quieren aventurarse por las alturas pueden hacer muchos kilómetros en bici o caminando por las rutas señalizadas, bien por el interior o bien por la costa. La red de sendas ofrece seguridad por caminos marcados y ocasión de ver paisajes diferentes, espectaculares brumas, ríos cargados de agua, bosques de acebos… El Cantábrico en invierno brinda sus mejores demostraciones de fuerza natural. Un rato contemplando un oleaje embravecido es algo que no se olvida fácilmente.

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