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domingo 24, noviembre 2024

Ana Posada, presidenta de APIT. Turismo con rigor

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Alrededor de cincuenta guías turísticos titulados conforman la Asociación Profesional de Informadores Turísticos, el mayor colectivo que hay en Asturias de estas características. Al frente de APIT se encuentra su presidenta Ana Posada, una asturiana enamorada de su tierra que lleva muchos años dedicada a dar a conocer la belleza y los secretos de la región.

-Desde tu experiencia como guía de turismo, ¿qué es lo que más gusta de Asturias?
-Buf, tenemos muchas cosas. Cuando los grupos vienen a pasar varios días lo que más les impacta ˗sobre todo si vienen del sur- es el paisaje, el verde de Asturias, pero también la limpieza de las ciudades, la gastronomía y la amabilidad de la gente. Y si están enfocados hacia el tema artístico, les encanta la Catedral de Oviedo, siempre comentan que no se esperaban que por dentro fuese tan bonita y que pudiesen ver tantas cosas, pero cada visitante tiene distintas sensaciones.

Gaiteros en fiesta asturiana
Foto: Fusión Asturias

-¿Difiere mucho la percepción de Asturias entre extranjeros respecto a los que vienen de otras comunidades españolas?
-Si son extranjeros y no tienen muy claro a dónde van exactamente porque no lo tienen estudiado, les llama la atención que sea la España Verde. Se sorprenden cuando ven que nuestra música tradicional son gaitas y tambores y yo les explico que aquí no hay flamenco, ni sevillanas, y que efectivamente dentro de España tenemos muchos paisajes y culturas diferentes. Muchos llegan pensando que en España todo es flamenco.

“Muchos extranjeros se sorprenden cuando ven que nuestra música tradicional son gaitas y tambores y yo les explico que aquí no hay flamenco, ni sevillanas, y que efectivamente dentro de España tenemos muchos paisajes y culturas diferentes”

-¿Qué turistas se llevan mayor contraste con la sociedad asturiana? ¿Tal vez los orientales por su cultura más comedida y correcta?
-Los orientales llegan sabiendo a dónde vienen, quizá más incluso que los españoles. No se sorprenden tanto, pero sí que les encanta Asturias y el ver a la gente tomando la sidra en la calle es un tema que les fascina. Ver cómo se escancia y cómo hay que beber la sidra les hace mucha gracia.

-¿Tan importante como promocionar un destino es la posterior comunicación del mismo?
-Por supuesto, y en esto influye muchísimo el boca a boca porque estamos viendo que llega mucha gente porque se lo han recomendado. Después de la pandemia empezaron a venir muchas personas, parte de ellas también animadas por el clima, aunque es verdad que cada vez tenemos más calor aquí y muchos se quejaban diciendo: “venimos huyendo del calor y resulta que aquí también estáis medio achicharrados”, pero si aquí hacía calor, en otros sitios aún era peor. Y puede que el clima influya mucho para venir por primera vez, pero luego ya repiten por todo lo que van conociendo de la cultura, la gastronomía y la forma de ser de los asturianos. Ahora creo que somos el destino de moda.

“Puede que el clima influya mucho para venir por primera vez a Asturias, pero luego los visitantes ya repiten por todo lo que van conociendo de la cultura, la gastronomía y la forma de ser de los asturianos”

Ana Posada con un grupo en una ruta turística guiada
Grupo de turistas con la presidenta del colectivo frente al edificio consistorial en Oviedo. Foto: APIT

-¿Además de buen comunicador hay que ser un poco psicólogo para este trabajo?
-Hay que ser de todo, a veces tienes que ser mamá y papá porque hay que estar cuidando, a veces profesora porque no dejas de estar explicándoles las cosas, otras veces psicóloga e incluso también en ocasiones un poco actriz.

-¿Qué aporta un guía turístico profesional en un viaje por Asturias?
-Una cosa es que vayas a una visita guiada a aprender las cosas del lugar con rigor, y otra que vayas a pasar un rato. Tienes que tener claro lo que quieres. Si vas a pasar un rato, te vale cualquiera, pero para eso yo prefiero ir al cine que a una visita guiada, aunque eso ya va con cada persona.
Un guía profesional te va a aportar rigor y me acuerdo que una chica también me comentó: “nos han dicho que los guías oficiales y profesionales sois más aburridos”. Yo le contesté: “tú ven conmigo a hacer la visita y luego hablamos”. Aparte del rigor de la información yo siempre intento hacerlo ameno, y al igual que aportas datos procuras que también esté presente el chascarrillo para que nadie se aburra, sobre todo en grupos muy heterogéneos. Los andaluces se sorprenden mucho cuando nos ven simpáticos y acogedores. A veces algunos me han preguntado: “¿pero seguro mi niña que no tienes a alguien en Andalucía?”. Deben pensar que en el norte somos muy sosos y se sorprenden.

“Me acuerdo que una chica me comentó: ‘nos han dicho que los guías oficiales y profesionales sois más aburridos’. Yo le contesté: ‘tú ven conmigo a hacer la visita y luego hablamos’”

-¿Hay algún perfil del turista que busca hacer las visitas con un guía?
-No hay un perfil destacado, pero lo que sí observo de mi experiencia de todos estos años es que cada vez hay más nivel cultural en los participantes.

-¿Alguna ruta estrella a la que es imposible no ir?
-Ya por tradición Covadonga es un clásico, luego también se va mucho a Cudillero, y algunos meten también Llanes y Luarca además de las ciudades de Oviedo y Gijón. Cuando yo ayudo a planificar el itinerario, también incluyo la visita a Avilés porque es la gran desconocida. La gente se piensa que es una ciudad industrial, sucia y fea y siempre se sorprenden cuando van, les gusta sobre todo su casco medieval y que está muy limpia.

Calle Rivero, Avilés
Calle Rivero en el casco histórico de Avilés / Foto: jlmaral

-El patrimonio industrial como recurso turístico, ¿tiene tirón entre los visitantes?
-Sí, y cada vez más la gente va metiendo en las visitas algo de minería y también de otros equipamientos históricos más recientes. Porque aunque la mayoría siempre acaba viendo lo mismo, también hay quienes piden cosas diferentes. Algunos porque repiten visita y otros porque quieren ver algo diferente como una mina o una zona interior de Asturias en vez de los clásicos puntos de la costa.

“Avilés es la gran desconocida. La gente se piensa que es una ciudad industrial, sucia y fea y siempre se sorprenden cuando van. Les gusta sobre todo su casco medieval y que está muy limpia”

-¿Cuál ha sido la petición que más te ha sorprendido?
-Pues quizás la del grupo que quería ver hórreos, aunque también he tenido uno que lo que quería era ver pájaros. En este caso eran americanos que venían con un ornitólogo, los recorridos eran por sitios donde se sabe que hay un mayor volumen de pájaros y allí también se hacía la visita cultural. Vamos, por ejemplo, a ver Santa Cristina de Lena pero vamos también a ver estos animales. Para nosotros los guías también es una gozada no hacer siempre lo mismo, de paso aprendes algunas cosas que desconoces.

-En la prensa, miembros de APIT contaban todo tipo de anécdotas, como la de la mujer que pedía tostas embarazadas en Asturias en vez de pedir los bollos preñaos. ¿Te acuerdas de alguna que te haya pasado a ti?
-Sí, de estas cosas hay para escribir un libro, aunque es verdad que luego se me olvidan. Me acuerdo de una vez que terminada una visita me fui con la guía acompañante a tomar una sidrina y tres señoras del grupo nos vieron y se apuntaron a ir al mismo sitio a tomar sidra. Cuando estábamos en El Fontán, vemos que llegan y le dicen al camarero: “Queremos tres sidras”. El camarero que estaba flipando les pregunta “¿En serio? ¿Pero así de golpe las tres?”. Y ellas respondieron que sí. Entonces ya les explicaron que la sidra se tomaba por culines.

“Asturias se vende mucho más ahora. Ya el año pasado subió el número de turistas, pero este año todavía más y, ahora, la llegada del AVE puede ser un bombazo”

-¿Uno de los principales problemas de vuestro colectivo es el intrusismo profesional?
-Sí, en esto del turismo hay bastante intrusismo. Parece que todo el mundo puede ser guía y si se quiere sacar un dinerín cuento la historia de mi pueblo, que luego me darán una propina. Y como digo siempre, no creo que haya nadie que viva de propinas, aunque también es verdad que al final los que hacen esto sacan más dinero que yo, pero claro con este dinero no se paga la sanidad ni la educación pública.

-¿Es exigente el recorrido para sacar el título de guía profesional?
-Sí que lo es. Cuando yo me presenté, hace once años, de más de ochenta personas aprobamos treinta. A esta profesión llegamos gente desde distintos sectores y tú puedes saber mucho de una rama pero menos de otra, a lo mejor sabes de geología o de arte, pero no de turismo o no sabes manejar un grupo, y no sirve cualquiera para todo.
Yo, de hecho, estudié Turismo pero con la carrera solamente no me servía para ser guía, porque también tienes que controlar mucho de Arte. Me preparé mucho para sacarme la habilitación y ahora, a mayores, también estoy estudiando Historia del Arte, porque en esta profesión tienes que estar continuamente formándote.

-¿Qué es lo más gratificante de esta profesión?
-Para empezar, yo soy una enamorada de mi tierra y eso se desprende por todos los poros, siempre me lo dicen quienes me escuchan. Y es muy gratificante que todo el mundo quede encantado y disfrute de Asturias.

“En Oviedo hay gente que está muy cabreada porque dicen que en las visitas se cuentan muchas mentiras, pero claro, de ¿qué guías están hablando? No se puede meter a todos en el mismo saco”

Ana Posada con un grupo en una ruta turística guiada
Foto: APIT

-¿Cómo se distribuye la carga de trabajo durante el año?
-Los grupos culturales vienen sobre todo en primavera y otoño, luego en verano las visitas son mayormente de familias. Hasta hace poco noviembre era un mes desierto y hasta que no llegaba la primavera no había visitas pero esto está cambiando y este año incluso tengo en diciembre. Esto está muy bien porque indica que el turismo se está desestacionalizando bastante, que es lo que necesitamos. Asturias se vende mucho más ahora. Ya el año pasado subió el número de turistas, pero este año todavía más y, ahora, la llegada del AVE puede ser un bombazo, porque por ejemplo si estás en León puedes venir a comer, hacer una visita guiada a la Catedral si te apetece y luego te vuelves a marchar.

-En otras comunidades de España se apuntan casos de turismofobia, ¿es algo a vigilar en Asturias?
-Hay lugares puntuales en fechas también muy puntuales que sí se llenan, como por ejemplo Cudillero, que en verano puede ser agobiante. Y en algunos lugares como Oviedo se está empezando a crear una turismofobia porque a veces llegas a un sitio y es un horror, hay gente que va haciendo la visita con los micros a tope, y parece que hay una competición de a ver quién lo pone más alto.
En Oviedo -que es donde yo hago más visitas- hay gente que está muy cabreada porque dicen que en las visitas se cuentan muchas mentiras, pero claro, ¿de qué guías están hablando? No se puede meter a todos en el mismo saco.
Es complicado, yo misma tuve que escuchar que el Martes de Campo caía todos los años el 7 de junio, y claro, eso no tiene ningún sentido porque no todos los 7 de junio son martes. No hace falta ser un experto para darse cuenta de que dices algo incorrecto. Debería controlarse el intrusismo y que hubiera una calidad y un rigor en la información. Y es por el bien de Asturias, porque cuando yo recibo a un turista me siento responsable de enseñar mi región y de que marche contento y con rigor, somos los anfitriones y eso hay que cuidarlo.

“El turismo debe de ser sostenible, porque el día que el Paraíso Natural deje de serlo ya no tendremos nada”

Lago Enol (Covadonga)
Lago Enol en el Parque Nacional de Picos de Europa / Foto: Fusión Asturias

-Si tuvieras capacidad de decisión, ¿qué cambios harías?
-Yo siempre digo que el turismo debe de ser sostenible, porque el día que el Paraíso Natural deje de serlo ya no tendremos nada. Ahora, por ejemplo, ya van a empezar a regular el acceso a los Lagos de Covadonga en el puente de la Constitución. Habría que poner un tope de visitantes al día y que no suban tantos coches y autobuses, estamos en un Parque Nacional y no se debería permitir que vaya todo el mundo.
Y en algunos lugares tendría que haber una policía turística que controle que todo esté en regla, que vigile que lo que se diga sea correcto, aunque es complicado; que todos los guías lleven su carnet colgado y este tipo de cosas.

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