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viernes 29, noviembre 2024

Elvira Pesquera, cofundadora de Nael Swimwear

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En plena pandemia la economista asturiana Elvira Pesquera decide crear junto con su socia y amiga, Natalia Otero, una marca de bikinis y bañadores pensada para todo tipo de siluetas femeninas que además fuera sostenible. Una ropa que realzara de forma natural el cuerpo de la mujer e inspirase libertad a quien la llevara. Así nace Nael Swimwear, una ecommerce con sede en Asturias.

-Habéis comentado que este proyecto surge como una necesidad de vosotras como consumidoras.
-Soy una amante de la ropa de baño de toda la vida. He tenido tropecientos bikinis, pero no me convencía ninguno. Tenía que estar continuamente haciendo combinaciones, me ponía el top de uno y la braguita de otro y nunca me encontraba bien. Si en algún momento veía alguno que me gustaba y tenía buena licra el precio ya se disparaba a los ciento cincuenta euros. En un viaje que hicimos Natalia y yo a Tailandia, cuando fuimos a la playa volvió a salir este tema y vimos que no había nada en el mercado que cubriese estas necesidades -las nuestras y las de muchas otras mujeres- y que lo hiciera además con ciertas bases de sostenibilidad. Así que dijimos, ¡aquí hay un nicho de mercado!; y como las dos estábamos muy metidas en el mundo de la moda en ese momento, lo vimos posible. La idea era crear un espacio donde la gente se pudiera comprar un bikini o bañador de buena calidad, enfocado a sus particulares características (mucho/poco pecho, mucho/poco culo), que además cubriese todas las necesidades -baño, deporte, tomar el sol-, sin tener que gastarse un montón de dinero y que, además, fuese sostenible.

“Quisimos crear un espacio donde la gente se pudiera comprar un bikini o bañador de buena calidad, enfocado a sus particulares características, sin necesidad de gastarse un montón de dinero y que, además, fuese sostenible”

-Hay otras firmas en el mercado creadas por mujeres que diseñan ropa de baño para mujeres. ¿Qué tienen de especial vuestras creaciones?
-El respeto al cuerpo femenino. Bikinis y bañadores para mujeres hay muchos pero que te sientas bien cuando te pruebas uno y te encuentres guapa, te aseguro, por experiencia, que no. Detrás de cada modelo hay una historia porque lo probamos en muchos tipos de cuerpos: los nuestros, los de amigas, los de madres… Estudiamos qué necesita cada una de ellas para adaptar los diseños a todos los cuerpos. Y también nos diferencia la calidad del producto: la mejor crítica es que una clienta te vuelva a comprar. El año pasado un 60% de ventas fueron de clientas que repitieron. Eso demuestra que el producto que hemos creado es bueno.

Bikini Isla, de Nael Swimwear
Bikini Isla

-Parte de la producción está hecha con residuos de plásticos marinos y la otra utiliza los sobrantes de vuestros proveedores. ¿Por qué hacéis esta combinación?
-Partimos de la idea romántica de que nuestros tejidos fueran reciclados al cien por cien a partir de los plásticos marinos pero la realidad es que exigen unos mínimos de compra que nosotras no podíamos asumir y eso también nos obligaba a hacer una colección solo en color negro para que fuera rentable. Así que tuvimos que buscar una segunda opción que fuese tejido sostenible y lo suficientemente abundante que nos permitiera hacer modelos de distintos colores y texturas. Ahí es cuando aparecen los tejidos reciclables. Las fábricas de tela tienen mucho stock de tejido que no utilizan y cada cierto tiempo tienen que destruirlo, así que decidimos reutilizarlo. Investigamos entre los proveedores qué había y buscamos colores variados para nuestras colecciones. Eso también nos obliga a adaptarnos a lo que tengamos en ese momento. No creamos un producto sostenible desde cero como sería en el caso de los plásticos, pero sí evitamos volcar al medio ambiente la combustión de muchos litros de petróleo o el consumo de muchos litros de agua. Esto es algo que aún no valora el cliente pero que nosotras hacemos por nuestra propia filosofía.

-¿Moda y sostenibilidad son compatibles?
-Trabajamos para que la sostenibilidad sea rentable y se quede en el negocio para siempre, no nos planteamos otra forma de producción. Pero a día de hoy no hay marcas que sean cien por cien sostenibles en el mundo porque no es viable, aunque sea solo por la gasolina que se consume en los envíos: no puedes mandar en bici un paquete a Canarias, por ejemplo. Nosotras ofrecemos una marca de bikinis que está generando un consumo, pero también buscamos que sea respetuoso. Si tengo ocasión de tratar directamente con una clienta le comento, “no te lleves dos si solo necesitas uno”, y siempre me dicen: “¿pero tú no quieres vender?”.
Luego está la historia de tu fábrica, si reciclas o no, si utiliza plásticos, en qué condiciones están los trabajadores… todo eso te acerca a la sostenibilidad. Pero no nos engañemos, lo más sostenible es la ropa que tienes en el armario y no te compras.

“Las fábricas de tela tienen mucho stock de tejido que no utilizan y cada cierto tiempo lo tienen que destruir, así que decidimos reutilizarlo”

-También tenéis en marcha un servicio de recogida de bikinis y bañadores antiguos para reciclaje.
-Sí, esta iniciativa empezó el año pasado. Cuando la gente se compra una prenda de baño nueva no sabe qué hacer con las que no usa y se van acumulando en los armarios. Para reciclarlos los tendrías que llevar a un punto limpio textil, algo que no hace casi nadie. Así que decidimos recopilar todos esos bañadores y bikinis que nadie usa (les damos un código de descuento a las clientas para la próxima compra), les ayudamos a elegir el nuevo y cuando tenemos suficiente material acumulado nos encargamos de reciclarlo a través de una plataforma que se dedica a eso. Un proceso un poco complicado porque se ha de separar la fibra y el poliéster del elastano que es un material no reciclable.

-Además de la venta online habéis creado un original modelo de venta, el NAEL BOX.
-Un bikini o bañador te lo tienes que probar sí o sí y eso no siempre es una experiencia grata. Acabas en un probador pequeño donde a veces no cierra la cortina, un foco apuntándote directamente, prisas porque hay gente esperando fuera… En resumen, un momento lleno de agresividad lo mires por donde lo mires. Así que creamos el NAEL BOX. Te coges tres prendas, dejas un depósito, te llegan a tu casa y te las pruebas tranquilamente. Al final de lo que se trata es que te encuentres cómoda y te olvides de que vas en bikini o bañador.

-¿Cuál es el perfil de vuestras clientas?
-Todo tipo de mujeres. Al principio pensamos en un rango entre 30 y 45 años, pero al final la verdad es que tenemos clientas variadas, desde 18 a 60 años. Más que edades lo que estudiamos son los diferentes tipos de cuerpo y les damos opciones. No se trata de llevar más o menos ropa sino de que te encuentres cómoda con la prenda que decides ponerte. En cada colección siempre hay un modelo que se puede ajustar a tu cuerpo y necesidad.

“Lanzar la empresa desde el Principado era algo que me hacía mucha ilusión. Hemos tenido la suerte de contar con el apoyo de todos los organismos públicos asturianos”

-Os definís como emprendedoras pandémicas, ¿cómo ha sido el trayecto hasta llegar aquí?
-Adaptabilidad al cien por cien. Tanto Natalia como yo hemos trabajado en empresas muy grandes que nos exigían continuamente cambios y renovaciones. Venimos de vivir en China, ella trabaja desde Shanghái y se encarga del diseño, y yo ahora estoy en Galicia y me encargo de la parte de negocio. Si las circunstancias ahora son así, pues miramos qué hacer para seguir adelante. Para mí emprender siempre ha sido pensar qué es lo máximo que puedo hacer con poco dinero. Eso te obliga a adaptarte continuamente al mercado, a las clientas… y en eso somos bastante rápidas. Lanzar la empresa desde el Principado era algo que también me hacía mucha ilusión. Y en este sentido hemos tenido la suerte de contar con el apoyo de todos los organismos públicos asturianos, con el Ayuntamiento de Gijón, el Idepa, Asturex. Hoy no existen fronteras, a momento de ahora nuestras mayores ventas son a nivel internacional.

-¿Qué es lo que más vértigo te ha dado a lo largo de esta travesía?
-Lo más difícil de aprender es el flujo de caja. Natalia y yo tenemos experiencia, sabemos cómo funcionan las cosas, pero nos faltaba dinero para hacerlo porque cada paso que das exige mucha inversión y trabajo. Siempre trabajas al límite. El vértigo te da cuando piensas que puede haber un día donde no vaya bien tu marca como producto, no tengas clientas, y financieramente no te puedas sostener. En una colección puede haber bikinis que en una semana los tienes agotados y otros que no sabes qué hacer con ellos.
Montar tu propia marca es algo muy romántico, en mi caso fue una necesidad personal, pero si las cuentas no salen todo eso no vale para nada. Y da lo mismo que hablemos de bikinis que de tornillos.

 

-¿Os sorprendió la respuesta del público?
-Sabíamos que teníamos un buen producto. Tenemos experiencia en el ramo, en producir y diseñar, así que en este aspecto estábamos seguras. Lo que sí nos ha sorprendido es el cariño de las clientas, algo a lo que no estábamos acostumbradas. Cada mensaje que recibimos es un placer y nos confirma que estamos haciendo un buen trabajo. Cuando emprendes parece que solo te fijas en lo que va mal y estos comentarios son píldoras de optimismo que nos están diciendo que nos paremos a disfrutar de las cosas buenas. Cuando alguien te dice que hace tres años que no se pone un bikini y con este se siente a gusto y segura, te impresiona, porque detrás de ello ves que acabas de empoderar a una persona. Es algo muy potente.

“Cuando alguien te dice que hace tres años que no se pone un bikini y con este se siente a gusto y segura, te impresiona, porque detrás de ello ves que acabas de empoderar a una persona”

-¿Qué proyectos tenéis a medio y largo plazo?
-En este momento, sobrevivir al verano. Estamos en un pico total de ventas, es una locura. Es el primer año que tenemos un almacén ecommerce. El año pasado hacíamos nosotras los paquetes para los envíos, a veces eran cien al día, este año es inviable. En septiembre estudiaremos el siguiente paso que sin duda es conseguir ventas durante el invierno, eso implica abrir mercado a otros países como Panamá, Costa Rica o el sur de EEUU. Eso nos permitirá no tener que andar justas en invierno por la falta de ingresos.

-A nivel personal, ¿qué te está suponiendo esta experiencia?
-Todo. Es la primera vez que emprendemos tanto Natalia como yo. Es como si nos enfrentamos a un lienzo en blanco y eso es muy bonito porque te ayuda a crecer mucho a nivel profesional y por supuesto, personal. En dos años he tenido un crecimiento exponencial, algo que, trabajando en una empresa normal y corriente, nunca lo hubiera tenido. También te digo que el nivel de trabajo y de exigencia es brutal, no apto para todo el mundo. Lo malo de tener una ecommerce es que está continuamente funcionando sea la hora que sea y con independencia del día de la semana. El balance es muy positivo.

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