Cada iris es único. Es un universo por descubrir imperceptible al ojo humano que espera ser explorado para manifestar todos sus secretos. Flor Vázquez Arango quedó cautivada por tanta belleza y decidió, junto a su hermano, transformar el iris en una obra de arte personalizada al alcance de todos. Acaban de abrir en Oviedo Eyeris Photo, el primer estudio de este tipo en Asturias.
Una tecnología especializada dentro del campo de la fotografía, diseñada por ellos mismos, les permite captar esa belleza interior y convertirla en espectaculares fotos del iris que reflejan la singularidad de cada ojo, de cada universo particular. No es casualidad que el iris humano esté conformado por un mosaico de 130 millones de células nerviosas sensibles a la luz. Una especie de galaxia viva.
-¿De dónde nace tu fascinación por fotografiar el iris?
-La fascinación primero me surge por acercarme a esos mundos pequeños en los que descubres detalles increíbles que la naturaleza nos ofrece y que no somos capaces de ver a simple vista. Además de la fotografía también me dedico a la ilustración y la pintura, y ese mundo siempre ha sido una fuente de inspiración.
Me gusta lo que se esconde detrás de lo diminuto y concretamente los iris, son todos diferentes, están llenos de texturas, pigmentos, y detalles que los hacen únicos, son como la huella digital. La macrofotografía te permite hacer una pausa en tiempo real y poder observar eso que al ojo humano le resulta imperceptible. El iris me parece que tiene una belleza por descubrir, uno de los elementos más representativos de nosotros mismos.
“Me gusta lo que se esconde detrás de lo diminuto y concretamente los iris, son todos diferentes, están llenos de texturas, pigmentos y detalles que los hacen únicos, son como la huella digital”
-¿Qué hacías antes de dedicarte a la fotografía?
-Hacía ilustración científica, luego también estuve trabajando con oftalmólogos y tuve oportunidad de hacer dibujos del ojo, pero desde dentro y observar también imágenes espectaculares del ojo, de la retina que no estamos acostumbrados a ver. Una cosa se fue dando la mano a otra y al final todo influyó.
-Tú junto con tu hermano empezasteis a desarrollar este proyecto en mercadillos. ¿Qué evolución habéis experimentado hasta ahora?
-Sí, desde entonces nos hemos centrado en mejorar prototipos. Empezamos con uno muy sencillo: trípode, cámara y juego de luces. Y después de ensayo y error, hemos creado otro prototipo que mejora mucho la iluminación y ayuda a sacar más partido a la imagen.
“Somos el primer estudio dedicado a la fotografía artística del iris en Asturias”
-¿Qué os hizo animaros a abrir un local en Oviedo?
-Antes de lanzarnos a esta aventura estuvimos un tiempo en Parque Principado, en esas islas con mostrador que hay en los pasillos del centro comercial. Teníamos muy poco espacio, solo había una impresora, trabajábamos con un tamaño reducido y en papel fotográfico exclusivamente. Vimos que aquello funcionaba, a la gente le gustaba, nos demandaban gran formato y composiciones de fotos que daban un resultado más espectacular y eso nos hizo animarnos a dar el paso. Somos el primer estudio dedicado a la fotografía artística del iris en Asturias. Cuando abrimos, la gente creía que vendíamos lentillas o que el negocio tenía que ver con algo médico. Hoy las fotos siguen llamando la atención y muchos no reconocen el objeto de la fotografía.
-Los clientes quieren una foto del iris a nivel personal, para regalar…
-Algunos quieren foto en gran formato para que aparezcan varios iris, como si fuera una foto de familia; otros quieren que sea de pareja o personalizada con su propio iris, no deja de ser otra forma de vernos a nosotros mismos. También vienen a buscar ese regalo especial para hacer a alguien. De hecho, tenemos tarjetas regalo.
-Distintas culturas, como la china, han estudiado desde la antigüedad el iris (iridología). Dicen que es un mapa donde están representados todos los órganos de nuestro cuerpo y puede ser una buena herramienta de diagnóstico.
-Lejos de la iridología nuestras fotos tienen una vocación puramente artística, pero también tenemos clientes que nos encargan su foto del iris para que luego les hagan un estudio de su estado de salud.
“Algunos quieren foto en gran formato para que aparezcan varios iris, como si fuera una foto de familia; otros quieren que sea de pareja o personalizada con su propio iris, no deja de ser otra forma de vernos a nosotros mismos”
-¿Qué secreto guardan nuestros ojos? ¿Qué dicen de nosotros?
-Son como la huella dactilar, cada uno tiene una textura y colores diferentes. Pensamos que tenemos los ojos de solo un color, -marrones, azules, grises, caramelo-, pero la realidad es que tienen degradados muy diversos e incluso son distintos entre sí. Las imágenes que hacemos tienen tanta precisión que logran reflejar todos los detalles: todos los ojos son especiales y muy bellos. Cuando me pongo detrás de la cámara -a pesar de haber visto cientos-, siempre me sorprendo cuando veo esas maravillas.
-He leído que los iris se modifican a lo largo de nuestra vida igual que ocurre con nuestro cuerpo…
-Sí, es una parte más que va cambiando con nosotros, también envejece.
“A pesar de haber visto cientos de iris, cuando me pongo detrás de la cámara siempre me sorprendo al ver tanta belleza”
-¿Cómo es el proceso desde que llega el cliente hasta que puede recoger su foto?
-En hacer la foto se tarda solo unos minutos. En el caso de los niños tardamos más tiempo porque les cuesta estar quietos. Luego esa imagen la editamos digitalmente porque hay que trabajarla para quitarle brillos, reflejos y dejarla totalmente nítida. Con software de fotografía sacamos a relucir la belleza del iris, pero sin retocarlo. Conseguida la imagen -que puede ser de un iris o una composición-, luego se elige el soporte. Intentamos darlas el mismo día o como mucho al siguiente si solo se trata de una impresión, si las mandamos a laboratorio tarda algo más. Aunque tiene una parte muy técnica, esta modalidad fotográfica nos permite recuperar un poco la forma tradicional, eso de colocar a la persona delante de la cámara, ajustarle la luz a su medida, y tomarnos el tiempo necesario para hacerla perfecta… Disfrutamos trabajando así.
-Cuando hablas de gran formato, ¿a qué nos estamos refiriendo?
-El más grande que hacemos es de 80×80 y el más pequeño 20×20. Trabajamos tanto en papel fotográfico como en metacrilato. Este último lo hacemos en un laboratorio.
“Queremos ampliar la oferta abriendo una línea de joyería, ofrecer la posibilidad de llevar el iris de alguien especial en una joya”
-¿Hacéis alguna cosa más o estais centrados en la fotografía del iris?
-Solo fotografiamos el iris. Y ahora queremos ampliar la oferta abriendo una línea de joyería. Queremos ofrecer la posibilidad de llevar el iris de alguien especial en una joya.
-¿Qué tal os han acogido en Asturias? ¿Os encontráis a gusto?
-Pues muy bien. Nuestros abuelos eran asturianos y emigraron a México. Nosotros nacimos allí, pero nuestros padres nos trajeron aquí cuando éramos muy pequeñitos, y aquí estamos desde entonces. Esta es nuestra tierra y lo cierto es que nos han acogido muy bien. Estamos contentos de vivir y trabajar aquí.