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martes 19, marzo 2024

Marina Pérez, La Flor Cerval. Poner en valor la lana Xalda

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No se considera una emprendedora al uso, es decir, alguien que pone en marcha una empresa para sacarle rentabilidad y punto. Marina defiende que La Flor Cerval recupera un recurso, la lana de la oveja Xalda que hasta ahora se desechaba, y con ello también un modelo de vida en el entorno rural: “La Flor Cerval es rústica, rural, silvestre, comprometida con el medio ambiente, tradicional y evocadora de nuestro paisaje”.

-¿Cómo decides lanzarte a la aventura de montar una ganadería de oveja Xalda?
-Pues surgió de forma muy natural. Mi pareja, Rodrigo, y yo somos naturales de Llanera. Los dos estudiamos Bellas Artes, pero siempre nos visualizamos viviendo en un entorno rural y con animales. Cuando me quedé embarazada y por circunstancias de la vida acabamos viniendo a Tene (Quirós): aquí compramos la finca y la casa donde vivimos, y resulta que la persona que nos la vendió era pastor, siempre crió aquí ovejas y cabras y la verdad es que ha sido también nuestro benefactor. Él nos dio dos ovejas con sus corderos y nos dijo que el rebaño lo hacía siempre el pastor. Así que de aquí ha partido el rebaño que tenemos ahora. Encontramos este sitio y decidimos echar raíces. Mis dos pequeños han nacido en casa. Este es nuestro sitio y nos sentimos muy afortunados.

-¿Por qué en concreto la raza Xalda?
-Por conservar una raza autóctona, ancestral y en peligro de extinción que además tiene carne muy preciada, baja en grasa y tierna. Nos parecía muy guapa. Se adapta muy bien al entorno, mantiene limpias las fincas y además, no tiene partos complicados. Solo hay que tener cuidado con los grandes depredadores, en nuestro caso, el oso, por eso las guardamos todos los días cuando cae la noche.

Ovejas Xaldas
Ovejas Xaldas

-¿Cómo nace la idea de La Flor Cerval?
-Es una idea que tenía desde hace tiempo en la cabeza y el empujón final es cuando me apunté a la Escuela Rural de Emprendedoras del Camino de la Mesa. Allí encontré un ambiente muy bueno y el apoyo suficiente para terminar de dar forma al proyecto. Llevaba tiempo indagando y buscando cómo dar utilidad a la lana que esquilábamos cada primavera y se desechaba como si fuera un residuo porque en concreto la lana de la oveja Xalda -a diferencia de la merina- se la considera basta, cosa que decidí obviar porque era justo la que yo tenía. Poco a poco descubrí que no era nada despreciable, si no todo lo contrario. Tiene unas cualidades diferentes a la lana convencional lo que, a mi forma de ver, la hace más valiosa.

-¿Cuáles son esas cualidades?
-La lana que encuentras en tiendas, la mayoría tiene tratamientos químicos para que se pueda lavar en la lavadora, pero la lana natural en sí misma es prodigiosa: bactericida, antifúngica, hipoalergénica, térmica, biodegradable, -algo muy interesante hoy en día-, impermeable. Yo experimenté con mis bebés y la utilicé como cubrepañal -los pañales que utilizaba eran de algodón- y siempre estaban secos y además, eran transpirables.
Viviendo aquí me he dado cuenta de que mucha ropa que yo tenía, de esta que compras de Quechua, por ejemplo, no me servía, era insuficiente: no se adaptaba a lo que era la vida en la montaña. Aquí las condiciones son especiales y lo sintético, además de generar residuos, no te cubre. Para andar por el monte la lana es lo mejor que hay.

“Elegimos la raza Xalda por conservar una raza autóctona, ancestral y en peligro de extinción que tiene carne muy preciada y lana con propiedades bactericidas, antifúngicas, hipoalergénica, térmica, biodegradable…”

Lana Xalda
Lana Xalda

-¿Y por qué ha dejado de utilizarse?
-El consumo mundial de fibras sintéticas se ha disparado -da más beneficio económico y resulta más barato producirlo- a pesar de que genera al año más de medio millón de toneladas de microplásticos que acaban en los océanos, donde se incorporan a la cadena trófica. Por el contrario, la producción de fibras naturales ha disminuido.

-En los rebaños la lana es considerada más como un residuo que como un valor añadido al de la carne.
-Sí, es verdad. Los rebaños de merino españoles que en su día fueron un pilar importantísimo del comercio español ahora malvenden la lana o la tiran directamente. La lana no se valora ni se usa y esto no solo ocurre en España, es un problema en toda Europa. Los animales solo se aprovechan a nivel cárnico, el resto se desperdicia.

“Los rebaños de merino españoles que en su día fueron un pilar importantísimo del comercio español ahora malvenden la lana o la tiran directamente”

-Marina, ¿cómo es el proceso hasta tener un ovillo de lana en las manos?
-Pues es toda una aventura. En primer lugar, hay que esquilar las ovejas, un corte de pelo que yo hago con tijera una vez al año -en primavera- pero en algunos lugares de la costa lo hacen también en otoño. Se trata de reunir una cantidad importante de materia prima para luego procesarla. Mi rebaño es de 30 ovejas, yo no tenía infraestructura para hacer todo esto. Me hablaron de una artesana de Las Regueras que trabajaba la lana, fui a conocerla para hablarle de mi idea y buscar apoyos. Recogimos lana de distintos ganaderos asturianos, la seleccionamos juntas y la enviamos a un lavadero e hilado que trabajaba a pequeña escala. Fue algo hecho con mucho mimo y trabajo ya que la lana -como en principio era considerada residuo-, iba mezclada con paja y suciedad de las cuadras. La lana en todo el proceso ha mermado mucho, más de la que pensábamos. Por suerte los ganaderos han puesto todo facilidades y esperamos poder pagarles por ello para revalorizar el producto.

-¿Cuál es el siguiente paso?
-Si todo va bien mi idea es ir haciendo un equipo que me ayude a seleccionar la lana en el momento de la esquila, juntar cantidades importantes -a lo mejor cada dos años- y llevarla a procesar. Voy conociendo más cosas de este mundillo, conozco también a gente joven a la que le encantaría colaborar en un proyecto como este. Espero que el volumen de trabajo vaya creciendo, y con ello todo lo demás.

Rueca

-¿Cómo pensáis comercializarla?
-En principio la pensaba llevar por los mercados. Aunque no es algo que se venda mucho, sí creo que puedo darla a conocer. Queremos participar en todos los procesos: conectar a pastores, productores y consumidores a nivel local. Queremos diseñar nuestra propia marca. La idea es crear un web para poder vender directamente por Internet, también en tiendas de por aquí, viendo qué es lo que funciona mejor. Por el momento, estamos experimentando.

-¿Cómo ves tu iniciativa a medio plazo?, ¿puede llegar a ser rentable?
-Creo que sí. No pretendemos llegar a ser una casa de lanas, queremos ser lo que somos, unos pastores que tienen la iniciativa de comercializar lo que producen. Creemos que compaginando eso con otras cosas, llegue a ser rentable. No queremos producir por producir, trabajamos para recuperar nuestra cultura e identidad territorial poniendo en valor la lana.

“Mi idea es hacer un crowdfunding el próximo año para conseguir fondos para coger un taller y lo necesario para echar a andar este proyecto”

-Además de ganadera eres mamá de dos pequeños. ¿Cómo consigues conciliar ambas cosas?
-Yo le debo mucho al pequeño de mis hijos porque todo el proyecto, el trabajo de desarrollo, del modelo de negocio que hice en la Escuela Rural de Emprendedoras -que fueron seis meses- lo hice conectándome desde el móvil mientras daba la teta al crio. Ahora Galo tiene diez meses y el mayor cuatro años y lo llevo bien porque no estoy sola, cuento con la ayuda de mi pareja. Vamos a ver cómo avanza todo esto. Mi idea es hacer un crowdfunding el próximo año para conseguir fondos para coger un taller y lo necesario para echar a andar este proyecto. Prefiero hacer esto a buscar ayudas públicas porque involucras a la gente, haces de esto un proyecto más social que luego revierte en beneficio de toda la comunidad. Quiero buscar alianzas con pastores, consumidores… aunque es un tema complicado.

-La Flor Cerval es un proyecto sostenible, ¿cuál crees que es vuestra contribución al medio ambiente, al entorno rural?
-En primer lugar, veo positivo fijar población rural. Vinimos aquí con idea de vivir de esto, no teletrabajar. Vivir aquí y trabajar para aquí. Luego está el poner en valor los animales en el medio rural. Nosotros ahora tenemos ovejas y cabras que aportan al ecosistema un montón de cosas, son los que modelan el paisaje asturiano junto con la actividad humana, todo en perfecto equilibrio. Nosotros queremos recuperar esa armonía, esa simbiosis donde todos salen beneficiados.

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