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sábado 28, septiembre 2024

Cruz del Mérito Civil para Tamara Fernández, ingeniera de Ingeniacity

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La Cruz de la Orden del Mérito Civil se la entregan a aquellas personas que han prestado servicios relevantes que contribuyen con su esfuerzo y valores a construir una sociedad mejor. Este año, Tamara Fernández, fundadora y socia de la empresa Ingeniacity (desarrollo de proyectos en diversos sectores como energías renovables, náutica de competición o arquitectura naval), ha sido una de las galardonadas en representación de esta comunidad autónoma.

Esta gijonesa de 42 años, ingeniera mecánica, vivió el pasado mes de junio uno de los días más importantes de su vida cuando recibió de manos del Rey Felipe VI este preciado reconocimiento en el Palacio Real. “Nuestra empresa nació con la necesidad de ayudar a otras pequeñas empresas a desarrollar sus productos para hacerlas más competitivas. También trabajamos en proyectos a gran tamaño, con un altísimo componente innovador, desarrollando cosas que no existen a nivel mundial. Nos encantan los retos”, confiesa la responsable de proyectos de esta empresa que lleva sonando con fuerza en la región desde hace años. Ingeniacity trabaja en iniciativas pioneras desde Gijón para el resto del mundo.

-¡Enhorabuena por el galardón! ¿Te esperabas algo así?
-Para nada. Te lo comunican a través de una llamada telefónica desde la Casa Real y te diré que al principio no me lo creí, pensé que era una broma de esas que te gastan en la radio. Hasta que luego me llegó un email oficial y ahí cambió la cosa. Por lo visto no he sido la única, ha pasado en más ocasiones.

amara Fernández recibiendo de manos de S.M. el Rey la Cruz de la Orden al Mérito Civil / Foto: © Casa de S.M. el Rey
Tamara Fernández recibiendo de manos de S.M. el Rey la Cruz de la Orden del Mérito Civil / Foto: © Casa de S.M. el Rey

-¿Qué se siente al representar a los emprendedores asturianos y además, siendo una mujer?
-Es un orgullo porque al final eres una representación de los empresarios asturianos que estamos todos los días trabajando duro para hacer prosperar un poco más esta tierra en la que vivimos y luchamos por hacer una sociedad mejor. Y ya te puedes imaginar la ilusión que me ha hecho el que me hayan elegido como representante, una mujer con una profesión científica como la ingeniería, con poca representación femenina. Es un reconocimiento muy importante no solo a título personal sino para aquellas mujeres que trabajan por mejorar la vida de todos, algo por lo que he recibido felicitaciones en concreto. Seguimos necesitando representantes, referentes y para mí esto es un honor.

-¿Bajo qué filosofía nace la empresa Ingeniacity? ¿Cómo surge esta idea?
-Somos varios socios. Los fundadores somos tres y nos conocimos a través del proyecto MotoStudent de la Escuela Politécnica de Ingeniería donde colaborábamos, yo como directora del equipo y ellos como patrocinadores. A partir de ahí decidimos hacer algo juntos y dándole vueltas a las posibles ideas que nos fueron surgiendo nace Ingeniacity. Al principio trabajamos en el sector de la ingeniería náutica de competición -esa parte se ha mantenido desde entonces-. Por otro lado, y como consecuencia de nuestra necesidad de ayudar a pequeños empresarios y startups, decidimos ofrecer también soluciones avanzadas para este sector. Al final el mercado nos fue conduciendo a otro lugar, y empezamos a trabajar para grandes empresas como si fuéramos un centro de I+D externo. Este es nuestro mayor flujo de negocio en estos momentos. Desde el principio siempre nos hemos movido escuchando al mercado, viendo cuáles eran las necesidades y qué podíamos ofrecer. Hemos desarrollado herramientas de uso propio, nos estamos formando continuamente y hacemos importantes inversiones.

-Trabajáis entonces para distintos sectores…
-Al principio sí, porque teníamos capacidad para hacerlo ya que utilizamos herramientas de ingeniería muy avanzadas y nos daba lo mismo aplicarlas a un barco que a un coche, pues el tipo de simulación es prácticamente igual. Pero el mercado exigía en cierta forma que trabajases en concreto en tu sector, así que ahora nos hemos centrado en tres: náutica de competición, sector naval y renovables.
En el sector de la náutica nos dedicamos a calcular estructuras de barcos de fibra de carbono tipo Copa América o Volvo Ocean Race. En el sector naval (digamos más industrial) estamos desarrollando un barco muy innovador a nivel mundial que es un buque de carga sin lastre. Los mercantes siempre llevan en la parte de abajo agua de lastre para su estabilidad que cogen del mar y cuando llegan a su destino la devuelven. Eso, además de suponer un coste mayor de combustible, genera un gran problema medioambiental -transportas especies de unos lugares a otros-. Hemos conseguido eliminar ese lastre, aplicando ingeniería para modificar el casco del barco. Será único en el mundo.
Y por último, en las renovables, estamos aprovechando nuestra experiencia en el sector náutico y en la energía solar (en el que llevamos trabajando hace años) y hemos diseñado plantas solares flotantes. En concreto, acabamos de hacer una para un cliente con un seguidor solar. Normalmente este tipo de plataformas dan un ángulo fijo, pero esta, en cambio, consigue realizar movimientos para seguir la estela del sol aumentando la producción energética entre un 15% y un 25% respecto a una fija.

De izda. a dcha.: Diseño innovador de embarcación de competición de remo; plataforma solar flotante con seguidor solar; Proyecto BeSel. Diseño de buque carguero sin lastre.

-¿Cuándo despertó tu vocación?
-Yo creo que surgió a raíz de mi participación en el proyecto MotoStudent de la Universidad de Oviedo donde conocí a mis socios -Laura Álvarez y Alberto Fernández-. Primero surgió la amistad y luego decidimos hacer algo juntos. Antes había trabajado en varias empresas donde tuve buenas experiencias, pero yo necesitaba hacer las cosas a mi manera y en ese sentido coincidía con mis socios. El equipo era perfecto, muy homogéneo y complementario, así que en base a las capacidades de cada uno nos repartimos el trabajo. Estoy supercontenta de haber tomado aquella decisión.

-Desde su creación, la empresa se ha ido transformando continuamente siguiendo las necesidades del mercado.
-Si quieres innovar, no vas a encontrar referencias. Así que tienes que estudiar el mercado, escuchar sus necesidades y adaptarte. Seleccionamos proyectos innovadores porque vemos que donde más podemos aportar es cuando se trata de hacer algo disruptivo. Ofrecemos soluciones que siempre sorprenden al cliente, porque son mejores de lo que ellos se habían imaginado. La principal diferenciación de IngeniaCity, es el aporte de creatividad e ingenio a las soluciones que ofrecemos.

-¿Qué es lo que más disfrutas de este campo en el que trabajas?
-Eso de ver fabricadas cosas que antes has diseñado en tu cabeza creo que es el mayor placer que puedes experimentar. Es algo que me apasiona.
Por otro lado, al ser una empresa tan pequeña tenemos que tocar cada uno muchos palos. Sobre todo, Laura y yo. Alberto, que es el director técnico, está más centrado en esas tareas. Nosotras funcionamos tipo navaja suiza, hacemos un poco de todo y eso es lo que más me gusta porque me obliga a ampliar mis capacidades y salir de mi zona de confort.

-Recibisteis el ‘Premio Economía Azul’ de Gijón Impulsa en 2022. ¿Todo vuestro trabajo acaba en el agua?
-Sí, es el sector en el que ahora estamos más centrados. Al principio éramos más intersectoriales, incluso hemos llegado a trabajar para el sector médico, pero ahora sólo aplicamos ingeniería y tecnología al campo de la economía azul, es el 90% de nuestra facturación. Se trata de un sector muy amplio que incluye todas aquellas actividades basadas o relacionadas con los océanos, los mares y las costas.

Tamara Fernández, ingeniera de IngeniaCity

-Reconoces que “en Asturias se está generando mucho talento y tenemos que darle un hogar. retener al nuevo talento y atraer al que se fue porque quiere volver”. ¿Cómo ha sido tu trayectoria?
-Al principio, por razones de estudio, me fui a Inglaterra con un programa de Erasmus. Luego estuve trabajando en Navarra en una empresa de energías renovables; regresé a Asturias y es cuando formamos la empresa. La verdad es que tengo bastante capacidad de adaptación, no tengo problema de movilidad y he disfrutado mucho en todos los sitios por los que pasé.
En Asturias generamos mucho talento y es una pena no aprovecharlo porque la realidad es que existe demanda, las empresas reconocen que necesitan trabajadores. Hay que ofrecer las condiciones adecuadas para que pueda regresar toda esta gente y todo este talento.

-¿Cuántos formáis parte del equipo?
-Ahora somos ocho personas con perfiles muy distintos: ingenieros navales, industriales de distintas especialidades, marino mercante, ingeniero mecánico, arquitecto, un equipo muy multidisciplinar y creativo que permite hacer cosas desde puntos de vista muy diferentes y conseguir resultados óptimos. Nos encanta meternos en líos, crear cosas complicadas y conseguir que, además, funcionen.

-No os falta trabajo…
-Afortunadamente no. En los momentos de menos actividad los aprovechamos para estudiar, meternos en nuevos proyectos o bien para hacer algún encargo de nuestros clientes. No nos podemos quejar, la verdad. No tenemos ningún hándicap por trabajar desde Asturias, en concreto desde Gijón, porque estamos haciendo proyectos punteros a nivel mundial y como nosotros muchas más empresas. En estos momentos en la Milla del Conocimiento se están generando muchos puestos de trabajo y de calidad.

-Qué poco se conoce vuestro trabajo.
-En estos años hemos hecho proyectos muy chulos tanto para grandes como para pequeñas empresas, todos tenían su parte interesante. Por ejemplo, para un deportista de aquí de Gijón que hace tiro olímpico de precisión en silla de ruedas, le diseñamos una mesa de tiro adaptada a su silla, ligera y desmontable. No fue nuestro mejor proyecto empresarial pero sí el mejor a nivel personal. Somos una empresa comprometida que busca no solo provocar un impacto positivo a nivel social sino también medioambiental. De ahí que nuestro trabajo se centre en hacer barcos cada vez más eficientes, menos contaminantes; personalmente esta línea de investigación me atrae mucho.

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