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viernes 22, noviembre 2024

Feria de Muestras de Asturias: en permanente evolución. Alvaro Muñiz. Director de Actividad Ferial

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Con más de medio siglo de andadura, la Feria Internacional de Muestras de Asturias es el punto de encuentro de empresas y personalidades de la política, la sociedad y la cultura de la región. Un termómetro de Asturias que este año celebra su 54 edición. La cita es como siempre en Gijón, del 7 al 22 de agosto.

Expositores y visitantes son los protagonistas de este certamen que se ha convertido en un gran escaparate de la sociedad y la empresa asturiana. El año pasado se superaron los 700.000 visitantes, mientras que la ocupación del recinto ferial fue prácticamente del 100%. Para Álvaro Muñiz, su Director de Actividad Ferial, el carácter lúdico de esta feria, unido a las características del recinto, imprimen a este acontecimiento un atractivo único y lo convierten en referente a nivel nacional.

-¿Siguen las ferias siendo una apuesta válida en esta era de las nuevas tecnologías?
-Las ferias son algo tan antiguo casi como la vida. Aparecieron en el seno de la Edad Media y están acostumbradas a convivir con avatares de toda clase y condición, en lo que supone la realidad social y económica de donde se ubican. Una institución ferial con una personalidad muy acusada, como la nuestra, intenta que el recinto esté en las mejores condiciones para acoger a un gran número de visitantes, y además, en una sucesión muy larga de días. Organizar dieciséis días de feria no es una posición habitual, pero es la nuestra. Nosotros lo único que podemos certificar son los expositores, y estos siguen apostando por ella, y por tanto, sigue siendo un instrumento útil. Además, las encuestas y nuestra experiencia dicen que es la herramienta más apreciada por las empresas, así que el objetivo fundamental no puede ser otro que el cumplir adecuadamente con esa función.
Estamos en un momento donde mucha gente habla de las ferias virtuales, y yo digo que eso no es posible. En una feria se da una circunstancia especial y es que ves el producto en su verdadera dimensión, no únicamente su perfil más agraciado. La virtualidad puede ser un apoyo para un certamen, pero nunca puede sustituirlo.

“Valoro el grado de sonrisa que tienen tanto el expositor como el visitante cuando salen de este recinto; son ellos los que marcan los objetivos, no nosotros”

-En la pasada edición, y a pesar de la crisis, más de setecientas mil personas visitaron la Feria: todo un récord. ¿Espera que se repita este año?
-Los récords no suelen ser todos los años. Hay una infinidad de circunstancias y condiciones que pueden favorecer en un momento determinado. A mí lo que me importa, independientemente de que el número de visitantes sea mayor o menor, es que salgan con el grado de satisfacción lógico del que encuentra lo que espera encontrar. Y los intereses de las personas no son uniformes, así que entre setecientos mil visitante hay muchas expectativas: el que espera comprar, el que espera ver, el que espera conocer…
-¿Cómo se mide el éxito de una feria?
-Por el número de ventas no, porque estaríamos ante un mercado y no ante una feria. Una feria es un escaparate donde el grado de satisfacción lo marca la información que se obtiene, y que posee su componente de mercado. Evidentemente hay empresas que vienen con sus objetivos de contactos y ventas. Un expositor de artesanía, por ejemplo, viene a vender a los visitantes o a otros expositores del entorno. Hay expositores que vienen a hacer una política de marca y valoran el número de contactos que han conseguido; hay otros que buscan dar a conocer un producto, a testearlo y saber cuál es la reacción del público ante él. Al final, yo lo que valoro es el grado de sonrisa que tienen tanto el expositor como el visitante cuando salen de este recinto, porque son ellos los que marcan los objetivos, no nosotros. En definitiva, cada uno viene buscando una relación directa entre oferta y demanda, en sus diferentes vertientes.

”Nuestra Feria es un referente en todo el país y marca diferencias con el resto de los certámenes”

-La Feria Internacional de Muestras de Gijón tiene una gran personalidad y tradición. ¿Sigue siendo un referente en el noroeste peninsular?
-Es que es un referente en todo el país, como feria de carácter general, y marca diferencias con el resto de los certámenes. Las ferias generales en la última época quedaron un poco fuera de moda, pero nosotros nos mantuvimos por varias razones, por las características de nuestro mercado y de nuestro sistema productivo. Por ejemplo, nosotros hacemos esta Feria en agosto, que posiblemente no es el mejor mes para el sector del automóvil; pero sí lo es para el que vende helados. Así que un señor que viene a comer helados, de paso ve los coches, y en mejores condiciones que en otra época del año. Unos sectores se apoyan en otros.
-La Feria en la pasada edición ocupó todo el espacio expositivo. ¿Se mantiene la misma expectativa para este año?
-La misma. Y no es sólo una expectativa: es que hay contratos firmados. Cuando una empresa tiene un problema y se le cae la cartera de clientes, va a aquellos sitios donde puede aumentarla, y ése es precisamente el elemento dinamizador de una feria.

”Sigo creyendo mucho en Asturias e invito a todos los asturianos a que nos demos cuenta de nuestra potencialidad. Tenemos que creer más en nosotros y echarle menos la culpa a los de fuera”

-FIDMA es un balcón privilegiado, donde se tiene un contacto directo con todos los sectores de nuestra comunidad autónoma. ¿Cómo percibe Asturias desde aquí?
-Yo sigo creyendo mucho en Asturias e invito a todos los asturianos a que nos demos cuenta de nuestra potencialidad. Muchas veces decimos que somos una esquina, pero cuando uno está acostumbrado a andar por el resto de España y por el mundo, se da cuenta de lo que realmente valemos.
La evolución hacia adelante no puede existir si no confiamos en nuestras posibilidades, si no estamos orgullosos de lo que tenemos, si no somos capaces de ver lo que se construyó antes de nosotros, porque vivimos una época donde nos han dado una gran parte del recorrido hecho. Y aprovecho esta ocasión para decirlo: tenemos que creer más en nuestras posibilidades y echarle menos la culpa a los de fuera. Salir de nuestros problemas depende mucho de nosotros mismos.
-El pasado año el Centro Asturiano de Madrid le otorgó la Manzana de Oro, como asturiano predilecto. ¿Qué significa para usted este galardón?
-Es un tremendo orgullo. Habrá muchos que lo merezcan más que yo, pero que quizá no estuvieron en el momento oportuno y en el lugar adecuado. De todas formas para un asturiano, que otro asturiano que habitualmente está fuera piense en ti para otorgar una de sus distinciones, es el mayor honor que uno puede tener y una de las alegrías que puede recibir. Lo que no sé es hasta qué punto seré capaz de saber devolver ese reconocimiento a quien tuvo la osadía de entregármelo. Pero para mí ha sido una satisfacción, un orgullo y un honor.

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