La siniestralidad laboral en Asturias creció un 3% el pasado año, según se desprende de los datos hechos públicos recientemente por el Observatorio de Condiciones de Trabajo y el IAPRL. Descienden en cambio los accidentes mortales en más de un 36% y también se registran menos accidentes graves.
Concienciación de los riesgos y formación específica para el puesto de trabajo, claves para reducir las cifras.
La comparativa interanual señala un descenso de la población trabajadora de un 0,42%, a pesar de lo cual la evolución porcentual del total de accidentes con fecha de baja, entre el 1 de enero de 2014 y el 31 de enero de 2015, crece un 3,01%. Para el Instituto Asturiano de Prevención de Riesgos Laborales se trata de un dato negativo, en la medida en que cualquier aumento va en dirección opuesta de los objetivos de este organismo. «Nuestra preocupación a comienzos del año pasado era que la curva evolucionara de manera drásticamente negativa -explica su Directora, Miryam Hernández-y aunque no podemos calificar los resultados como buenos, tampoco han ido en la dirección que apuntaban en un principio. La nota positiva es que se han conseguido rebajar los accidentes graves y mortales, lo que nos indica que estamos trabajando en la buena dirección. Tenemos la esperanza de recuperar en un plazo breve valores de años anteriores». A partir de los resultados del estudio es necesario realizar una lectura más profunda para extraer conclusiones más amplias.
El número de accidentes laborales está íntimamente relacionado con el aumento de la actividad industrial y empresarial. Esto tiene su reflejo en los datos, con el aumento del 4% de los accidentes leves, que suponen el grueso del total. Pero por otra parte cabe señalar que los graves y mortales han descendido de manera notable: 22 accidentes mortales registrados en 2013 frente a 14 en 2014, lo que supone un descenso del 36%; los graves han disminuido también, en casi un 10%. En una lectura global, se puede achacar ese incremento de accidentes leves a la mayor actividad económica. En lo relativo a los accidentes in itinere, descienden un 75% los mortales, lo que se puede considerar como un éxito de las campañas de seguridad vial y el esfuerzo por mejorar no sólo la seguridad en el ámbito del trabajo, sino también en los desplazamientos.
Atendiendo a las edades, otro dato significativo: los accidentes se concentran en la franja central, es decir, entre 30 y 55 años, sin embargo los graves y mortales se desplazan a los extremos de la tabla hacia edades más tempranas y más tardías, por encima de los 60 años y por debajo de los 30. Para la responsable del IAPRL hay que hacer un esfuerzo en concienciación preventiva de cara a los trabajadores de más edad, más proclives al exceso de confianza en su actividad, y por otra parte incidir en la formación en el caso de los trabajadores más jóvenes. «En esa franja, entre el que no sabe lo suficiente y el que se confía porque cree que lo sabe todo: ahí es donde más problemas surgen y donde más debemos incidir -explica la Directora del IAPRL-. Es una labor cuyos frutos se ven a medio o largo plazo, pero realizarla adecuadamente es de vital importancia para mejorar nuestros índices y reducir los accidentes en el ámbito laboral».