En la parroquia de Cenero, muy cerca de la ciudad de Gijón, el Polígono Industrial de Somonte agrupa más de ochenta empresas. Una situación envidiable y un mapa de calles y servicios planificado desde su creación, hacen de este área industrial un buen destino empresarial, aunque siempre hay cosas a mejorar.
Creciendo en calidad
Más de dos mil personas trabajan en las empresas del Polígono, y muchas de ellas se benefician del transporte público: el apeadero de FEVE y la línea regular de autobús vienen a sumarse a la lista de servicios con los que cuenta Somonte. Buenos servicios, calles amplias y suficientes aparcamientos son el resultado de una planificación inicial, punto básico que, por increíble que parezca, a veces no se tiene en cuenta al plantear un polígono industrial.
Cuando se compraron los primeros terrenos, el metro cuadrado no llegaba a las ocho mil pesetas, cuando hoy su valor se calcula entre 130.000 y 150.000 de la antigua moneda. De modo que los empresarios han hecho una inversión de futuro, aunque de momento no parece haber intenciones de vender. Somonte es un valor seguro.
«Este polígono hace años que tiene varias deficiencias, y estamos hablando con el Ayuntamiento para que vengan a subsanarlas. Al ser un polígono municipal y no privado, los empresarios no tenemos por qué pagar de nuestro bolsillo determinados servicios, como el de la limpieza» (J.A. Menéndez. Presidente de la Asociación de Empresarios del Polígono de Somonte)
Para solucionar los problemas está la Asociación de Empresarios, integrada por todos los que tienen su sede en el polígono. Una de las grandes preocupaciones de la Asociación son las comunicaciones, según cuenta su Presidente, José Antonio Menéndez: «Los accesos son fatales y no es un problema de ahora, sino de siempre. El Polígono de Somonte tiene dos embudos: desde aquí hasta la AS-II, con aproximadamente tres kilómetros de acceso directo, pero de una carretera de las de toda la vida, por la que pasaban carros, vacas y caballos. También la carretera de Somonte hasta el polígono Bankunión II es muy mala, ya ha habido varios accidentes allí». La principal queja es que, aunque los empresarios conocían esta situación antes de comprar el terreno, se les prometieron unos accesos adecuados y todas las infraestructuras necesarias para el buen funcionamiento y expansión de sus empresas. Pero todavía no se han cumplido todas las promesas: «Desde que vinimos al Polígono, el Ayuntamiento no ha enviado a ningún equipo a limpiar las calles. Nos prometieron tres marquesinas de autobús, y sólo hay una. Nos ofrecieron una pasarela peatonal para acceder a la estación por encima del río, y tampoco se ha hecho. También hay problemas con la evacuación de aguas negras y con la señalización del polígono».
La Asociación de Empresarios surgió como fuerza reivindicativa, al encontrar los nuevos propietarios problemas en la recepción de sus parcelas. «Se vendieron unas parcelas de unas medidas determinadas, y cuando los propietarios nos fuimos a hacer cargo de ellas, se vio que eran pequeñas: al polígono le faltaban 10.000 m2». Ante semejante error, hubo que ampliar una franja de diez metros de ancho por la parte de atrás, deshaciendo el cierre ya construido, vaciando el terreno y dejándolo en un estado precario. «Vimos que a la larga íbamos a tener problemas de resquebrajamiento y demás, que el suelo no estaba acondicionado para edificar naves con total seguridad». De la unión de los afectados surgió la Asociación de Empresarios, que tras varias acciones consiguió una compensación económica por los fallos en la construcción. Ahora siguen con sus reivindicaciones, para disponer de un Polígono en las mejores condiciones posibles.
Tras una tercera fase del Polígono, Somonte no tiene posibilidades de ampliación. La única parcela sin ocupar pertenece al Ayuntamiento y está en pleitos por problemas con los compradores. Una vez resuelto el contencioso, serán veinte mil metros cuadrados más, los últimos disponibles en todo el perímetro del polígono. Sin embargo, quedan aún muchas posibilidades de crecimiento: las mejoras necesarias de servicios y comunicaciones, que permitirán a las empresas aquí asentadas prosperar y tomar ventaja de su buena situación.
Historia
A principios de los noventa, el suelo industrial de la zona estaba en manos privadas, y su precio era demasiado alto. Por eso un grupo de empresarios, con interés en asentarse aquí, acude al Ayuntamiento de Gijón para pedir una solución. Éste tenía unos terrenos ya en perspectiva, parte comprados a Ensidesa, parte en proceso de expropiación, de modo que se fijaron unas condiciones de venta que evitaran la especulación, y comenzaron las obras. En el año 93, las primeras empresas se instalan en Somonte. Diez años después se construye una segunda fase, y recientemente se instalan las empresas relacionadas con la tercera y última fase.
Fotos: Fusión Asturias