Impresionantes bosques. Es lo primero que llama la atención de aquel que lo visita por primera vez. Tanto sus característicos hayedos como los robledales son el hábitat natural de multitud de especies animales. Perfecta combinación de flora, fauna y desarrollo humano: es lo que caracteriza a este territorio ubicado en las montañas de la agreste Cordillera Cantábrica, en los concejos de Caso y Sobrescobio.
Más de 37.000 hectáreas de naturaleza en perfecto estado de conservación, protegidas por la denominación de Parque Natural desde 1996, conforman un espacio único en la Cordillera Cantábrica. El Parque sigue la cuenca alta del río Nalón y presenta un paisaje sorprendente y lleno de contrastes, marcados principalmente por las distintas alturas, desde los 340 metros en las zonas más bajas hasta los 2.104 metros de la cumbre del Pico Torres. En ese abanico de altitudes se distribuyen frondosas zonas de bosque. Los hayedos son posiblemente los mejor conservados de toda la Cordillera Cantábrica y ocupan una vasta extensión que ronda las 10.000 hectáreas. Además se pueden encontrar fresnos, tilos, robles albares, abedules, acebos, avellanos, arces, serbales o los míticos tejos; también las zonas de pradería son importantes. Como lo es el sistema de embalses de Tanes-Rioseco, fundamental para el abastecimiento de más de la mitad de la población asturiana.
La riqueza natural del Parque tiene muchas caras. Una de ellas es la variedad de formaciones geológicas, algunas de origen glaciar, así como formas kársticas en cuevas. Los ríos han tallado con el paso de los siglos estrechos desfiladeros de caliza, creando pasos naturales que hoy recorren los caminantes que se adentran en la Ruta del Alba o la de los Arrudos.
Redes es un entorno complejo en el que el equilibrio se mantiene gracias a la interacción humana en el medio. La población que habita los núcleos situados dentro del Parque ha logrado combinar el desarrollo económico de la zona sin abandonar los modos de vida tradicionales, y el resultado, a la vista está, es un enclave perfectamente conservado, una explotación sostenible de los recursos y un atractivo turístico de primer orden.
Desde luego, es un territorio de contrastes en la medida que conviven separados por poca distancia espacios que en su día fueron muy industrializados con entornos donde apenas se percibe la mano del hombre. Los dos concejos, Caso y Sobrescobio fueron importantes centros mineros y en su paisaje urbano ha quedado impresa la huella de un tiempo en el que las minas trabajaban a plena potencia. A pesar de ello, el área de Redes se ha mantenido prácticamente intacta.