Castropol da la bienvenida a quien entra en Asturias desde Galicia, tras cruzar el Puente de los Santos. Entonces, el viajero no puede evitar sorprenderse ante una ría generosa en paisajes: un litoral pequeño pero de gran belleza, y un interior rural en el que no falta la montaña, gracias a la Sierra de Bobia.
A la hora de plantear la visita, probablemente la mejor opción es dejarse asesorar por quienes ya conocen el territorio. Así, la Oficina de Turismo en verano o el Ayuntamiento durante el resto del año pueden ser el primer punto de un viaje por la geografía castropolense. Otra posibilidad es acudir al Centro de Interpretación Ría del Eo, que se encuentra en la antigua fábrica de Serrasa, en Castropol y donde es posible obtener una información detallada de la Reserva de la Biosfera Río Eo, Oscos y Terras de Burón. La posibilidad de alquilar bicicletas eléctricas y apuntarse a rutas guiadas de senderismo hacen más atractivo el conocimiento del entorno. Y es que gracias a su ubicación estratégica entre las comunidades gallega y asturiana, y a las buenas comunicaciones existentes, Castropol es el punto de partida ideal para realizar numerosas excursiones por esta Reserva de la Biosfera. Aunque tampoco hace falta salir de los límites del concejo para disfrutar de los mejores paisajes de la ría: el Eo, en su desembocadura de diez kilómetros de largo, es una reserva natural protegida; y la capital del concejo, elevada sobre un promontorio en su margen derecho, la guarda de día y noche.
Desde el puerto de Castropol es posible recorrer el último tramo de la ría en una embarcación típica o «pontona». En el trayecto se pueden apreciar los cultivos de ostras, un antiguo molino de mareas romano, ahora abandonado, o coincidiendo con la bajamar, el conocido Arenal del Tesón, un banco de arena localizado en el centro de la ría. La observación de numerosas especies de aves que utilizan esta valiosa área como zona de invernada es otro de los recursos turísticos de la ría, que además ha sido reconocida por la comunidad internacional como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) y catalogada como Zona de Especial Protección para las Aves. Aquí se localizan más de cien aves distintas, aunque es especialmente conocida como la «Ría de los patos», por la alta concentración de anátidas. Vista la importancia creciente del turismo ornitológico en el concejo hay tres nuevos observatorios ubicados en lugares estratégicos: en Viladevedelle, en La Linera y en las inmediaciones del Islote de Turullón, Salías. Las casetas–observatorio están construidas en madera y tienen varios ventanales. La capacidad óptima es de cuatro o cinco personas, y están disponibles de forma gratuita para los aficionados.
Las huellas del pasado
En 1997 la villa de Castropol recibió uno de los galardones más esperados, el premio al Pueblo Ejemplar. Fue un justo reconocimiento al trabajo vecinal, y una importante promoción a la belleza de esta villa: la estampa reflejada en la ría, las casas blancas ordenadas en callejuelas, y el precioso casco histórico, reconocido como Bien de Interés Cultural en el año 2004. Una de las estampas más típicas se consigue en la festividad del Corpus Christi, de Interés Turístico Regional, ya que esos días las calles se adornan con alfombras florales hechas por los vecinos, que han conseguido conservar una costumbre ya centenaria. En cualquier época del año, la visita es además un viaje en el tiempo, porque esta localidad guarda una huella muy profunda de su pasado, que se refleja en numerosas edificaciones indianas.
Gracias a su relación con el mar, la historia naval del concejo es amplia y muy destacada: como ejemplos, en el astillero de carpintería de ribera de la Linera se construyeron dos galeras que formaron parte de la Armada Invencible, y al marino Sancho Pardo de Donlebún, natural de Barres, se le atribuye la derrota del pirata Francis Drake pocos años después. De navíos y embarcaciones saben mucho en la localidad de Figueras, que supera en población a la capital del concejo, gracias entre otros motivos a que aquí se desarrolla la principal actividad industrial del concejo, de la mano de unos importantes astilleros.
Por historia y tradición, en Castropol han mantenido un carácter particular, que se hace especialmente patente en una lengua propia, el eonaviego (o gallego-asturiano). Se habla en toda la comarca del Navia-Eo, está protegida por la Ley del Uso y Promoción del Asturiano y, aunque no es lengua oficial, sí es muy usada a pie de calle; además, la toponimia reconocida en el concejo responde a los nombres usados en esta genuina «fala».
El mejor descanso
En sus casi 120 kilómetros cuadrados el concejo de Castropol tiene nada menos que diez áreas recreativas. Tal vez este número tan elevado se deba a la gran riqueza paisajística que alberga este territorio, y que invita a recorrerlo. Las áreas de descanso, distribuidas por toda su geografía, facilitan la tarea al visitante. Algunas son muy frecuentadas, como la de la Playa de Penarronda, con bancos, mesas, zona de aparcamiento, aseos y servicio de bar en temporada alta; otras más tranquilas, como la de Dos Caleiros, que ofrece espectaculares vistas a la ría desde su ubicación en la localidad de Presa.
En las proximidades de Figueras se encuentra el área de Puente de los Santos, situada a ambos lados de la carretera y con excelentes vistas a la ría, Ribadeo y el mar Cantábrico. También en la rasa costera está la de Campo de Arnao, con una laguna de agua dulce donde nidifican aves acuáticas, mientras que en la parte alta de acceso a la playa de Arnao los visitantes disponen de otra área recreativa. Abierta a la ría se encuentra el área recreativa de Viladevedelle, desde la que se obtienen bonitas vistas del litoral. El área de San Roque, dividida por la carretera N-634, es un buen lugar para hacer parada si se está de viaje, ya que además de mesas y bancos cuenta con zonas de sombra. El área está ubicada junto a la capilla de la que toma su nombre. La de Fontiquías, en Tol, ofrece aparcamientos, mesas, bancos y barbacoas.
En zonas más altas del concejo, en el Monte Pousadoiro, se encuentra otro de estos rincones para el descanso, donde además del equipamiento habitual de parrillas, bancos y mesas, hay una estupenda zona sombría. También muy acogedora, con zonas de sol y sombra y delimitada por un pequeño arroyo, se encuentra el área de Castañeirón, en Forxa.