Hace cinco años la profesora de danza Emma Delgado decidió dejar Madrid y asentarse en el occidente de Asturias para dedicarse a su mayor pasión: la enseñanza del baile. Ahora tiene su propia escuela en La Caridad, Layalina, y en torno a ella está surgiendo una ‘familia’ que adora el baile.
Emma lleva bailando desde que era muy pequeña. Empezó con la danza clásica y años más tarde al ver un espectáculo se enamoró de la danza oriental. Fue un flechazo en toda regla al que es fiel desde hace veinte años y por eso, entre las modalidades que imparte se encuentra la danza del vientre. «Mi pasión es la danza oriental. Soy profesora de esta disciplina y en la escuela damos clases de iniciación y avanzado, aunque es algo que cuesta porque hay mucho desconocimiento de este tipo de baile. La gente piensa que es un baile sexual y no es así. Es una danza exótica, una de las más antiguas que existen y además de ser un ejercicio aeróbico moderado muy bueno para la salud consigue que las mujeres vuelvan a sentirse bonitas y ayuda a quitarse complejos».
Pero en Layalina (palabra árabe que significa «nuestra noche») no solo se enseña danza oriental, también tienen cabida otras disciplinas como el hip hop, breakdance, rock y otras danzas modernas. «Tocamos todos los palos, para niños y adultos, y hemos realizado talleres de burlesque para las alumnas del centro y algún taller de yoga», explica Emma.
En Layalina no solo se enseña danza oriental, también tienen cabida otras disciplinas como el hip hop, breakdance, burlesque, rock y otras danzas modernas
Los alumnos de menor edad que participan en el grupo de danza moderna encuentran aquí un lugar donde divertirse a través del baile, juegos musicales, actividades en base a los ritmos, etc. «Con los más pequeños el concepto de la clase es algo diferente, no es que no haya disciplina pero les dejamos bastante libertad para que se diviertan bailando y jugando. Lo importante es lo bien que se lo pasan y la convivencia y el compañerismo que desarrollan».
Entre las iniciativas más llamativas se encuentra la clase que imparte para madres con sus hijos, de forma que los niños a partir de cuatro años de edad comparten el baile y los juegos musicales, reforzando lazos de unión.
Cada año la Escuela organiza un Festival donde se muestra el trabajo que se está realizando. El último, celebrado el pasado mes de junio, ‘Mujer montaña’ estuvo dedicado a todas las mujeres y en él participaron un grupo de danza moderna, otro formado por madres e hijos, el de danza oriental y el Grupo de Salave. «El Festival resultó muy bien, -añade la responsable de Layalina-. No fue solo baile, tuvimos música en directo, una actuación de teatro de sombras y se leyó el relato ‘Mis mujeres'». Emma reconoce que organizar un evento de este tipo es muy laborioso, preparar las coreografías, los trajes… son muchos detalles a cuidar, pero siempre cuenta con manos amigas que colaboran con ella. Entre sus aliadas se encuentra el Grupo de Gimnasia de Mantenimiento de Salave formado por mujeres mayores, el único grupo al que imparte clases fuera de la escuela, en Salave. «Son fantásticas, empezamos con la gimnasia pero al final siempre acabamos bailando. Y ahora cuando hay actuaciones ya nos piden que ellas participen. Yo me lo paso genial con ellas y es un grupo que pienso mantener».
Tras un parón obligado en el mes de agosto, en breve empezará un tercer curso en Layalina y con él Emma podrá retomar lo que más feliz le hace, enseñar a bailar y con el baile todo lo que esta maravillosa terapia proporciona: «ritmo, coordinación, pero también compañerismo y autoestima».