Cansados de lidiar cada día con barreras estructurales y sociales, un grupo de vecinos con discapacidad física decidieron crear un colectivo con el objetivo de conseguir un concejo accesible y menos ‘discapacitado’.
Juan Majada, presidente de la Asociación Llanera Sin Barreras, conoce de primera mano el mundo de la discapacidad. Fue fundador de DIFAC, Asociación Discapacitados Físicos de Avilés y Comarca a la que dedicó varios años hasta crear la organización de Llanera. Su minusvalía del 36% no le impide realizar ninguna actividad aunque reconoce que desde hace un año lleva en su mochila una carga extra, la del párkinson.
La Asociación que preside se constituyó oficialmente en septiembre de 2016. Actualmente la integran alrededor de cincuenta personas -con y sin discapacidad física-, la mayoría de Llanera, y aunque aún queda mucho camino por recorrer, con su trabajo están consiguiendo que el municipio sea un poco más accesible.
-¿Qué habéis hecho desde entonces?
-Nuestros objetivos como Asociación son difundir la problemática de las personas con discapacidad y defender sus derechos porque creemos que la discapacidad no está en la persona sino en el entorno que le rodea. Si quieres ir a tomar un café a un bar y no está adaptado, el problema no es de la persona sino del local porque si estuviera accesible valdría para todo el mundo.
Otra cosa también importante es aumentar la unidad entre quienes tienen una discapacidad. Es vital que la persona discapacitada no se vea aislada, que pueda salir de casa. Y si hablamos de las barreras podemos hacerlo de las sociales y las arquitectónicas, pero nosotros lo que más resaltamos es la barrera social porque si destruyes esa, la arquitectónica queda prácticamente eliminada. Si, por ejemplo, vas a abrir un negocio y te das cuenta que ahí tienen que poder entrar todo tipo de personas, cuando vas a realizar la obra ya cuentas con ello.
-La vuestra es una lucha por la igualdad de derechos.
-Sí, claro, queremos tener las mismas oportunidades que los demás, por eso decimos que la inclusión social es lo más importante para nosotros y hablamos de ‘ciudad discapacitada’, no de ‘personas con discapacidad’. Entendemos que cuesta ponerse al día, pero cuando le decimos al Ayuntamiento que cuente con nosotros a la hora de hacer alguna obra, es para orientarles en cómo tienen que hacerla. Hay un Real Decreto de 2013 que dice que para el plazo del 4 de diciembre de 2017 tenían que estar todos los locales públicos y privados adaptados y accesibles y está sin cumplir. Es imposible hacerlo todo al mismo tiempo, pero que hay que poner voluntad. Si se tiene iniciativa, se van haciendo cosas, como aquí en Llanera, que nos queda mucho pero ya se se van viendo resultados. La barrera mejor eliminada es la que ya no se crea.
«Si destruyes la barrera social, la arquitectónica queda prácticamente eliminada»
-Desde vuestra puesta en marcha, ¿se aprecia una respuesta por parte de las administraciones?
-Sí, por parte del Ayuntamiento se van haciendo cosas, aunque no al ritmo que nosotros quisiéramos. Por ejemplo, se está haciendo una rampa nueva accesible en el centro de salud de Posada y estamos pendientes de que se cambie de sitio una plaza de aparcamiento de discapacitados. La consejería de urbanismo está haciendo plazas nuevas de discapacitados en el centro de la ciudad porque de nada nos sirve si están alejadas y luego para hacer gestiones en el Ayuntamiento o en la Casa de la Cultura tenemos que tener a otra persona pendiente de nosotros. Ahora mismo estamos esperando que se hagan en los parques de recreos columpios adaptados para críos y también barras paralelas. Las barreras sociales son muy importantes para nosotros.
-¿Encontrarse en una situación de discapacidad sobrevenida requiere normalmente de ayuda psicológica?
-Requiere ayuda de grupo. Hay gente que no se atreve a salir de casa y enfrentarse a la nueva situación, y como en todos los grupos nuestras reuniones son de terapia, abordamos la enfermedad como una cosa normal y nos vemos reflejados.
Nosotros decimos que somos capaces de hacer cualquier cosa dentro de nuestras limitaciones. Y hay ejemplos como el de José Ramón, que sufrió un ictus y monta Legos de 4.000 piezas o el de José Alberto, que cuando va a los colegios dice ‘lo que tengo de la nariz para abajo no vale para nada’ pero luego lo ves montando en un quad y dándonos ánimos a todos. Los primeros que debemos estar convencidos de que podemos ser capaces y luego demostrar a la gente que somos capaces somos nosotros.
Este año tuvimos una actividad en la playa de Candás que era digna de ver, había personas que nunca se habían podido bañar en la playa y verlos haciéndolo nos llenó a todos de emoción e ilusión. Solo por eso ya mereció la pena hacer lo que hicimos. Y es algo muy sencillo que nos brindó la alcaldesa de Carreño a través de Cruz Roja.
-Varias de vuestras actividades están enfocadas a los jóvenes. ¿Por qué esta orientación?
-Nos dirigimos a ellos porque son los que al final tienen el futuro en sus manos y los que el día de mañana van a poner más soluciones a las barreras sociales. Este año hemos hecho dos clases de actividades en colegios: Ponte en mi lugar, en la cual creamos tres tipos de situaciones de la vida de un discapacitado en la ciudad y El teatro de sombras en el que escenificamos la problemática de la discapacidad.
También organizamos por primera vez un concurso de fotografía en los centros de primaria, y el Día Internacional del Discapacitado entregamos los premios. Normalmente, durante esta jornada damos un paseo con los chavales por Posada en silla de ruedas para que vean por sí mismos el problema que tenemos y luego, finalizamos con un baile de zumba en silla de ruedas. En esta edición, la actividad de zumba no pudo hacerse debido a la lluvia.