A simple vista podría decirse que el pueblo llanisco de San Roque del Acebal no llama la atención, sin embargo entre sus caminos esconde paisajes sorprendentes que merece la pena conocer: bosques, arroyos, cuevas, arboledas, manantiales, viejos molinos y mucha, mucha magia. Bienvenidos a la Senda del Valle Invisible.
Hace dos años, la Asociación de Vecinos El Perru de San Roque quiso recuperar y poner en valor todo este patrimonio trazando una senda circular sobre varios caminos existentes, algunos de ellos abandonados, y colocando en lugares emblemáticos, esculturas con distintos personajes. El resultado es la Senda del Valle Invisible, una iniciativa que pretende potenciar y dinamizar el pueblo y que está inspirada en los trabajos del escritor local Miguel Ángel Galguera que en la mayoría de sus libros refleja la vida cotidiana de los vecinos, sus costumbres, así como el entorno mágico y mitológico de la zona. “Aunque el nombre se tomó de uno de sus libros, la ruta se diseñó siguiendo el paisaje y haciendo un recorrido por los lugares más emblemáticos por su importancia histórica como la malatería vinculada al Camino de Santiago o la capilla de Las Ánimas; por su belleza natural como la cascada o las vistas que hay desde Las Coradiellas. O tesoros etnográficos como los siete molinos que podemos encontrar en la ruta, uno detrás de otro, testimonio de la importancia que siempre ha tenido aquí la cultura del agua”, explica Eloísa Sordo, miembro de la Asociación El Perru de San Roque.
Si bien desde el principio esta iniciativa ha contado con la colaboración de todos los vecinos, “el padre de la ‘criatura’ es Toño Llorente, artífice del proyecto. Es un artista local y el autor de las esculturas de madera que se pueden encontrar a lo largo del recorrido. Un auténtico genio que junto a Toño Noriega, cantero y escultor local, han dado vida y magia a esta senda”, comenta Sordo. Mimetizados entre la naturaleza podemos encontrar a lobos, osos y zorros que nos sorprenderán por su realismo. También personajes típicos que poblaban este valle como lavanderas y labradores y personajes mitológicos, como la Xana, el Busgosu o la Güestia.
La Asociación El Perru de San Roque, para promocionar la ruta y conseguir fondos para costear el mantenimiento de la misma, ha puesto a la venta distintos objetos de merchandising. “La maleza crece, son muchos kilómetros de recorrido y hay que mantenerla limpia. Para esta tarea no queremos depender del Ayuntamiento, queremos autogestionar el proyecto. Antes, el punto de venta lo teníamos en una caseta que nos cedió amablemente el Consistorio, ahora lo hemos trasladado al local de asociaciones. Nuestra idea es recuperar el edificio de la estación de Feve, propiedad del pueblo, cedido hace cien años al servicio ferroviario y hoy abandonado. Queremos hacer ahí un albergue de peregrinos ya que forma parte del Camino de Santiago y abrir una tienda para vender estos productos y promocionar la senda. En definitiva, queremos que el pueblo se vuelva a beneficiar de algo que es suyo”, comenta Sordo.
A solo cuatro kilómetros de la villa llanisca se encuentra este Valle Invisible de doce kilómetros de recorrido que nos adentra en la naturaleza, la historia, cultura y tradiciones de este rincón llamado San Roque del Acebal.